Después de 15 años fuera de Cádiz, Bea Juliá llegó con un sueño. “Quería montar una cafetería pequeñita con muy pocas mesas, donde pudiera tener un trato directo con el cliente”, cuenta a lavozdelsur.es. Al principio pensó montarla en un pueblecito de la sierra o de la costa, pero finalmente se decantó por la calle San José de la capital gaditana.
En Pan de Limón confluyen extranjeros y oriundos, fruta y repostería natural, cafés y zumos. "Huimos de la clásica tostada con aceite y tomate. Por ejemplo, el tomate lo trituramos nosotras diariamente, el salmorejo lo hacemos sin gluten, tenemos panes de masa madre y ecológicos de soja, centeno y cúrcuma, entre otras variedades, de obradores cercanos”, explica Bea, que a raíz de la celiaquía de su hijo, puso más interés en los productos libres de gluten.
En cuanto a los ingredientes, afirma que son “sencillos, pero con múltiples opciones”. Destacan las tostas, a las que se les pude añadir jamón o huevo. “Y no puede faltar la fruta de nuestro frutero de Conil, que me va diciendo durante la semana qué frutas puedo ir metiendo para la macedonia”, comenta su encargada, que también informa sobre los zumos naturales por colores y los smoothies con leche animal o de origen vegetal.
La repostería da la nota de aroma y color al mostrador de la cafetería. Algunas recetas las hace Bea y otra gran parte las hace un obrador que para ella es "de lo mejor en España", ubicado en Albacete. "Lo lleva un hombre que trabaja espectacularmente bien, cuida no solo los ingredientes, sino también el envasado.
Hojaldres sin gluten en Pan de Limón
Por ejemplo. los hojaldres que son muy difíciles de trabajar sin gluten. Siempre está en contacto conmigo para ver cómo ha llegado el producto", aprecia Bea, que aclara que Pan de Limón "no está enfocada como una cafetería para celiacos, sino donde todo el mundo tenga oportunidad de sentarse y pedir variedad: el que tenga una intolerancia o simplemente opciones alimentarias diferentes".
Los productos estrellas de la casa son el huevo y las tostas en el desayuno, y la tarta de queso en la merienda, afirma Bea tras una impetuosa cheesecake recién hecha. El horario actual es de 7.30 a 19.30 ininterrumpidamente. Por sus portátiles adivinarás que muchos de sus clientes son extranjeros. "Se ha notado mucho los apartamentos turísticos porque nos llega mucha gente de fuera que consumen más este tipo de desayunos fuertes y naturales". Cuando abrieron el pasado octubre, la encargada recuerda que se llenó de Erasmus.
Después de casi un año de su reapertura, Bea –que no para quieta con la comanda– asegura estar sorprendida. "Somos un equipo joven y nos queda mucho que aprender, por eso hay que trabajar mucho. Para este tipo de negocio hay que cuidar mucho el personal que se selecciona y me está costando mucho, porque no es solamente a la hora de servir, sino también que conozcan el producto".
La idea de esta emprendedora es hacer talleres e incluso abrir otro local, pero "todo eso llegará cuando tenga una plantilla establecida", advierte. Por el momento, tienen faena en el local de calle San José, que dispone de conexión wifi y acepta la entrada de perros, en un ambiente agradable, cercano y de lo más apetitoso.
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