¿Volverá el bipartidismo?

'Se acabó la fiesta', dicen, y mientras Yolanda suelta lastre en su propio argumentario soñador porque se está mejor de ministra y punto

Álvaro Romero Bernal.

Álvaro Romero Bernal es periodista con 25 años de experiencia, doctor en Periodismo por la Universidad de Sevilla, escritor y profesor de Literatura. Ha sido una de las firmas destacadas, como columnista y reportero de 'El Correo de Andalucía' después de pasar por las principales cabeceras de Publicaciones del Sur. Escritor de una decena de libros de todos los géneros, entre los que destaca su ensayo dedicado a Joaquín Romero Murube, ha destacado en la novela, después de que quedara finalista del III Premio Vuela la Cometa con El resplandor de las mariposas (Ediciones en Huida, 2018). 

Sánchez y Feijóo, líderes del 'bipartidismo'.
Sánchez y Feijóo, líderes del 'bipartidismo'.

Si la izquierda a la izquierda del PSOE se sigue dividiendo hasta el infinito, como parece que hace en ese bucle sin fin que le está poniendo en bandeja la desafección ciudadana, terminará siendo siniestra. Exactamente igual que le ocurre a la derechona a la derecha del PP, con todos esos salvapatrias que se montan un partido para empezar por salvarse ellos mismos.

El rizo del rizo de la política española por sus extremos es un síntoma de su propia falta de altura de miras, la señal inequívoca de que no hay un proyecto serio de querer enfrentar la gobernanza del país desde un presupuesto ideológico que aglutine a una inmensa mayoría de españoles que pueda convencer al resto de que se puede gobernar desde la templanza, el sentido común y la lógica de los tiempos. 

En solo una década hemos pasado, revolucionariamente, de predecir el fin del bipartidismo a asistir al fracaso de todos los experimentos con gaseosa de quienes lo propugnaban con su particular pegatina. Qué antiguo parece ya aquel color naranja –como el de las bombonas- de Ciudadanos. Quién se acuerda ya de su candidato como Dios lo trajo al mundo. Quién se acuerda ya de su romance con Malú, de sus recetas para salvar el país, de su liberalismo sin religión, de su espantada a última hora.

Y quién se acuerda ya de aquellos círculos morados de toda aquella juventud que había venido a liberar España del bipartidismo porque ellos iban a hacer la nueva política que consistía en no vivir de ella. Quién se acuerda ya del otro romance entre el Coletas y alguna de sus parejas hasta su ascenso fulgurante al Consejo de Ministros. Aquí todo se reduce a una historieta de amor para que se entienda bien. Si no, los votantes no se enteran. En el último capítulo nacional ha tenido que entrar también la esposa del presidente del Gobierno. Es que todo termina igual en esta sociedad dominada por el First Dates. El casoplón, el mantra con Venezuela, el corte de la coleta y a otra cosa mariposa. Qué antigüedad. Y así todo.

La última fiesta descafeinada de las elecciones europeas nos ha vuelto a encerrar en esa cabina de cortinitas ridículas como de ducha del pasado siglo con decenas de papeletas que ni siquiera conocíamos.

Votar al PSOE o al PP parecía ya una excentricidad, con la cantidad de nombres rocambolescos, exóticos y hasta guasones que había. El nombre de ese último hallazgo por parte de un chaval sevillano que triunfa en sus redes parece una metáfora de lo que está por venir, por mucha sorpresa que hayan dado sus tres parlamentarios europeos.

Se acabó la fiesta, dicen, y mientras Yolanda suelta lastre en su propio argumentario soñador porque se está mejor de ministra y punto, ya hay gente que no solo sueña con que vuelva el bipartidismo de toda la vida, sino con que se junten los dos grandes partidos para gobernar España. O sea, volver a la casilla de salida. Pero eso sí que es soñar. 

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