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Unidad sin sustancia: la estrategia fallida de Sumar

La dimisión de Díaz en 2024, tras los pobres resultados en las elecciones europeas, evidenció la debilidad de un proyecto que nació para sustituir, no para sumar

09 de abril de 2025 a las 06:49h
La ministra Yolanda Díaz, en una imagen reciente.
La ministra Yolanda Díaz, en una imagen reciente.

La reciente oferta de unidad lanzada por Sumar, liderada por Yolanda Díaz, se asemeja más a un acto de supervivencia política que a un proyecto genuino de cohesión. Tras años de tensiones, vetos calculados y una deriva hacia el pragmatismo institucional, esta propuesta llega en un contexto marcado por dos realidades incómodas: el resurgimiento de Podemos como voz de una izquierda transformadora y el fracaso de Sumar para articular un proyecto verdaderamente plural e inclusivo. Analizar esta oferta exige remontarse a los orígenes de su fractura, entender su exclusión de las demandas plurinacionales y cuestionar su sinceridad en un momento clave para la izquierda española.  

La historia está escrita desde 2023, Yolanda Díaz e Izquierda Unida (IU) —aliados clave en la coalición Sumar— orquestaron una estrategia para marginar a Podemos, acusándolo de "radicalismo". El veto a figuras como Irene Montero en las listas de 2023 no fue casual: respondió a un pacto tácito con el PSOE para suplantar a Podemos y construir una izquierda "domesticada", funcional a los equilibrios de Sánchez. Este proceso culminó con la creación de Movimiento Sumar, un partido que, bajo la máscara de la pluralidad, buscó absorber —no integrar— a las fuerzas disidentes, relegando a Podemos a un papel marginal. 

La dimisión de Díaz en 2024, tras los pobres resultados en las elecciones europeas, evidenció la debilidad de un proyecto que nació para sustituir, no para sumar. Como se ha señalado, Sumar fue una operación del PSOE que contó con el apoyo de Yolanda Díaz, sectores de CC.OO y del PCE/IU, para erosionar a la formación morada. Ha sido, además, no solo una constante, la alianza de Díaz con sectores del PSOE, también se ha centrado casi exclusivamente en priorizar acuerdos “pragmáticos” aún a costa de tensionar las relaciones con los grupos parlamentarios de la izquierda, en detrimento de alianzas con sus socios naturales.

La supuesta apertura de Sumar coincide con la recuperación de Podemos

La supuesta apertura de Sumar coincide con la recuperación de Podemos, que ha logrado visibilizarse como oposición fuerte y coherente frente a posturas del Gobierno sobre vivienda, desempleo, rearme bélico, genocidio palestino y debilitamiento de servicios públicos esenciales, entre otras como el gravamen fiscal al SMI. Las encuestas de la progresía reflejan esa recuperación. Para muchos analistas, Sumar es una "fórmula perdedora”. La propuesta de Irene Montero como candidata para las elecciones generales, que deberá someterse a unas elecciones primarias en Podemos, con un discurso centrado en la paz, el feminismo y los derechos sociales, ha revitalizado el proyecto morado, obligando a Sumar a reaccionar.

Sin embargo, la unidad que propone Sumar sigue siendo excluyente a quienes cuestionan su hegemonía, hasta IU la ha cuestionado. Ejemplo de ello es su trato a las corrientes federalistas y andalucistas, prefiriendo la "invisibilización" de sus demandas. Esta dinámica reproduce el centralismo madrileño que históricamente ha ahogado las reivindicaciones territoriales, incluso dentro de la izquierda comunista. El andalucismo federal, defendido por sectores transformadores brilla por su ausencia en el relato de Sumar, más preocupado por contentar al núcleo duro del Gobierno que por construir un proyecto plurinacional.  

La candidatura de Podemos

Frente a esto, Podemos, ha anunciado una candidatura que trasciende sus siglas, basada en tres pilares: no a la guerra, no al genocidio (en referencia a la política exterior) y sí a los derechos sociales y feministas, con reforzamiento de los servicios públicos. Este proyecto busca aglutinar a la sociedad civil y a los "desencantados" con el Gobierno, priorizando la sanidad y educación públicas, y criticando el aumento del gasto militar. La propuesta insiste en que la unidad debe construirse desde la "autonomía" y el "orgullo de ser de izquierdas", sin subordinación al PSOE ni a la supuesta progresía mediática.

Desde un análisis político riguroso, las ofertas de Sumar e IU, son un espejismo. No nacen de la autocrítica, sino del pánico a perder sillones y de su negativa a reconocer la complicidad con el PSOE en el intento de desmantelar a Podemos. Es evidente, que el llamado a la unidad hecho por Sumar es un canto fúnebre de una organización dividida entre el conformismo y la nostalgia, así como el de IU es un canto desesperado por la subsistencia. Mientras Podemos, por su trayectoria llena de logros y credibilidad, aumenta sus posiciones en toda la izquierda. Con todo, la formación morada tiene ante sí un importante y vital reto, para el que debe aprender de la experiencia y construir organización y puentes reales, integrando la realidad plurinacional federal del Estado español.

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