Juan Cervilla Ortíz, nombrado este Lunes Santo Hermano Mayor Perpetuo de la cofradía de la Sagrada Cena es la persona que hizo posible que el paso de esta cofradía de San Marcos recalara en Jerez tras comprárselo al Cachorro de Sevilla.
La hermandad hispalense se deshizo de él al proyectar uno nuevo. Ahí estuvo al quite Cervilla y el gran y recordado cofrade Justo Garzón, que lo adquirieron en 1973 por 325.000 pesetas.
Esta Semana Santa llega a los 50 años en la ciudad. En ese tiempo, el paso creado por Antonio Castillo Lastrucci —del primer apellido de su autor le viene el sobrenombre por el que se conoce— ha pasado a ser un icono del patrimonio cofrade local e insustituible para la cofradía de La Cena.

La historia que atesora este paso, que fue restaurado por la cofradía jerezana en 2007 en una magnífica intervención que dirigió el desaparecido Paco Bazán, arrancó en 1928 cuando Castillo Lastrucci recibe el encargo de un paso para El Cachorro.
Se sustentaba el cambio de paso por el deseo de la cofradía, ante la celebración de la Exposición Universal de 1929, de tener un paso que causara gran impresión y diferente a los estilos de la época. Costó 50.000 pesetas.

La primera intención fue para el crucificado de La Defension pero resultaba demasiado grande para la puerta de salida de Capuchinos. Así que probaron si cabía el apostolado sobre el canasto. El resultado, gracias al ingenio cofrade de Pepe Soto, entonces mayordomo de La Cena, el conjunto quedó como se ve hoy en día.
Otro detalle curioso, el paso se encontraba en la Estación de Córdoba —actual Plaza de Armas— y desde allí fue llevado a Jerez. En 1973 procesionó con el escudo de la Hermandad del Cachorro aún en uno de los relieves delanteros.