Vivimos en una época en la que todo se contempla en clave de rentabilidad económica. Es por este motivo que la mayoría de las actividades relacionadas con la cultura que tenemos a nuestro alrededor corren el riesgo de perderse. A este respecto y desde mi marginal visión de la res publica, las administraciones, desde municipales a estatales, deberían sufragar las posibles pérdidas que conllevara una institución que apuesta por la cultura. Porque podría decir, en un intento de trasladarme a un lenguaje mercantilista en el que siento muy incómodo, que no son pérdidas sino inversiones. El problema es mayor cuando, con la ley en la mano, esto se complica o se hace imposible.
Esta semana pasada hemos tenido la noticia de que al haber presentado pérdidas en los ejercicios 2012 y 2013, Hacienda disuelve la Fundación del Teatro Villamarta. Un hecho que realmente se había consumado a día 1 de diciembre de 2015, y que en estos pasados días el Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas ha comunicado al Ayuntamiento de Jerez para que proceda a liquidarla. La Fundación del Teatro Villamarta, al ser un órgano jurídico de gestión, se encargaba tanto de las actividades como de los trabajadores de los que depende un teatro que es el epicentro cultural de nuestra ciudad. El Teatro Villamarta, de reconocido interés nacional, se encuentra en una situación inédita y singular, no vista con anterioridad en España. Volvemos a estar en el punto de mira por un fracaso que, evidentemente, tiene responsabilidades políticas.
La disolución de la Fundación era la crónica de una muerte anunciada y parece que, a priori, nadie ha movido un dedo por buscar una solución. Como suele suceder, la dicha de más vale prevenir que curar tiende a evolucionar hacia la de a buenas horas, mangas verdes. Desde antes de la disolución definitiva de la Fundación, singulares artistas de nuestro entorno lanzaron un manifiesto con el nombre de "Salvemos el Teatro Villamarta" que se extendió hacia una iniciativa de recogida de firmas en Change.org. Ahí se quedó.
Al Teatro Villamarta le avala una historia de cuatro años de deficiente gestión municipal del Partido Popular, con continuas cesiones gratuitas de este espacio, entradas regaladas o incluso gastos extras sin justificación alguna. Al desinterés del anterior gobierno municipal por la cultura se le suma la falta de miras del actual, que aún habiéndosele avisado y rogado desde colectivos culturales, artísticos, políticos y la ciudadanía, en general, del peligro que corría el Villamarta, no ha reaccionado a tiempo. Al nuevo Consistorio esta problemática le ha cogido a paso cambiado, ¿por qué tenemos que pagar siempre todos los jerezanas y jerezanos los platos rotos de los políticos de nuestra ciudad?
Creo que es hora de que el pueblo de Jerez reclame sin titubeos una solución lo más inmediata posible para este desaguisado. Afortunadamente, el cercano Festival de Jerez y el resto de la programación de nuestro Teatro están garantizados esta temporada pero, ¿y después qué? Insistamos, todas y todos, desde espacios como este, desde la opinión personal, desde la prensa, desde las organizaciones y desde el tejido asociativo para que el Ayuntamiento no vuelva a olvidarse de un asunto de primer orden para Jerez. Nuestro Teatro Villamarta está en juego: ¿Se lo recordamos?
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