Los 'ultras' de Ares y de Aragón alientan una agria polémica de 'metacarnaval' de Cádiz

Un asunto de índole personal y emocional alinea a aficionados que pueden escuchar a todos sin necesidad de tomar partido y echar más fuego, creyéndose en el derecho de faltar al respeto a unos o a otros. Un llamamiento a la calma

pablo fernandez quintanilla 0002 4 1000x574 (1)

Licenciado en Periodismo y Máster en Comunicación Institucional y Política por la Universidad de Sevilla. Comencé mi trayectoria periodística en cabeceras de Grupo Joly y he trabajado como responsable de contenidos y redes sociales en un departamento de marketing antes de volver a la prensa digital en lavozdelsur.es.

Miguel Villanueva con Javi Bohórquez, director del grupo de Juan Carlos Aragón, en 'Tevidisí mi Verdá', esta semana.
Miguel Villanueva con Javi Bohórquez, director del grupo de Juan Carlos Aragón, en 'Tevidisí mi Verdá', esta semana.

Hace muchos años que el Carnaval de Cádiz no acaba con la quema del Dios Momo, ni con el carnaval de los jartibles, ni con las actuaciones que se van alargando hacia el verano -y hasta más allá-. Hay otro carnaval, alentado desde las redes, que dura todo el año. Y no el de escuchar, gracias a internet, coplas de concursos y de calles pasadas, sino del "tal dijo cual cosa".

En esas, la Asociación de Autores del Carnaval de Cádiz puso en marcha una buena iniciativa, unas charlas grabadas y subidas a internet, llamadas 'Tividisí mi Verdá'. En ellas, varios protagonistas de la fiesta explican sin grandes tapujos lo que opinan, el devenir del carnaval, cómo mejorarlo, qué lo empeora, y qué podría hacerse. Una magnífica fórmula para que los autores y componentes expliquen cosas.

Sin embargo, una de esas verdades, la contada por el director del grupo de Juan Carlos Aragón, Javi Bohórquez, ha provocado el enésimo fango del metacarnaval. Para entenderlo, hay que remontarse.

Juan Carlos Aragón falleció en 2019. Fue un golpe inesperado. En 2020, su grupo iniciaba una antología hasta volver al escenario con El Chapa como autor en el especialísimo concurso postpandemia de 2022. Aquel mismo 2020, Antonio Martínez Ares, uno de los más grandes de la historia -con Aragón, Martín, Alba o Villegas, por mencionar solo algunos de esos históricos-, presentaba una comparsa que se llamaba La Chusma Selecta, en referencia a cómo Aragón se dirigía a quienes más seguían su propia comparsa. Era, entonces, un homenaje al autor fallecido. Y en la presentación, desgranaba uno de los momentos más intensos del mundo del carnaval de las últimas décadas: el velatorio en el Falla a Aragón unos meses antes. 

Volviendo a 2024, en la última final del Falla, el grupo de Aragón capitaneado por El Chapa, dedicaba un pasodoble a Aragón. En esa misma final, un rato después, también lo hacía Martínez Ares. Puntuó mejor Ares y se llevó por poco el primer premio. 

En redes, la desafección entre el núcleo de aquel grupo y Ares se ha hecho por algunos momentos evidente. Sin faltas de respeto ni insultos, simplemente, opinando de un asunto que para ellos no es mediático, sino personal.

En la charla en la Asociación de Autores, Bohórquez indicaba que Aragón y Martínez Ares no eran amigos, como sí cuenta el segundo de ellos en el pasodoble de la última final. Le llama 'concursero'. Martínez Ares ya se rebeló contra Bohórquez en otra entrevista unos años atrás, después del concurso de 2020. 

Pero, más allá de eso, hay una afición ultra que está tomando partido por un 'bando' u otro en redes sociales. Que si uno u otro tienen razón, que si la hipocresía de tal o cual. En eso, con una afición como si fuera un equipo de fútbol, o como si fuera simple negocio, o simple Sálvame, muchas personas que no tienen relación personal con nadie van dictando sentencias.

'Tividisí mi Verdá', con Javo Bohórquez.

Es uno de los males del actual carnaval: pensar que detrás de la pantalla no hay personas, con sus buenos y no tan buenos momentos. Personas que pueden pelear, discutir, disentir. Y entre medias, una persona fallecida que nadie sabe qué diría.

Más que un llamamiento a la disputa, valga este artículo para rebajar los ánimos. Es más que legítimo que cualquiera cuente lo que considere, y está bien escucharles. Pero de ahí a tomar partido por uno, insultarle, faltarle al respeto, es un mal que azota el carnaval de Cádiz. Una cosa hecha por un grupo de artistas que tienen sus otros trabajos casi siempre, que viven el carnaval con pasión, pero que no merecen que nadie se entrometa en sus sentimientos, ni que sean juzgados. 

Ocurre que el carnaval es una expresión personal, poética, emocional. Pero eso no debe confundir al ultra que jalea la bronca. Uno puede quedarse con los positivo de la fiesta, escuchar el 'calentón' o el cabreo de uno y otro, y a la vez permanecer sin juicio, disfrutando de la obra sin confundirse. El aficionado que sienta emocionalmente que le están atacando a él mismo por la postura de otra persona, se equivoca. Ni juancarlistas ni seguidores de Ares tienen derecho a insultar por redes o en cualquier foro a nadie. Porque es un asunto personal, doloroso, y hacer de eso polémica es ensuciar lo bonito del carnaval de Cádiz. Disfruten, escuchen las entrevistas atentamente, pero no tomen partido. 

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