Nació como una aventura y al final se convirtió en un sueño hecho realidad. Santi Romero empezó a recoger vasos a los 14 años en una zona que hace más de dos décadas reunía a la movida de la provincia de Cádiz. "Esto se ponía mejor que Los Caños", comenta.
El lugar en cuestión es el embarcadero de Bornos, famoso entonces por sus conciertos veraniegos y por el gran ambiente en los seis chiringuitos que compartían largas noches.
Con el paso de los años y las distintas crisis llegaron las vacas flacas. El esplendor del lugar quedó reservado para algunos domingueros que no quisieron renunciar a la belleza del paisaje.
Los establecimientos hosteleros fueron cerrando hasta que hace cuatro años, en el emplazamiento en el que estaba la antigua discoteca, Santi decidió montar su negocio. "Aquí se concentraba hace más de 20 años la mayor parte de la gente de Sevilla que veraneaba por la sierra. Era un sitio donde se acampaba, pero todo esto cambió".
Y con el deseo de recuperar la zona nació Chiringuito El Embarcadero. "Ahora el plato fuerte es la cocina, aunque también trabajamos el entorno. Y lo fusionamos con la cocina gaditana, la cocina con sabor y tradición".
Desde cero, con muchos altibajos y numerosas transformaciones, Santi ha convertido su local en un sitio sencillo y humilde. "Es nuestra filosofía y forma de trabajar", destaca este empresario bornense de 41 años.
Con un trato amistoso, Santi atiende a sus clientes con cercanía. Es fácil sentirse como en casa en una terraza amplía y soleada que guarda las mejores vistas a la sierra de Grazalema con el pantano de Bornos como testigo. "Me considero un afortunado por trabajar en este maravilloso enclave. Cuando estaba recogiendo vasos me dije que algún día tenía que montar aquí mi negocio", señala.
Tras formarse durante cinco años en la Escuela de Hostelería de San Roque, Santi se lanzó a la aventura. Ha resistido a la pandemia y afronta con ilusión los nuevos tiempos. El Embarcadero abre a diario, con la excepción de los miércoles. Los viernes y sábados, o bajo petición, sirven cenas y también tienen las puertas abiertas a cualquier evento o celebración.
El plato estrella son las alcachofas de la casa, alcachofas confitadas con pipas de calabaza tostadas y jamón en taco con salsa verde especial. También demandan mucho los huevos rotos con setas al ajillo, con un pisto casero de la huerta y patatas paja. El revuelto de aguacates con gula y langostinos al ajillo es otro de los apetitosos platos.
En la carta tampoco faltan las parrilladas de verduras, las carnes ibéricas de primera calidad, la ternera morucha, el pescaíto frito y los platos de temporada. Para tomar café o una copa hay una zona rollo chill out muy coqueta.
En los alrededores del chiringuito hay un parque infantil y otro multiaventuras. Como punto de encuentro es un enclave ideal para practicar todo tipo de deportes al aire libre, con especial atención a los acuáticos: desde running, mountain bike, senderismo, piragüismo, remo o paramotor. Y, tras la actividad física, nada mejor que recuperar energías en El Embarcadero.
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