Este sábado 26 de abril, la Iglesia católica conmemora en su santoral a varios santos y beatos que, con su testimonio de fe y entrega, enriquecen la tradición espiritual de los fieles. Entre todos ellos, destaca San Cleto, Papa y mártir, considerado el tercer Papa de la Iglesia y uno de los primeros en sellar su fe con la sangre.
San Cleto (o Anacleto), Papa y mártir
San Cleto gobernó la Iglesia de Roma durante el siglo I, aproximadamente entre los años 76 y 88 d.C., en una época de persecución y consolidación del cristianismo primitivo. Se le reconoce como el segundo sucesor de San Pedro, luego de Lino, y es venerado por su fidelidad al Evangelio y por fortalecer la estructura de la Iglesia naciente. Se le atribuye la ordenación de numerosos presbíteros y diáconos en Roma, y habría muerto mártir durante la persecución de Domiciano. Su sepultura, según la tradición, se encuentra cerca de la tumba de San Pedro en el Vaticano.
Otros santos y beatos
San Marcelino de Embrun
Obispo del siglo V, originario de África del Norte. Destacado por su predicación en la región de los Alpes y por su defensa de la ortodoxia en tiempos de herejías.
San Lucidio de Verona
Obispo italiano venerado por su labor pastoral en la región de Verona, probablemente durante los primeros siglos del cristianismo.
San Pascasio Radberto
Monje y teólogo benedictino del siglo IX, abad de Corbie. Se le considera una figura importante en el desarrollo de la teología eucarística medieval. Su obra más destacada es De Corpore et Sanguine Domini.
Beato Domingo de la Madre de Dios Barberi
Misionero pasionista italiano del siglo XIX. Fue clave en la conversión de varios anglicanos en Inglaterra, incluyendo al cardenal John Henry Newman. Es recordado por su ardor misionero y espíritu ecuménico.
Beata Alda de Siena
Mística laica italiana del siglo XIII. Tras una juventud mundana, vivió una conversión profunda y se consagró a una vida de penitencia, oración y caridad.
Beato Bonifacio de Saboya
Arzobispo de Canterbury y miembro de la nobleza saboyana. Su episcopado en Inglaterra, aunque breve, fue reconocido por su espíritu reformador.