La festividad de este lunes 31 de marzo está encabezada por Santa Balbina, una matrona romana reconocida por su conversión al cristianismo y su posterior martirio. Hija del tribuno Quirino, fue bautizada junto a su padre por el papa Alejandro I, según recoge la tradición cristiana.
Ambos fueron arrestados por orden del emperador Adriano, en un contexto de dura represión contra los seguidores de Cristo. Tras ser sometida a torturas, Balbina fue decapitada en torno al año 130. Su cuerpo fue enterrado en la vía Apia, y con el tiempo se le atribuyó la fundación de la iglesia que lleva su nombre.
Junto a ella, el santoral del día recuerda a San Benjamín, diácono de Ergol en la antigua Persia, donde los cristianos también enfrentaban hostilidad. En el año 420, fue martirizado tras una ola de represalias derivadas de la destrucción de un templo del dios del fuego por parte de fieles cristianos.
Según la tradición, Benjamín se negó a renegar de su fe, lo que le llevó a ser ejecutado junto a otros miembros de la comunidad cristiana. Su muerte simboliza la resistencia del cristianismo primitivo ante la persecución religiosa en Oriente Medio.
Ambos santos, aunque en contextos muy distintos, representan modelos de firmeza espiritual y compromiso con sus creencias, incluso ante el sufrimiento y la muerte. Su memoria es venerada hoy por la Iglesia como ejemplo de fidelidad al Evangelio.
Además de Santa Balbina y San Benjamín, el santoral de este lunes incluye a otros santos y beatos como Amós, Renovato (Renato), Teódulo, Anesio, Félix y Cornelia, también conocida como Nélida.