El 25 de marzo el santoral conmemora a San Dimas, conocido por la tradición cristiana como el malhechor crucificado junto a Jesús que, en el último momento de su vida, reconoció la inocencia del Hijo de Dios. Según los relatos evangélicos, fue recompensado con la promesa de entrar en el paraíso ese mismo día.
San Dimas es uno de los dos hombres crucificados en el Gólgota junto a Cristo. A diferencia del otro reo, defendió a Jesús frente a las burlas y expresó su fe, lo que le valió el reconocimiento eterno. En el Evangelio apócrifo de Nicodemo, datado en el siglo IV, aparece con el nombre de Dimas. La Iglesia lo venera como patrón de los prisioneros y los moribundos.
En esta misma jornada también se celebra la memoria de San Quirino Mártir, un tribuno romano que vivió entre los siglos III y IV. Su historia está ligada a la conversión al cristianismo mientras custodiaba en prisión a los santos Alejandro, Evencio y Teódulo, lo que le condujo al martirio.
Las reliquias de San Quirino fueron trasladadas en el siglo XI a la ciudad alemana de Neuss, desde donde se extendió notablemente su culto. La tradición lo considera un ejemplo de fe y valor en tiempos de persecución religiosa.
Otra figura conmemorativa del 25 de marzo es Santa Lucía Filippini, fundadora de las Madres Pías Filippini. Huérfana desde niña, dedicó su vida al apostolado y a la educación de jóvenes de escasos recursos, misión que desempeñó desde el monasterio de Santa Chiara en Montefiascone, Italia.
Comprometida con la enseñanza y la catequesis, Santa Lucía impulsó una obra educativa que marcó su época. Fundó una orden religiosa centrada en la formación de niñas pobres y falleció en el año 1732, dejando un legado de entrega y servicio.