La unidad de IU es la que el PSOE quiere

Si hay una confluencia natural, es la del PSOE con Sumar. Ambos comparten lo esencial, con reformas cosméticas sin tocar el poder financiero y de las grandes corporaciones

28 de abril de 2025 a las 09:52h
Yolanda Díaz y Pedro Sánchez, en una imagen reciente.
Yolanda Díaz y Pedro Sánchez, en una imagen reciente.

La reciente propuesta de Izquierda Unida (IU) para construir un “nuevo proyecto de unidad” de la izquierda suena a déjà vu. Tras años de desgaste externo/interno, dependencia del Partido Comunista de España (PCE) y una hipocresía política que la llevó a priorizar su supervivencia institucional sobre los principios, IU (PCE) vuelve a la carga con un discurso vacío. Pero antes de hablar de unidad, debería responder: ¿qué ha hecho IU para merecer credibilidad?

IU no es un proyecto federal, mucho menos plurinacional, sino un cascarón andaluz controlado por una cúpula del PCE enclaustrada en el poder interno durante décadas. Su estructura es opaca, vertical y desconectada de las bases. Fuera de Andalucía, su presencia es testimonial, y su agenda sigue atada a los textos de un misal que nunca renovó.

La paradoja es que IU solo sobrevivió en los últimos años gracias a Podemos. En 2016, tras obtener un único diputado, IU fue rescatada del colapso al integrarse en Unidas Podemos, una coalición confederal que llegó al Gobierno y permitió avances en derechos sociales y laborales de gran envergadura, como la Ley de Eutanasia; la subida del Salario Mínimo Interprofesional pasando de 735€ en 2018 a 1.080€ en 2023, mejorando las condiciones laborales de millones de trabajadores; la Ley Trans y LGTBI garantizó derechos contra la discriminación del colectivo; la conversión de los contratos laborales eventuales a indefinidos; Reforma de la Ley del Aborto; la Ley Rider, acabando con la figura del "falso autónomo"; el Ingreso Mínimo Vital, beneficiando a 1,8 millones de personas; la Ley de Vivienda que sentó las bases para limitar los alquileres en zonas tensionadas y definió medidas contra los desahucios sin alternativa habitacional; Ley de Memoria Democrática que anuló condenas franquistas, impulsó exhumaciones de víctimas y retiró símbolos de la dictadura de espacios públicos; Igualdad retributiva, obligando a las empresas a registrar brechas salariales de género y equiparó permisos de paternidad y maternidad a 16 semanas; Ley de garantía integral de la libertad sexual, que sitúa el consentimiento en el centro de las relaciones sexuales; o la Ley de Cambio Climático, que estableció objetivos para reducir emisiones y promover energías renovables, integrando políticas ambientales en la agenda gubernamental.

Estas medidas enfrentaron fuertes resistencias internas en el gobierno por parte del PSOE y acusaciones de hacer política ruido (Yolanda Díaz, Pedro Sánchez, progresía mediática y la complicidad de la propia IU). En lugar de lealtad, IU respondió uniéndose a la operación Sumar, impulsada por el PSOE y medios afines, para enterrar a Podemos y diluir la izquierda en un bloque dócil al bipartidismo monárquico.

Hablar de Sumar como “unidad” es un eufemismo. Detrás hay tres fuerzas con agendas dispares: Más Madrid, Compromís y Comuns y una coincidencia importante, ninguna cuestiona el consenso del régimen del 78. Su objetivo no es transformar. Prueba de ello es su falta de beligerancia ante políticas clave, como la de vivienda, ninguna iniciativa para expropiar viviendas vacías o controlar alquileres de forma efectiva; o consentimiento ante el aumento del gasto militar. La progresía mediática pide a Podemos integrarse en Sumar porque saben que, sin su voz crítica, la izquierda será un apéndice del PSOE.

Si hay una confluencia natural, es la del PSOE con Sumar. Ambos comparten lo esencial, con reformas cosméticas sin tocar el poder financiero y de las grandes corporaciones. El PSOE no quiere una izquierda fuerte: quiere una izquierda domesticada. Por eso empuja a IU a que hable de unidad… siempre que sea para enterrar a Podemos.

La izquierda no se une con declaraciones grandilocuentes. IU tuvo su oportunidad y la desperdició, además, su propuesta-trampa de unidad solo sirve al PSOE. Sumar es un callejón sin salida, lo saben los dirigentes de IU, por eso buscan retroceder, pero eso es imposible porque el tiempo solo va en un solo sentido. La verdadera confluencia nacerá cuando las urnas no sean el fin, sino el medio para cambiar las cosas.

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