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santiagomoreno

Santiago Moreno

'Manifestación', obra de Antonio Berni.

Cuando éramos dignos

Desde La Plazuela

No soy nadie para decirte lo que tienes que hacer pero sí para recordarte que sin ser la araña que lo arrasa todo, tu pasotismo le otorga otra garra más al monstruo

Ilustración para el artículo de Santiago Moreno.

El quiosquero de Milán

Desde La Plazuela

Las palabras, las suyas, irían a caer entre las hojas de sus revistas, en algún artículo sobre la vida de Los Medicis o del genial Da Vinci

'El abrazo'.

El abrazo

Desde La Plazuela

Y nosotros, tú y yo y todos, que somos dibujos desanimados tendemos a creer todo lo oscuro que nos implantan porque creer es lo más fácil

Jerez de lo flamenco, dibujo de Larramet.

Jerez de lo flamenco

Desde La Plazuela

Son esas prisas andariegas por lamer y palpar y adentrarse en lo que uno considera suyo, las que acelera el pulso al guitarrista

Nina Simone.

Nina Simone. Momento 1.45

Desde La Plazuela

Oigo risas de fondo con los gestos primitivos y sinceros de la artista. Son las risas más tristes porque revelan desgracias jondas que nacen de lo absurdo

La escena de 'Cadena perpetua'.

'Cadena perpetua'. Momento 1.07

Desde La Plazuela

"El señor Orwell lo sabía. El inocente, como los primeros seres de este planeta, escapando de las putrefactas aguas para poder tener las alas que el creador nos prometió"

Camarón por seguiriyas.

Camarón por seguiriyas. Momento 1.40

Desde La Plazuela

Camarón, sobre la enea, escucha. No sé a quién sonríe, pero observo una sonrisa frágil, endeble como lo es la vida

El verdugo, por Santiago Moreno.

El verdugo

Desde La Plazuela

José Gómez El Zapatero, el más anciano de los sentenciados, había estado trabajando en su barrio durante 40 años

El enfermo de las sombras, por Santiago Moreno.

El enfermo de las sombras

Desde La Plazuela

El pánico empezaba a sembrarle de sombras sus futuras miradas. Bastaron unas pocas horas para que Dios se convirtiera en amigo y enemigo al mismo tiempo

Nuestra guerra.

Nuestra guerra

Ojo por diente

Suena un violín en los pisos superiores de la Moderna. La música amansa a las fieras pero qué hacer cuando las fieras se hacen las sordas

Abrazo.

Ama

Ojo por diente
Un edificio de la calle Juana de Dios Lacoste. FOTO: MANU GARCÍA.

Adéu

Ojo por diente
Venus confinada.

Cero

Ojo por diente
Dibujo del autor.

Teorías sobre lo jondo: el viaje (1)

Ojo por diente

Viniendo de la Nada... somos Nada. “A quién le contaré yo las fatigas que estoy pasando, se la voy a cantá a la tierra cuando me estén enterrando”.

Un acordeonista, en una imagen de archivo.

Entrenando a humanos (II)

Ojo por diente

Ea... por no mirarme me consuelo apretando la moneda de dos caras en mi asquerosa mano de la vergüenza.

Iglesia de San Miguel.

Rincones jerezanos (II)

Ojo por diente

Aquel entonces no lo sabía ni tenía porqué saberlo. Hoy sí: siempre es empezar, de nuevo.

Un momento del espectáculo 'Mujeres de cal y cante' de la Fiesta de la Bulería. FOTO: MANU GARCÍA

Fiesta de la Bulería

Ojo por diente

Esa ha sío La María que es pá comérsela porque el año pasao nos dieron mortadela derretía.

Dos Torres. FOTO: SANTIAGO MORENO.

Polonia (I)

Ojo por diente

Abandono las dos estrellas y Krakow a esta hora bulle cuando en Jerez los más valientes se desperezan

Essaouira, en una imagen de archivo

El milagro de Essaouira

Opinión

No duerme para no despertar este sueño viviente hecho realidad donde las penas de los pueblos se cantan y se danzan para que nadie las eche en el olvido

Lobo disfrazado de cordero, una imagen de archivo

El enemigo

Opinión

¡Porque todo es mentira! ¡Nadie ama! ¡El amor no existe! exclamaba confiado a su nutrido rebaño de seguidores inertes

Una imagen de Milán.

Mamma

Ojo por diente
'El triunfo de la muerte', de Pieter Brueghel.

La muerte y sus ferias

Ojo por diente

Escena 1. Se lo estaba buscado decía el idiota mientras tragaba, no sin dificultad, su mollete de jamón con aceite.

Dibujo que representa la guerra.

Guerra

Ojo por diente