La nueva sensación de la telebasura entra en España de la mano de HBO, que ahora se hace llamar Max, no Max Powers, solamente Max. La razón de que Max se haya hecho trending topic se llama Naked Attraction, un programa tipo dating de desnudos integrales en el que cada participante elige entre seis cuerpos sin pixelar cuál le gusta más. Manteniendo su título original en inglés, mucho más chic, Naked Attraction es cuanto menos un experimento sociológico de lo más interesante y divertido.
A mí personalmente me encanta la telebasura, pero solo la buena, la que te hace parar lo que estés haciendo para mirar la pantalla con atención porque algo surrealista que da bastante vergüenza ajena está a punto de ocurrir. Adoro los programas de telebasura porque son puro entretenimiento, especialmente esos que involucran a personas corrientes que tuvieron a bien ceder sus derechos de imagen por un bocata de chorizo. Entre mis favoritos ya se encontraban First Dates y Ven a cenar conmigo, pero reconozco que Naked Attraction los ha desbancado a todos.
Mucho más que el programa en sí mismo, he disfrutado la polémica que se ha generado en torno a él. Los primeros en dar el puñetazo sobre la mesa han sido los integrantes del Instituto de Política Social (IPSE), una organización ultracatólica que, en un comunicado, ha pedido la cancelación inmediata del programa.
Como los padres del grupo de WhatsApp del colegio que comienzan una cruzada contra el niño que trajo un Doowap de merienda, el IPSE dice basta constituyéndose como la policía de las tetas. Esta organización, que se ha postulado muy en serio contra los penes flácidos televisados, asegura que «atenta gravemente contra la integridad de la mujer», porque nada pone tanto en jaque la integridad de las mujeres como las tetas de una octogenaria. Nada, ni siquiera su urgente proposición de abolir el aborto, pesa tanto como las tetas caídas de Mari Carmen.
La organización cristiana continúa en su comunicado diciendo que es “intolerable” que se "normalice" la pornografía, y claro, es de entender, porque seguro que ninguno de los integrantes del IPSE conoce la existencia de Pornhub, al igual que el que alertó sobre el contenido del programa llegó a él por pura casualidad. Resulta cómica la elección de palabras, como si para nuestra desgracia la pornografía no estuviera ya más que normalizada e integrada en la sociedad. Tanto, que la media de consumo empieza a los trece años y uno de cada cuatro de esos chavales consume porno con violencia. Pero ese no es el tema, al menos no el que tanto le preocupa al IPSE.
Naked Attraction no es más que un reality que busca enganchar a la audiencia, y esto de poner gente en pelotas disimulando no sentirse incómoda moviendo el culo dentro de un tubo ni siquiera es un formato novedoso. Los ingleses llevan haciéndolo desde 2016 y en España ya existía algo parecido con Adán y Eva. ¿No será este revuelo nada más que otro capítulo de “ofendiditos”?
A mí, con toda sinceridad, lo único que de verdad me indigna del programa es que la presentadora, Marta Flinch, se refiera reiteradamente a la vulva de las participantes como vagina. Está claro que el programa no es una clase de anatomía, pero este "cierra la po', que parece que va llovú" fisiológico es escandaloso. Sugiero a los guionistas de Naked Attraction que para la próxima temporada sencillamente googleen la diferencia entre vulva y vagina, porque sinceramente, al referirse a genitales ajenos, qué menos que hablar con propiedad.
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