Un placer goloso despierta al pasear por la calle Porvera. En primavera, el tiempo agradable invita a tomar ese producto frío que lleva alegrando los paladares desde tiempos inmemoriales. El italiano Darío Zaccheo, de 38 años, ha llegado justo a tiempo. Su oferta de helados artesanos ha aterrizado hace apenas un mes en Jerez, ciudad a la que ya le había echado el ojo en sus viajes a España. “Los dos sitios que más me gustaron fueron San Sebastián en el Norte, y la zona de Sanlúcar y Jerez en el Sur. Pero en el Norte siempre está lloviendo y el helado con la lluvia no se lleva bien”, comenta el maestro heladero.
El arte de la gelatería lo lleva en la sangre. Desde que tiene uso de razón ayudaba en el negocio –también pastelería y panadería— que su familia mantiene en Piamonte, una de las regiones bañadas por las aguas del lago Mayor, al norte de Italia, en la frontera con Suiza. “Mi abuelo, y luego mi padre, ya la llevaron”, dice mientras el ruido del obrador indica que la elaboración de los sabores está en marcha.
Es la primera vez que abren una heladería fuera de su país natal. Su idea era arrancar el año pasado cuando contrató el local en febrero. “Al mes siguiente cerró todo, volvimos en noviembre, pero en diciembre volvió a cerrar”, explica. La pandemia se interpuso en sus planes obligándole a esperar doce meses más para su apertura. Ha sido en marzo cuando los astros se han alineado para que el italiano pusiera en marcha Da Darío. A la tercera va la vencida.
El proyecto hostelero que cuida con mimo llega cargado de buenas sensaciones. “Ha sido una buena experiencia, aquí he encontrado muy buena gente para montar el local y hacer el trabajo de la reforma, absolutamente bien”, expresa Darío valorando la acogida que ha tenido desde el principio. Él es uno de los valientes que apuestan por nuevas aventuras en mitad de la crisis, y, sin dudarlo, ha traído desde Italia lo que mejor saber hacer: helados en cucuruchos, tarrinas y polos artesanos.
En su establecimiento con detalles azulados, también ofrece varios tipos de café italiano y, en verano, le hará un hueco a la granizada de fruta natural. Sentado en una de las mesas, Darío explica a lavozdelsur.es que todos los productos que salen de su pequeño obrador “son super naturales”. Con un acento encantador, asegura que “el helado está hecho con leche que se hace aquí, en Nueva Jarilla, y fruta fresca del frutero de aquí al lado”. Kilómetro cero para preservar la mejor tradición transalpina en el corazón de Jerez.
Además de apostar por los productores locales, el heladero hace un guiño a su tierra. Así, utiliza las avellanas de Piamonte, famosas en todo el mundo y muy preciadas en la región. “Tenemos una base de leche, nata y azúcar, y cada día vamos haciendo los sabores. El pistacho es uno de nuestros sabores estrella”, comenta frente a una vitrina digna de saciar cualquier antojo.
Siempre atento a los gustos de los clientes, Darío presenta opciones fijas junto a otras que van cambiando cada semana según mande su imaginación, y el público. Su experiencia le dice que “tenemos que aprender lo que gusta más aquí, porque es diferente a lo que veo en Italia”. El maestro heladero cuenta que sabores como Oreo, Kinder bueno o tarta de queso, “con un estilo más americano”, no son tan populares en el país donde ha crecido. “Se usan sabores más simples, allí lo que más se vende son stracciatella, nata con chocolate, chocolate, avellana o flor de leche, que es parecida a la leche merengada de aquí, pero sin canela y sin limón”, explica.
Para gustos, los colores. Pero a Darío no se le resisten ni los elaborados ni los clásicos, siempre intenta conservar la mayor calidad posible, trabajando como lo lleva haciendo desde niño. Ferrero, Lotus, cereza, cookies, turrón, menta, hay de todo.
De momento, al nuevo inquilino del centro jerezano no le va nada mal, sobre todo los fines de semana, pero “se nota que faltan turistas”. Con optimismo, Darío confía en que la primavera traiga un soplo de alegría y la temporada estival le de un empujón. “Estamos esperando un poco de calor. Esperamos a que pronto se pueda trabajan con los turistas también”, añade. Cuando las temperaturas suben los helados suelen ser uno de los postres más demandados para refrescar el estómago. Dispuesto a endulzar, Darío recibe en su heladería a todas las personas que quieran probar su especialidad todos los días a partir de las 15.30 horas.
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