Fue esta mañana, a eso de las diez. La calle ya estaba muy animada y, aunque la mayoría de los bares estaban aún montando sus mesas, los que estaban abiertos tenían cola esperando un hueco.
Un grupo de mujeres, ya jubiladas, paseaban muy contentas con un arbol de navidad, a modo de gorro, como distintivo de grupo. "Este muchacho nos va a hacer una foto...". Les hice unas cuantas mientras me preguntaban "¿cuándo empieza esto de las Zambombas...?" Me dijeron que venían de la provincia de Cáceres y que Jerez "es precioso".
Un rato antes, un viejo amigo, que tiene un negocio de hostelería en el Arenal, me comentaba que habían venido grupos de Huelva, Ciudad Real, Jaén...
Un guía explicaba a otro grupo quién era el caballero de la estatua ecuestre. Otro, frente al Señor de la Puerta Real, hacia también los comentarios de rigor. Un tercero, frente al cabildo, levantaba su paraguas rojo para que lo siguieran...
Jerez y sus Zambombas están de moda... Y los turistas y grupos que nos visitan reclaman ya la creación de un zambombódromo, como han propuesto algunos: un espectáculo continuo que desde el 1 al 24 de diciembre recuerde al mundo que la nuestra, además de la ciudad del vino y del caballo, lo es también de la ZAMBOMBA, aunque la RAE no quiera reconocerlo.
Bromas aparte, en mi caso me alegro enormemente que cada año nos visite más y más gente. Para una vez que el viento sopla a nuestro favor, tenemos que tener las ideas claras de qué rumbo debe tomar nuestra nave para llegar a un puerto seguro y para no perderse entre el oleaje.