Así sucedió, así me lo han contado: Ángela y Manuel son dos estudiantes de ingeniería informática de la Universidad de Cádiz que comparten una pasión: el reconocimiento de voz. Ambos han dedicado sus proyectos finales a desarrollar un sistema capaz de analizar y transcribir cualquier sonido, desde el habla humana hasta los ruidos ambientales. Su objetivo es crear una aplicación que pueda ayudar a las personas con discapacidad auditiva o a los viajeros que quieran comunicarse en otros idiomas.
Su proyecto se inicia con la recopilación y análisis de muestras de sonido de diversas fuentes. Utilizando algoritmos de última generación y técnicas avanzadas de procesamiento, los jóvenes ingenieros crean un sistema de reconocimiento de voz sin precedentes. Inicialmente, se centran en identificar patrones y frecuencias inusuales, pero pronto comienzan a percibir sutiles variaciones en los datos que desafían toda explicación lógica.
Un día, mientras prueban su sistema, Ángela y Manuel detectan una señal extraña que proviene del altavoz. Al principio, creen que son interferencias o un error, pero pronto se dan cuenta de que se trata de una voz. Una voz que no pertenece a ningún idioma conocido, ni siquiera a ningún ser vivo del planeta. Una voz que les habla desde otra realidad.
De alguna manera, intrigados por los resultados inesperados, Ángela y Manuel profundizan en su investigación. Descubren que, más allá de las señales de radio y los ruidos ambientales, existe un mundo paralelo repleto de sonidos y voces que hasta ahora habían permanecido ocultos para el ser humano. Este mundo paralelo parece vibrar en una frecuencia diferente, lo que dificulta su percepción directa, pero el sistema que han creado actúa como un portal entre ambas realidades.
Los ingenieros se aventuran en una serie de experimentos rigurosos para establecer contacto con los seres que habitan en este mundo paralelo. Nos deja claro, que comprenden que las voces detectadas no son simples ruidos aleatorios, sino una forma de comunicación inteligente. Aunque inicialmente el idioma es incomprensible, la dedicación y la perseverancia de Ángela y Manuel finalmente comienza a dar frutos.
Mediante un sofisticado proceso de aprendizaje automático, el sistema logra descifrar patrones lingüísticos y traducir las voces del otro mundo al español.
Sencillamente, lo que descubren es que existe un mundo paralelo al nuestro, habitado por seres inteligentes que intentan comunicarse con los humanos.
Lo que sí parece ser cierto, es que Ángela y Manuel mantienen sus logros en el anonimato y secreto, ya que no todos reciben esta revelación con entusiasmo. Algunos temen que esta puerta entre realidades pueda abrir una caja de Pandora y traer consigo consecuencias impredecibles. Ángela y Manuel se enfrentan a la presión de mantener el equilibrio entre el deseo de avanzar en el conocimiento y la cautela frente a lo desconocido.
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