El mundo cofrade está envuelto en una gran controversia de forma generalizada. Da igual la población, la ciudad o la demarcación territorial. Por un lado, se exalta la devoción y el compromiso con la fe. Por el otro, se critica la creciente superficialidad y el morbo que rodea a las hermandades. Una dicotomía donde diversas voces coinciden en que en la actualidad las cofradías han perdido parte de su esencia. ¿Hasta qué punto se está desplazando el verdadero propósito religioso por la búsqueda del reconocimiento? ¿Hacia dónde está llevando al universo morado la competencia desmedida o la hiperpresencia?
Esta situación ha generado un debate profundo sobre el verdadero significado de la Semana Santa y el papel de las hermandades en la sociedad en los últimos tiempos. Y, por este motivo, en lavozdelsur.eshemos recogido el testimonio de un importante número de cofrades jerezanos, desde miembros de juntas de gobierno, músicos, costaleros, capataces, hermanos de base y hasta dirigentes eclesiásticos, para tomar el pulso a la situación en Jerez.
Los testimonios más abundantes exponen que a las hermandades les sobra "el morbo del prestigio, el de la imagen cuidada con gemelos de oro y el afán de figurar". En este sentido, algunas posiciones más duras llegan a indicar que, bajo el pretexto de evangelizar, solo "se esconden egos, vanidades y mediocridad".
Diversas voces coinciden en que las cofradías han perdido parte de su esencia en la actualidad
En contraste, se destaca que lo que realmente hace falta es "humildad y una mayor cercanía a los valores que predicó Jesús". Y se lamenta que, en muchas ocasiones, la envidia prevalece y todo se convierte en "una constante lucha por ser mejores que las demás cofradías", en lugar de enfocarse en la devoción sincera. Con la rivalidad como sustituto de la hermandad, añaden que actualmente se está "más preocupado por sobresalir, que por servir".
Desde otros puntos de vista, consideran que las cofradías que dan contenido a la Semana Santa son un reflejo fiel de la sociedad en la que se vive hoy en día. "Estamos hechos de barro y, por el pecado original, tendemos al barro", señala una opinión que describe a las hermandades como un espacio en el que conviven "la grandeza espiritual", junto con "las miserias humanas". En este sentido, algunos afirman que las hermandades deben aceptarse como son, con sus virtudes y defectos, porque precisamente eso es lo que "las hace auténticas".
Sin embargo, también reconocen que es necesario "un esfuerzo consciente" por parte de los cofrades para "preservar la esencia religiosa" y evitar que estas se conviertan en "meros escenarios de exhibicionismo". Así las cosas, hay quienes argumentan que el morbo se hace evidente cuando surgen problemas porque "vende más lo malo que lo bueno".

La falta de coherencia entre lo que se predica y lo que se practica
Desde otra perspectiva, se denuncia que en ocasiones "hay más mentira que verdad", en alusión a la "falta de compromiso genuino" por parte de muchos cofrades que hacen gala de serlo. Y esta falta de coherencia, entre lo que se predica y lo que se practica, es una de las principales críticas que se hace a la visión contemporánea que se tiene de todo cuanto rodea y, de forma implícita, condiciona el universo cofrade actual.
Otros testimonios enfatizan que "la verdad en el mundo cofrade siempre ha sido un tesoro escaso y bien preciado", por lo que estas circunstancias que se viven actualmente no son nuevas ni desconocidas, pero que actualmente este tesoro está más oculto que nunca. La "mediocridad de algunas personas en posiciones de poder" dentro de las hermandades es señalada como un problema recurrente. Se menciona que "muchos utilizan la institución para sentirse importantes", lo que ha generado un ambiente hostil, en el que prima el interés personal por encima de "la fraternidad y el respeto". Esta situación ha hecho que muchos devotos "se alejen de la vida cofrade", al no sentirse representados por aquellos que deberían ser guías espirituales.
La "obsesión por destacar" ha llevado a que algunos "se preocupen más por la opinión pública que por la esencia de la fe"
En relación con esto, se denuncia que anteriormente existían diferencias dentro de las hermandades, pero estas se manejaban con respeto. Ahora, en cambio, "se hace daño sin importar a quién se salpique". La "obsesión por destacar" ha llevado a que algunos "se preocupen más por la opinión pública que por la esencia de la fe", desviando la atención hacia la apariencia, en lugar del compromiso real. Esta falta de valores cristianos ha llevado a "una crisis de identidad en muchas hermandades".
Además, los medios de comunicación en general, pero sobre todo especialmente aquellos dedicados al mundo cofrade, tampoco se escapan de ser cuestionados, por parte de muchos de los participantes, porque entiende que el interés se centra más en "los errores y dificultades", dejando en segundo plano el verdadero propósito de las hermandades y cofradías, durante todo el año.
Otro aspecto por considerar es el papel de las redes sociales y los medios de comunicación en "la difusión del morbo dentro del mundo cofrade". Se señala que los programas y espacios digitales dedicados a la Semana Santa suelen centrarse en polémicas y escándalos, fomentando "una imagen distorsionada de las hermandades". "Se ha convertido en un espectáculo donde la verdad es manipulada y utilizada con fines ajenos a la fe", afirma un testimonio. Esta influencia mediática ha contribuido a que "el morbo y la competencia se conviertan en elementos predominantes en la vida cofrade".
La educación religiosa como solución: "La verdad está en el sagrario"
Sin embargo, no todas las opiniones son negativas. Algunos cofrades defienden la autenticidad y la verdad dentro de las hermandades. "Me he formado como cristiano en una", afirma un testimonio, asegurando que en ellas aún se puede encontrar formación y valores. No obstante, se reconoce que, al igual que en cualquier ámbito social, existen aspectos que deben mejorarse, especialmente la tendencia al exhibicionismo y la falta de coherencia entre la fe y las acciones. La educación religiosa dentro de las hermandades se presenta como una posible solución para devolver el sentido espiritual a la Semana Santa.
Otra reflexión sugiere que el problema radica en la comercialización de la Semana Santa. "Se ha convertido en un producto de consumo anual", lo que provoca que ciertos aspectos pierdan su autenticidad. Se habla del "Gran Hermano Cofrade", en el que las redes sociales han amplificado los debates y el "alcahueteo 3.0", afectando la percepción de las hermandades y desviando el foco de lo realmente importante. En lugar de centrarse en la oración y la espiritualidad, muchos están más preocupados por la repercusión mediática y los debates triviales.
La Semana Santa es "un tiempo de reflexión y conexión con Dios, y no un espectáculo"
La fe y la devoción también son aspectos centrales en este debate. Algunos creen que "la verdad está en el Sagrario", subrayando que muchos cofrades han perdido la esencia de la religión. Se señala que si alguien no asiste a las eucaristías ni participa activamente en la vida religiosa, difícilmente puede "transmitir el mensaje cristiano de manera auténtica". Se critica que muchas veces la música, las flores y la ostentación han desplazado a la verdadera espiritualidad. De forma generalizada, la mayoría de las personas consultadas coinciden en recordar que la Semana Santa es "un tiempo de reflexión y conexión con Dios, y no un espectáculo".
Además, el estrato realiza hincapié en "la falta de formación religiosa" dentro de las hermandades. Tanto desde el prisma de la falta de interés por recibirla, como del clero por impartirla y estar a disposición de los hermanos de la cofradía. Un testimonio menciona que "la calidad cofrade ha bajado a mínimos históricos", subrayando la necesidad de mejorar "el conocimiento litúrgico y espiritual de los cofrades". Se argumenta que el exceso de superficialidad ha debilitado el mensaje central de la Semana Santa y que, sin una adecuada formación, las hermandades corren el riesgo de "convertirse en meras organizaciones sin verdadera trascendencia religiosa".
Fomentar el compromiso real para erradicar la imagen empañada
Finalmente, se concluye que la Semana Santa ha experimentado una transformación en la que el protagonismo, el espectáculo y la búsqueda de reconocimiento han tomado el lugar de la devoción y la humildad. Sin embargo, aún existen cofrades comprometidos con la verdadera esencia de las hermandades. La clave para recuperar el sentido original de la Semana Santa radica en reforzar la formación cristiana, fomentar el compromiso real con la fe y erradicar el morbo que ha empañado la imagen de las hermandades. Solo así se podrá preservar el verdadero espíritu cofrade y devolver a la Semana Santa el valor religioso que la caracteriza.
Es importante que las hermandades se cuestionen a sí mismas y evalúen sus prioridades. Si bien la tradición es fundamental, también lo es la renovación en términos de valores y principios cristianos. La verdadera esencia de la Semana Santa no debe medirse en función del espectáculo que se ofrece en la calle, sino en la autenticidad de la fe de cada cofrade. La esperanza radica en aquellos que aún creen en la humildad, el compromiso y el servicio a los demás como el verdadero propósito de las hermandades.
¿Cuánto morbo le sobra o cuánta verdad le falta al mundo cofrade y de las hermandades? Ha sido la pregunta realizada a más de 250 cofrades jerezanos durante estos últimos días, donde lo que queda patente es que, al igual que ocurre con la Iglesia, la velocidad a la que se vive hoy en día es mucho más rápida que a la que avanzan instituciones que tienen sobre si muchos siglos de historia y, como siempre se suele decir, seguirán existiendo después de que nosotros nos hayamos marchado a gozar del descanso eterno. ¿Qué opina usted?