En este país se castiga el emprendimiento, cada día más y más severamente. Ahora mismo la media ronda las 600 personas que se dan por vencidas cada día. Detrás de cada cifra hay una historia desconocida que, como no se va hacer viral en TikTok, no interesa a nadie. Nada más allá de la ficción que la propia realidad, sin avisar y en mitad del acto, la Tesorería se ha quitado el condón y ha declarado que así se siente hasta un 8,6% más.
Esta violación a un sector ya tan manoseado haría agachar la cabeza a cualquiera que no fuese español. Las 70.700 personas que se apuntaron al paro en enero llegaron a su oficina de empleo correspondiente con los papeles bien arregladitos debajo del brazo. En fila india, la misma conversación rota repitiéndose en la cola del paro. La indignación, la injusticia y el desamparo que ven morir peces y peces en bocas de señores y señoras muy bien trajeados. Estamos todos muy enfadados sí, pero el rebote que lo pague la funcionaria que ha tardado cinco años en sacarse la plaza o Antoñito el del bar, que al bajar la reja hoy ya no la vuelve a levantar.
Aquí no hay grupito de WhatsApp o eventito en Facebook que sirva para ponernos de acuerdo, como en el juego del teléfono escacharrao, aquí nadie se entera ni de medio carajo, por eso, cuando toca salir a quemar contenedores, el que no está mu cansado para el activismo, no se ha traído mechero.
Según los asesores y economistas fiscales, para jugársela a los autónomos no hace falta que entre en vigor ninguna medida, como bien saben los depredadores, con dos copas y una pastilla no hay ni que mantener una conversación. Después de haber hecho oídos sordos a los gritos de auxilio durante la pandemia, ahora el Gobierno guarda silencio tras el suceso. Los autónomos tendrán que demostrar haber sufrido esta agresión, bien subiendo el precio de sus productos o pagando más a final de año. Muchos han decidido ya renunciar a la compensación económica futura solo por ganar credibilidad.
Este país se está engrandeciendo cada día más con el slut-shaming del emprendimiento, tener los brazos bien cruzados delante del pecho es lo que los expertos llaman “no deflactar”. Al Gobierno “no le constan” los 215.000 empleos que se perdieron en enero, igual que no le consta tu historia o la de Antoñito el del bar.