Ha sido una semana horribilis para la diplomacia española. Más allá del ruido provocado por la visita de Javier Milei a España y poner patas arriba al gobierno nacional, con acusación incluida a Begoña Gómez, cabe recordar que a río revuelto, ganancia de pescadores. Y Pedro Sánchez es como su tocayo en el mar de Galilea. Le ha venido que ni pintada la coyuntura para espolear a los suyos de cara a las elecciones europeas del próximo 9 de junio.
Que Milei sabía lo que hacía y decía lo sabían hasta en Bariloche. Que iba a atizar al presidente del gobierno, era más que evidente. De hecho, quien más ha quedado eclipsado ha sido el organizador del evento, Vox, que no ha sabido sacar tajada del acto ante sus correligionarios, por mucho que hayan sido arropados por numerosos euroescépticos del mapa europeo.
Si a esto le sumamos la nefasta gestión que del conflicto entre Hamás e Israel están haciendo en el gobierno de coalición, es para apagar e irse de la sala. Es lícito que un ejecutivo reconozca a un estado, siempre y cuando se den garantías de que sobre él se construya una democracia, y no una teocracia radical a imagen y semejanza de los talibanes de Afganistán o los ayatolás de Irán. Este movimiento a la desesperada por reconocer a Palestina solo está agravando, más si cabe, una situación que reconstruyó en 1992 Felipe González. Que a nadie se le olvide que por nuestras venas corre sangre judía.
A partir de esta semana, ¿quién será el interlocutor de Palestina ante el gobierno español para intentar reconducir la situación provocada el 7 de octubre tras una masacre sin precedentes perpetrada al más puro estilo pogromo a manos del grupo terrorista islámico Hamás? ¿O acaso va Sánchez a actuar de gendarme en una zona ya de por sí castigada desde hace décadas? El conflicto no es blanco o negro, tiene muchas aristas y no es de fácil solución. Pero que a nadie se le olvide que todo comenzó, repito, aquel 7 de octubre y que Israel es la única democracia en Oriente Próximo. Por muy criticada sea. La gente vota libre. Eso no justifica que mueran civiles a diario. No. Ni que se asienten más colonos. Tampoco. Y no: no hay genocidio de Israel a Palestina. Ha habido masacres, inocentes y niños muertos. Pero jamás se puede hablar de genocidio.
Volviendo a nuestra tierra patria, y al hilo de este conflicto, viene la vicepresidenta Yolanda Díaz y, en el fragor populista que se levanta cada vez que hay elecciones, suelta una frase tan antisemita como populista: "Palestina vencerá desde el río hasta el mar", usada por Hamás para exterminar al pueblo judío. Qué cosas. El caso es que ocurren demasiadas bicocas políticas a diario y ninguna tiene repercusión sobre el ciudadano de a pie, más allá del hartazgo general. Y ya se está comenzando a ver que lo políticamente correcto agota al pueblo llano.
En estas, y gracias a la circunscripción única, viene Alvise Pérez, ex asesor de Ciudadanos y denominado por sus seguidores como 'El Azote de los Políticos', y se planta sexto en el CIS con su agrupación de electores 'Se acabó la fiesta'. Sí, en el CIS de Tezanos, haciendo peligrar algún escaño al Podemos de Irene Montero o a la nueva Convergencia de Puigdemont. Viniendo del director del 'Centro de Investigaciones Sobrevaloradas', capaz es Alvise de desbancar a los republicanos de Esquerra y el BNG, que van coligados en Europa. Todo es posible.
Y mientras tanto, en Andalucía, un PSOE en descomposición -véase el episodio del PSOE de Sevilla, otrora poderoso e infranqueable-, montando un numerito por el pacto en Arahal entre socialistas y populares. Pacto más que hablado por ambas ejecutivas provinciales. Pero toca no cabrear al líder supremo ni a Santos Cerdán. De Europa, ya se hablará otro día. Y la candidatura andalucista, sin apenas visibilidad. ¿Tanto cuesta que se hable en andaluz en Bruselas? Un nuevo tren que está a punto de salir de la estación y que nos coge con el equipaje a medio hacer. Ojalá que no se haga el ridículo.
De ridículo en ridículo
¿Tanto cuesta que se hable en andaluz en Bruselas? Un nuevo tren que está a punto de salir de la estación y que nos coge con el equipaje a medio hacer
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