El 1 de abril se conmemora san Hugo de Grenoble, nacido en la localidad francesa de Valence, en 1053. San Hugo fue nombrado obispo de Grenoble de 1080, puesto que desempeñó hasta su muerte, en 1132. Fue un ferviente defensor de la reforma gregoriana y jugó un papel muy importante, junto a San Bruno, en la fundación de la Orden de los Cartujos.
En su época tenía fama de ser un hombre muy piadoso. De hecho, le valió ser nombrado obispo de Grenoble muy joven, con 26 años, con la particularidad de que aún no había sido ordenado sacerdote. Fue el Papa Gregorio VII quien le nombró obispo, aunque se dice que Hugo fue reticente a desempeñar ese puesto por su modestia y humilidad y que tuvo que insistir el propio Papa.
Se dice que San Hugo vendió las mulas que tenía el obispado a fin de alimentar a gente humilde de la ciudad, por lo que tenía la costumbre de recorrer a pie las distintas localidades de la diócesis.
Fue canonizado muy poco después de su fallecimiento, en 1134, por mediación de Inocencio II. Tras su santificación, quedó expuesto a la veneración de los fieles durante cuatro siglos. En 1562, su cuerpo fue quemado durante la revuelta de los hugonotes, en la plaza de Notre Dame de Grenoble.
En España hay algo más de 82.000 personas que se llaman Hugo.
La Iglesia católica también recuerda el 1 de abril a Agape, Celso de Armagh, Gilberto de Caithness, Pedro Calungsod, Quionia, Valerio de Laucona.