El 29 de abril, la Iglesia celebra con especial solemnidad a Santa Catalina de Siena (1347–1380), una de las figuras más impresionantes de la espiritualidad cristiana. Nacida en Siena, Italia, Catalina Benincasa fue la vigésimocuarta de veinticinco hijos. Desde joven se consagró a Dios mediante votos privados de virginidad, y a los dieciséis años ingresó en la Tercera Orden Dominicana.
Con una vida intensa de oración, penitencia y servicio a los enfermos, Catalina se destacó también por su participación activa en la política de su tiempo. Su influencia fue decisiva para el regreso del Papa Gregorio XI desde Aviñón a Roma, en un momento de crisis eclesial. Su amor ardiente por la Iglesia la llevó a escribir cientos de cartas a Papas, cardenales, reyes y simples fieles, llamando a la reforma del clero y a la unidad de los cristianos. Su obra más célebre, ‘El Diálogo de la Divina Providencia’, es un tratado místico de profunda enseñanza teológica.
Catalina fue proclamada Doctora de la Iglesia en 1970 por el papa Pablo VI, una distinción rarísima, especialmente para mujeres. Es también patrona de Italia junto a San Francisco de Asís y co-patrona de Europa. Su vida ardiente en fe y caridad sigue siendo modelo para la Iglesia de todos los tiempos.
Otros santos y beatos
- San Hugo de Cluny, abad († 1109)
Reformador de la vida monástica en la Edad Media, San Hugo fue el sexto abad de Cluny, una de las grandes abadías de Europa. Defensor de la paz y la oración, apoyó reformas eclesiásticas y fue consejero de reyes y papas. - San Cristino de Auxerre, obispo y mártir († siglo III)
Primer obispo de Auxerre, en la actual Francia, fue martirizado por predicar el Evangelio durante las persecuciones romanas. Su legado está unido a la expansión inicial del cristianismo en la Galia. - Beato Guillermo Southerne, mártir († 1618)
Sacerdote inglés ejecutado durante las persecuciones anticatólicas bajo el reinado de Jacobo I. Su fidelidad a la fe católica hasta el martirio es ejemplo de fortaleza cristiana. - Santa Antonia de Florencia, abadesa († 1472)
Nacida en Florencia, fue esposa, madre y luego viuda. Posteriormente, ingresó en la vida religiosa, donde se distinguió por su caridad y humildad. Fundó varios conventos bajo la regla de San Agustín. - Beato Luciano de Caltagirone, monje († 1140)
De Sicilia, perteneció a la tradición monástica basiliana. Vivió en austeridad y penitencia, considerado por sus contemporáneos como hombre de oración y milagros. - Beato José Benito Cottolengo, presbítero († 1842)
Aunque su memoria litúrgica principal se celebra el 30 de abril, en algunas tradiciones locales es recordado ya desde el 29. Fundador de la "Pequeña Casa de la Divina Providencia" en Turín, dedicó su vida al cuidado de pobres, enfermos y marginados.