De nuevo tenemos encima de la mesa las elecciones catalanas y vascas como plato principal de todos los telediarios nacionales. Bueno, excepto en Andalucía, donde ya han comenzado las ferias, afortunadamente, lo que nos va a permitir hacer un paréntesis que nos va a venir muy bien a todos por salud mental. Sobre todo después del disgusto de la Semana Santa. Unas elecciones que vienen marcadas por el escaso o nulo papel que jugarán los dos grandes partidos nacionales, PSOE y PP. Y es que el continuo cese de los primeros a partidos nacionalistas e independentistas, y el escaso interés de los conservadores en los últimos comicios regionales de estas dos regiones históricas van a hacer que su rol sea irrelevante. Es cierto que en Cataluña el PSC obtendrá la victoria, pero volverá a ser la muletilla de uno de los dos partidos que puedan gobernar sí o sí, bien Esquerra Republicana, bien Junts, ese híbrido de lo que fuera CIU y lo que quiere que sea Carles Puigdemont.
Para Andalucía, lo de estas elecciones autonómicas queda bastante lejos. Sin embargo, no podemos olvidarnos de la importancia que pueden tener los resultados de cara al riego de millones que el gobierno central pueda hacer en un futuro no muy lejano para mantener viva las coaliciones en el poder patrio. Unas alianzas que se antojan claves para apuntalar una legislatura cada vez más frágil y débil. Al menos en apariencia, porque me da a mí que nos queda Pedro Sánchez para rato. Nuestra tierra debe mirar de reojo, sin ahogar las penas entre rebujitos y adobo, porque se juega gran parte del partido tras estos comicios. Esta última semana hemos tenido la visita del presidente Pedro Sánchez a Sevilla para inaugurar el primer tramo real de la línea 3 del metro en el populoso barrio de Pino Montano, una obra que se antojará compleja y larga y que muy seguramente se dilate más allá del año 2030. O si no, que la hemeroteca en el futuro me contradiga.
Curiosamente, el presidente abucheado no vino por autovía, para ver en el estado en el que se encuentra la otrora conocida como Nacional IV. Si en lugar de pillar ese Falcon lujoso hubiera conducido el famoso Peugeot con el que se recorrió media España para recuperar avales -que no Ábalos-, precisamente en contra de su compañera Susana Díaz, se habría dado cuenta del estado bochornoso y lamentable de las infraestructuras de nuestra región. Quizás hubiera podido optar por coger el AVE y así ahorrar algo más en combustible, pero ya la factura la pagamos nosotros. La cuestión es que venir a inaugurar un subtramo de un metro que va con 50 años de retraso, no está nada mal. Total, Andalucía para el PSOE nacional es actualmente irrelevante, ya que en pequeños corrillos son conscientes que volverla a recuperar costará una o dos legislaturas, como mínimo.
Pero no solamente de autovías o trenes vive el hombre. Hemos visto como en apenas tres semanas, nuestros embalses han pasado de estar medio secos a soltar agua. ¿Cómo es esto posible? Pues la respuesta está en la escasez de infraestructuras que se han construido en los últimos veinte años. Solo en la provincia de Sevilla, Melonares se ha unido a la nómina de embalses desde la época de Franco. Y ya ha llovido lo suyo. La cuestión es que en esta santa tierra a la que la sequía viene a visitar cada diez años de forma severa, se pasa de ser un auténtico desierto a brotar el verde por todos los campos. Hasta en Doñana se han recuperado los humedales. Eso sí, hecho en falta una mayor beligerancia del gobierno de la Junta de Andalucía para exigir lo que nos pertenece. No todo puede ser buenismo.
En definitiva, que posiblemente usted, querido lector, esta semana pase por alto esta columna, porque estará pendiente de otras cosas, como por ejemplo poder coger el metro para llegar al Real de la Feria de Sevilla sin que tenga que esperar más de una hora a que le dejen un hueco en un vagón atestado de gente oliendo a Hugo Boss y Dior. Quizás usted, querida lectora, estará más pendiente de cuál de los vestidos de flamenca es el idóneo para el almuerzo que tiene con el grupo de compañeros de trabajo. ¿Y saben lo que les digo? Que hacen bien y que esto es lo que tienen que hacer esta semana, mientras en otras regiones siguen dándole vueltas al coco a qué persona elegir para seguir comiendo de la sopa boba. Pero después de esta semana que necesitamos de desconexión, de alegría y de diversión, estemos atentos todos como ciudadanos responsables, porque lo que ocurra nos afectará en el futuro. Y si no, mire el precio de la gasolina o de la docena de huevos. Eskerrik asko. Moltes gràcies.
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