En 2019 cumplí mi sueño de viajar a Argentina, en la que tenía puestas muchas esperanzas tanto en lo político como en lo personal. Para conseguirlo, tuve que atravesar un gran camino lleno de incertidumbre donde mi familia fue mi gran valedora.
Al poco tiempo de llegar a La Plata (Buenos Aires, Argentina), conocí a los que serían mis compañeres de “lucha” y amistad. Me descubrieron un mundo donde la política se vive día a día y las “batallas” se libran en cada concentración y manifestación.
A través del periodismo pude desentrañar las realidades de la sociedad argentina, donde la vida importaba poco para el gobierno, puesto que sus intereses se debatían en pagar una deuda que a día de hoy, con un gobierno peronista, no se han investigado de donde procede y aún así se aseguran en pagarla lo antes posible; o por otro lado, se visita países como Israel en las que el presidente Netanyahu hostiga constantemente al pueblo, Palestino y más en la actualidad no provee de test masivos para detectar el coronavirus o da poder ilimitado a militares y policías represivos.
Desde allí me fueron interpelando en la idea de que tenía que romper lazos con Podemos, donde milite desde mayo de 2015 hasta noviembre de 2019, y por consiguiente con Unidas Podemos. Yo me encontraba aún esperanzado por los discursos de Pablo, Irene o Alberto Garzón por lo que me resistía e intentaba justificar ciertas acciones, pero, solo el paso del tiempo les dio la razón dado que poco fue quedando del espíritu del 15M a esos saludos tanto al “Régimen del 78”, entrar a un gobierno con el PSOE o ser leales a la Monarquía.
Cuando volví al Estado español, exactamente a Jerez de la Frontera (Andalucía), me quería encontrar conmigo mismo en lo que a política se refiere. Tras varias reuniones que conseguí realizar, sigo apostando por la unión máxima de la izquierda anticapitalista bajo el #PlandeChoqueSocial. Para que esta crisis sanitaria no la paguemos lxs de siempre.
Para ello la CUP y Anticapitalistas deben liderar la consecución de ello y llamar para ese frente de izquierdas a partidos y organizaciones políticas (además de colectivos sociales) como: Corriente Revolucionaria de los Trabajadorxs, Socialismo y Libertad, IZAR, Corriente Roja, Izquierda Castellana… . Entre otras muchas organizaciones anticapitalistas que se podrían unir a este polo de resistencia no solo electoralmente, como se pueda pensar, sino también una fraternidad de luchadorxs.
Por otro lado, quisiera reclamar para mi Andalucía una mayor soberanía, presencia política, una industria que no nos haga depender tanto del turismo que precariza a nuestro pueblo, y que se le dé dignidad a nuestrxs agricultorxs. Nadie debe manchar lo que significo el 4 de diciembre de 1977.
Todo ello estando bajo el paraguas de una confluencia tan centralizadora como es UP o dentro de cualquier pacto no será posible, por ello reclamo un proyecto que le dé sentido a esa voz andaluza y que no deniegue la mano a fuerzas o personas que se dicen a sí mismas ecologistas, anticapitalistas, LGTBIQ, que busquen la autodeterminación, republicanas, feministas o andalucistas.
Queremos ser reconocidxs y escuchadxs con independencia en el Congreso y Senado al margen de los intereses de “los señoritos” del campo andaluz y terratenientes que bastante bien son defendidos por las bancadas del PP, Ciudadanos, VOX y PSOE.
Para terminar, decir que esta crisis sanitaria ha dejado ver las consecuencias de más de una década de recortes a la sanidad pública y una apuesta descarada por favorecer a la sanidad privada. Por ello cuando antes se ha de recuperar todo lo que se perdió y blindarla igual que lo hicieron con el artículo 135 para favorecer a los bancos antes que a las personas.
Cuando vuelva todo a la normalidad se debe hacer ver a quienes votaron a partidos del ajuste una oportunidad de cambio personal hacía un poder transformador que no esté limitado por un co-gobierno social liberal como Unidas Podemos.
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