Chiclana guarda en las entrañas de su tierra unas aguas milagrosas. H2O con propiedades especiales que ha curado a muchas personas desde su descubrimiento. De eso hace ya 219 años, tiempo en el que se ha tenido constancia de la existencia de un manantial subterráneo al que se accede a través de un pozo.
Esos litros de agua son trasladados al balneario Fuente Amarga, el único de la provincia de Cádiz, que abrió sus puertas en 1803 gracias a un perro. Fue un animal el culpable de que este agua se empezara a aplicar en la piel. “Como se nota el olor a azufre, es muy peculiar”, comenta Ivalú Gómez Brea, jefa de recepción que empezó a trabajar en estas instalaciones históricas en 2010.
Antes de adentrarse en los pasillos, la chiclanera se remonta al pasado, a ese día en el que la fuente amarga salió a la luz. “Un campesino de la zona paseaba por aquí a diario con su perro para ir a sus cultivos. Él observó que cada vez que pasaba, se revolcaba en un pequeño charco del suelo. El perro tenía eccemas y en algunas zonas se le había caído el pelo. Poco a poco fue mejorando”, cuenta desde el lugar donde se dieron cuenta que este agua era especial.
Tiene propiedades sulfurosas, además de sodio, potasio y magnesio, pero la principal es el azufre. “Somos el segundo balneario de toda España con esta cantidad de azufre”, explica Ivalú. En un principio los vecinos se acercaban al manantial a untarse este agua, pero, con el tiempo, el Duque de Medina Sidonia creó unas pilas que fueron gestionadas por distintas manos hasta llegar a la familia Marín.
En 1969, el balneario fue reconstruido presentando la apariencia que actualmente conserva, pese a haberse sometido a reformas para su modernización. Y en ese mismo año, se inauguró el hotel Fuentemar, perteneciente al Ayuntamiento y gestionado por el propio Balneario desde 2021. “Se hizo para hospedar a la gente que venía de los alrededores a darse los tratamientos, antes no había la movilidad de ahora”, sostiene la jefa de recepción que se adentra en el balneario.
Su decoración, inspirada en la arquitectura árabe, presenta salas luminosas que todavía conservan las primeras bañeras de mármol italiano que se emplearon en el siglo XIX. En ellas se han sumergido multitud de personas de todo tipo, desde niños y adultos con problemas de salud hasta jóvenes que “vienen a desconectar y relajarse”. Sobre todo, acuden ancianos que participan en el programa de Termalismo del Imserso.
Según Ivalú, al balneario se acercan más personas de otros puntos de España y del extranjero que de la propia ciudad donde se sitúa. “Lamentablemente la gente de la zona lo desconoce mucho, es un poco triste”. Ella es partidaria de dar a conocer este agua cuyas aplicaciones no están tan extendidas como desearía.
"La gente de la zona lo desconoce"
Este espacio único es ideal para personas con enfermedades dermatológicas, psoriasis, dermatitis o con reumas, artrosis, artritis, problemas respiratorios o incluso para el estrés. “Aporta muchos beneficios para este tipo de dolencia y alivia bastante el dolor. Por ejemplo, las erupciones cutáneas se secan ya que el azufre es antiséptico”, explica la chiclanera que ha visto cómo el brote de psoriaris de algunos pacientes se ha frenado tras ir a diarios durante quince días.
Ivalú entra en el hidropediluvio después de bajar las escaleras. En esta sala, los pies se meten en el agua milagrosa para activar la circulación con burbujas. “Es bastante placentero”, dice. Acto seguido muestra la ducha nasal que sirve para limpiar las vías altas respiratorias, y las gárgaras, recomendadas para calmar los problemas de garganta como la faringitis.
Al otro lado, se localiza la sala donde se realizan inhalaciones a través de una mascarilla que expulsa micropartículas de agua con el objetivo de abrir los bronquios y tratar asma, bronquitis o cualquier tipo de alergia.
Mientras las limpiadoras recogen el agua que se ha derramado, Tere prepara una de las 14 bañeras de mármol de carraca disponibles. “Este es el tratamiento estrella, es el baño de agua durmiente”, dice señalando el agua que desprende un olor muy característico.
Para las personas con movilidad reducida o aquellas que no pueden entrar y salir de una bañera ofrecen la ducha tricolumna, circular, donde el agua hace su mismo efecto. Además hacen masajes con lodos y parafangos o con un chorro a presión. Ivalú explica que todos los tratamientos son individuales, por lo que no cuentan con piscinas grandes ni circuitos.
"El baño de agua durmiente es la estrella"
“Es importante esperar mínimo unas tres o cuatro horas sin duchas, ni baños. Cuanto más tiempo tenga el agua en el cuerpo mayor efecto le va a hacer”, recomienda desde los pasillos centenarios donde esta sustancia que permanece en la naturaleza ha hecho maravillas.
El balneario también pone a la venta una línea de productos elaborados con el agua que una empresa fabrica tras recoger grandes cantidades de su ingrediente imprescindible. La chiclanera sujeta en sus manos un bote de champú, gel, loción corporal y crema. “Está pensado para que los clientes puedan alargar su tratamiento en casa”, añade. Un tesoro escondido que hace relucir.
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