No me lo creo. El único escenario posible para que las derechas sumen en Andalucía en las próximas elecciones del 19J es el de una (muy) baja participación. No hay otra, y así lo dice la serie histórica. A diferencia de los colegas periodistas, analistas e incluso conocidos del ámbito político —también de la izquierda— que creen que desbancar a Juan Manuel Moreno Bonilla del Palacio de San Telmo es una quimera, pienso que la posibilidad no solo existe, sino que es altamente probable. ¿Por qué?
"El bloque a la derecha del PSOE sigue sin opciones de gobernar pese a la entrada de Vox en el Parlamento andaluz". El titular lo publicó ABC tras el último sondeo que encargó a GAD3 el 27 de noviembre de 2018, una semana antes de la celebración de las últimas elecciones autonómicas. Según ese estudio, el PSOE hubiera alcanzado 41-43 escaños, el PP 24-25, Adelante 17-19, Cs 20-22 y Vox 3-4. Ni en el mejor de los pronósticos, las derechas soñaban con superar la barrera de los 50 escaños —la mayoría absoluta está en 55 y finalmente consiguieron 59—. Ningún medio, a izquierda o derecha, ni ningún pronóstico, creyó en la posibilidad de que Susana Díaz cogiera las maletas. Y es normal, nadie pensó que la hegemonía del socialismo andaluz, con gran implantación territorial, pudiera ser superada. Ahora los sondeos dicen todo lo contrario, que la derecha ha venido para quedarse y que la izquierda ni en el mejor de los casos superaría esos 50 diputados. Reitero: no me lo creo.
La prueba de que Andalucía no vota sistemáticamente a la derecha queda evidenciada en las dos últimas elecciones generales de 2019, meses después de las autonómicas en las que la derecha asaltó San Telmo. Con un 73,31% de participación en las de abril de 2019, y un 65,91% en las últimas de noviembre de 2019, Andalucía volvió a votar a la izquierda —más aún en la primera convocatoria electoral que en la repetición—. La gran diferencia se basa en la abstención. El 2 de diciembre de 2018 solamente un 56,56% de los andaluces fue a votar, frente al 72,67% de 2008, el 60,78% de 2012 cuando ganó Javier Arenas pero no sumó, y el 62,30% de 2015. Los datos de participación desvelan que ese más del 5% del electorado será decisivo a la hora de configuar un nuevo Gobierno andaluz. Los sondeos no están contemplando la posibilidad de que la balanza se incline hacia uno u otro lado, tal y como sucedió de forma anómala el 2D. Tampoco lo hicieron en aquella ocasión, pronosticando una nueva victoria del socialismo andaluz que no llegó.
Inflar a Moreno Bonilla ante una izquierda (mediáticamente) derrotada desde el minuto 1
A uno de los mayores propagandistas de la historia, Goebbels, jefe de campaña de Hitler, se le atribuye una frase relativa a la ilusión de la verdad, aplicable sobre la opinión pública: una mentira repetida mil veces se convierte en verdad. Paradójicamente, un proverbio judío dice aquello de que con una mentira suele irse muy lejos, pero sin esperanzas de volver. Tal vez sea lo que le pueda pasar al gobierno de Moreno Bonilla con eso del buenismo. El suavón de Juanma tiene según los medios todo a su favor para volver a ser investido presidente de la Junta y la única incertidumbre parece reducirse a si lo hará con Macarena Olona o no. En la calle, parece ser que continúa el runrun del "todos son lo mismo" con objeto de desactivar el voto de izquierdas —no olvidemos cómo eldiario.es apuntó hacia la empresa Publick Worldwide SL en una campaña por la abstención con la sombra del PP—, el de "Juanma tan mal no lo está haciendo", y el cansino recurso de la "herencia socialista". ¿Será que no ponemos el oído en otro sitio?
No recuerdo una gran ilusión con la figura de José Antonio Griñán ni de Susana Díaz, más bien al contrario. Sí recuerdo una leve con Manuel Chaves. En los tiempos del hiperliderazgo, el PP andaluz ha sabido vender su Moreno Bonilla por encima de su debilitada marca, hasta el punto de que tiene que aclararle a los andaluces cuál es la lista de Juanma. Sin embargo, discrepo con que eso sea suficiente. El candidato popular, que no es Ayuso pero tampoco Feijóo, se ha mantenido impasible al verlas venir, aguantando los envites a izquierda y (ultra)derecha.
La subida que se pronostica para Vox —15,3% según el CIS preelectoral ante el 10,9% que obtuvieron el 2D de 2018 y el 20,6% en las últimas generales en Andalucía— no parece compatible con el exponencial crecimiento del PP de Moreno —35,6% en el CIS ante el 20,7% que obtuvo tanto en las últimas andaluzas como en las últimas generales—. Vox pisaba los talones a los populares en el conjunto de la comunidad y las derechas —8,2% de Cs del 10N de 2019 incluido— llegaban al 49% en casi empate técnico con las izquierdas. En este CIS preelectoral la suma de los tres partidos, con el 4,1% de Cs, alcanza el 55%. Algo no encaja, y no debe ser culpa del nada sospechoso CIS, ni del resto de sondeos que pronostican una victoria aún mayor para las derechas.
La explicación que encuentro es otra: la opinión pública y la buena prensa se hace. El martilleo constante con la supuesta moderación de Moreno —el mismo que pactó por primera vez con Vox— hace mella y distorsiona un poco la realidad, especialmente la del 25% de indecisos. La contaminación también llega a la izquierda, donde no parece haber grandes expectativas por parte de PSOE y Por Andalucía —IU, Podemos, Más País, Equo—, los partidos que aspiran a gobernar la comunidad, y Adelante, que sumaría para echar a la derecha.
Aunque casi nadie cree que se pueda dar la sorpresa, la sorpresa no sería sino lo normal: que a pesar de todo en Andalucía, feudo del PSOE pero también de la izquierda —que nadie olvide el 16,1% de Adelante en 2019 y el 21,66% que sumaban por separado Podemos e IU en 2015—, pierdan las derechas. Probablemente, lo intuyamos el domingo a media tarde, cuando sepamos cuánta gente ha ido a votar. Uno de cada cuatro andaluces aún no sabe si lo hará y por quién lo hará. Si van, no creo que falle: fiebre de domingo noche para la izquierda andaluza, esa misma izquierda que excepto en 2018 siempre ha superado el 50% de los votos en la comunidad. Juan Espadas, convidado de piedra, podría convertirse en presidente de la Junta de Andalucía.
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