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Títeres en Jerez: un largo exilio

La Gotera de Lazotea ha decidido poner en marcha un teatro estable para títeres, con el mérito de financiar su construcción, con su propio patrimonio

30 de marzo de 2025 a las 09:24h
El teatro de La Gotera de Lazotea. Foto: Rubén Carrera.
El teatro de La Gotera de Lazotea. Foto: Rubén Carrera.

Jerez, ciudad crecida al fragor de una antigua frontera, fue durante siglos un lugar en el extremo del reino cristiano, al cual llegaban todo tipo de aventureros y otras gentes llamadas por los biempensantes "gentes de mal vivir".

El Cabildo Municipal de nuestra noble y leal ciudad de Jerez, luchó -también durante siglos- contra este todo tipo de gentes de mal vivir que inundaban nuestras calles, donde podían encontrarse facinerosos,  aventureros, jugadores, timadores, y también - metidos en el mismo saco- comediantes y titereros que llegaban a esta ciudad de la frontera, para buscarse la vida. 

Un ejemplo de esta actividad de lucha por mantener la ortodoxia y el rigor integrista frente a estos personajes peligrosos y disolventes, como eran los titereros y comediantes, lo tenemos precisamente en los primeros titereros que conocemos, que llegaron a Jerez en 1513.

Un edicto del Cabildo Municipal de Jerez, de julio de 1513 dice lo siguiente: 

"Mandaron los dichos Sres. Pesquisidor é veinticuatros que sea notificado a los que hacen los juegos de los títeres, que luego se vayan desta cibdad e non los fagan más en ella, sopena de cient azotes". (Archivo Municipal de Jerez, libro n° 8, folio 330, sesión correspondiente al día 8 de julio de 1513; publicado en Antonio Fernández Formentari, Costumbres y Leyes de antaño. Impr. Guadalete, Jerez, 1890, pág. 10).

El propio Miguel de Cervantes, un siglo después de esta expulsión de 1513, nos cuenta cómo los titereros eran parte de esa "gente de mal vivir", y nos describe en qué consistía su insolencia, en este texto de El licenciado Vidriera:

"[...] era gente vagamunda, y que trataua con indecencia de las cosas diuinas, porque con las figuras, que mostrarían en sus retratos, boluian la deuocion en risa, y que les acontezia embasar en vn costal todas o las mas figuras del Testamento viejo y nuevo, y sentarse sobre el a comer y beuer en los bodegones y tabernas. En resolución, dezia que se marauillaua de como quien podía no les ponía perpetuo silencio en sus retablos, o los desterraua del reyno" (Miguel de Cervantes, El licenciado Vidriera).

También la siguiente carta, conservada en el Archivo de la Inquisición de Valencia, describe de forma muy elocuente la índole de algunas burlas antieclesiásticas que hacían los títeres:

"Se aparescieron juntas dos figuras, la vna con hábitos de Santo Domingo y la otra con habito clerical de manteo y bonete, y que a la del dicho frayle que lleuaua algadas las faldas por detrás la yua, agotando el clérigo, y aun también han querido añadir que interuenia vna figura de muger a quien retogaua el frayle [...]" (Archivo Histórico Nacional. Inquisición de Valencia. Cartas, leg. 503, n. 2, fol. 106 v.).

De vuelta a Jerez de la Frontera, y ya en el siglo XVIII, encontramos en actas del Cabildo Municipal nuevas prohibiciones generales contra el teatro y también contra los títeres y todo tipo de comedias, como en el siguiente texto: 

"Ni con título de comedias, títeres, folla real, ni otro alguno, se de permiso a que la anunciada compañía use aquí de sus habilidades" (Archivo Municipal de Jerez, libro n° 34, folio 925, sesión correspondiente al día 5 de septiembre de 1742; publicado en Fernández Formentari, op cit., pág. 94.).

Como vemos, esta trayectoria de persecución y de expulsar de la ciudad a comediantes y titereros ha sido una constante en la historia de Jerez desde al menos el siglo XVI.

Por ello,  celebro de forma muy especial el que hoy, en 2025, cuando han pasado 512 años desde aquella primera expulsión de los títereros y  sus muñecos danzantes de Jerez de la Frontera, cuando fueron exiliados de nuestra ciudad, huyendo en la noche con sus muñecos escondidos en un saco, cuando ha pasado más de medio milenio de prohibiciones, persecuciones y exilios. ¡Por fin hay un hogar para los títeres en la ciudad de Jerez!

Este es un motivo de especial alegría, por cuanto significa de justicia, y también de reparación histórica.

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Vista de Jerez en el siglo XIII.

Tras una larga trayectoria de más de cuarenta y cuatro años de existencia, y habiendo creado veintisiete espectáculos distintos a lo largo del tiempo, la compañía de títeres La gotera de Lazotea ha decidido poner en marcha este gran proyecto de un teatro estable para títeres, con el mérito añadido de  financiar su construcción,  arriesgando su propio patrimonio, para poder realizar este sueño.

El nuevo Teatro La gotera de Lazotea que se inaugura estos días en la calle Molino de viento de Jerez, viene a ser el hogar de los títeres, y por tanto un hogar para la gallina Churra, Juanaca el de la vaca, Milagros la del pozo, Garbancito y tantos otros personajes creados por la gotera, pero además es un hogar para la libertad de la cultura, en el cual también tendrán  acogida y presencia la memoria de sus propios antepasados: aquellos tatarabuelos  muñecos danzantes de 1513, y también es un hogar al que podrán venir y ser recordados el tío bisabuelo don Cristóbal de Cachiporra, la bisabuela Tía Norica de Cádiz, su sobrino Batillo, y tantos otros títeres de la tradición popular bajo andaluza que - al fin- tendrán un hogar para reunirse, y contarnos sus historias de libertad, burlas y risas.

¡Sed todos bienvenidos!

Todo Jerez debe un reconocimiento especial a los promotores de este gran proyecto, que conducirá a una ciudad más libre y más culta.

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