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Navega, Barbate

Eso sí que sería un éxito de la blanca y verde. Eso sí que sería paz y esperanza para Barbate, para Andalucía, para todos

18 de febrero de 2024 a las 08:16h
Cartel contra el narcotráfico en Barbate.
Cartel contra el narcotráfico en Barbate. JUAN CARLOS TORO

Cantaba don Antonio Martín, poeta y comparsista de Cádiz, allá por 2008, aquello de: “Que Barbate no sucumbe, que este barco no se hunde. ¡Navega, Barbate, navega!”. La letra no se refería al narcotráfico. No. Ese pasodoble acababa así por el luto de todo un pueblo currante, aquel cuyas manos están surcadas por los callos de la sal y el mar, ante otro temporal maldito. Ese océano Atlántico que da la vida con sus atunes rojos y que la quita, como a tantos hombres y mujeres de la mar. Maldita la tragedia del hundimiento del ‘Pepita Aurora’.

Parece que nuestra tierra destinada a estar marcada continuamente por tragedias que hielen la sangre, a sentir siempre ese intríngulis y ese mal cuerpo cada semana y que es aprovechada por los carroñeros de más allá de Despeñaperros. Cuando no es la sequía, es una tragedia familiar, una muerte en el mar, un asesinato por el narcotráfico. No voy a hacer más leña del árbol caído, pero toca mirar hacia atrás para comenzar a cortar de raíz un problema que afecta no solo a Barbate, qué narices, sino a toda la costa andaluza. Pero también a la gallega o a la holandesa, por donde entra el 80% de la cocaína que se consume en Europa. Pero eso no vende. Vende el sur y sus miserias.

Los medios ponen sus focos en la desgracia de dos guardias civiles asesinados por el narcotráfico en una lancha casi de juguete, mientras que las verdaderas, las que deberían haber estado aquella negra noche en la dársena barbateña, donde he respirado alguna vez ese olor a mar y salitre que cura todos los males, estaban varadas a decenas de kilómetros en Puntales, Cádiz, con la ITV caducada y los arreglos pendientes, perdidas en una marabunta de papeles, víctimas de la burocracia mastodóntica de este país casi fallido llamado España.

Barbate necesita ahora más que nunca de toda Andalucía para sentirse arropada. Como se siente en verano con cientos de turistas disfrutando de atardeceres únicos por Trafalgar y una mojama curada tras un ronqueo único. Eso sí que sería un andalucismo de verdad, un sentimiento de fraternidad, pacifista y humano, como el que pregonaba Blas Infante. Ahora, más que nunca, hay que pedirle a Madrid y al Gobierno central un plan que luche como se luchó contra la ETA en el País Vasco, pues el terror está ahí, el miedo a no prosperar existe y el paro juvenil es vergonzoso.

Pero no sólo Barbate. Lo necesita Sevilla y sus seis barrios marginales que son la vergüenza de los rankings de pobreza patrios; el atraso ferroviario de Huelva o el Campo de Gibraltar; el agobio de las gentes del campo de Córdoba o Granada; la anciana ahogada por los alquileres prohibitivos en Málaga; el joven sin futuro en Linares o en la Jaén sin autovías o el aislamiento de la huerta de Europa, Almería.

Es hora de invertir alejados de programas cortoplacistas, de dar trabajo y de dejar de depender única y exclusivamente de la campaña veraniega. Y ya es hora de que desde San Telmo y Madrid se luche contra el tráfico de drogas. De verdad, sin cortapisas. De frente. Sin titubeos. Porque, como ocurría con el terrorismo en los años de plomo, es un problema que destruye a cientos de familias; familias que alguna vez soñaron entre pinares, el levante, el poniente y el horizonte con un futuro mejor. Eso sí que sería un éxito de la blanca y verde. Eso sí que sería paz y esperanza para Barbate, para Andalucía, para todos.

PD: Que esta verea siga haciendo camino al andar en lavozdelsur.es.

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