En el lugar en el que se celebran las carreras de tractores más espectaculares de toda España hay una pizzería que combina a los gigantes de cuatro ruedas del campo con la tradición de las pizzas italianas.
Guadalcacín es el enclave donde está situada La Tractoría, un establecimiento gastronómico que quiso jugar en su nombre con los famosos tractores, que tienen incluso una rotonda en la entidad local autónoma, y las populares trattorias del país transalpino.
Y en ese espejo de negocio pequeño, cercano y familiar se miraron Pilar y Raúl para dar vida a un local que el próximo 5 de diciembre cumplirá ocho años. "Cuando vimos el sitio nos gustó mucho. Somos de pueblo y nos encanta el tema rural. Nos pareció buena idea montar una pizzería, ya que no había nada parecido aquí. Estamos muy contentos de estar en Guadalcacín", nos cuenta Pilar.
Las pizzas son una fusión entre la esencia italiana y los gustos de la zona. "De donde venimos gustan más las pizzas más ligeras, con verduras. Aquí, sin embargo, prefieren más con beicon, carne, jamón de York y cosas contundentes. Hemos intentado encontrar el equilibrio entre las preferencias de los clientes y el sabor original de la pizza italiana", destaca Pilar.
El poder del boca a boca
¿En qué se diferencian las pizzas de La Tractoría de las de otros negocios dedicados a lo mismo? "Lo que nos hace distintos –indica Pilar– es la masa. Las pizzas son naturales, caseras y las hacemos nosotros. Se nota la diferencia en la masa. Cuando es un negocio gigante, cuesta más hacerlas así. Nosotros empezamos en su día haciendo una masada y ya hacemos un montón. Las verduras las cortamos a diario. Y las masas son reposadas, fermentan en frío y eso hace que las pizzas sean muy digestivas".
Las pizzas de este local de Guadalcacín también se diferencian de muchas otras por el queso, que en las napolitanas suelen tirar de una variante quesera menos agraciada y, sin embargo, en La Tractoría emplean mozzarella para la base.
En casa, en el pueblo, como los vecinos consideran a Guadalcacín, el local de Raúl y Pilar suele ser un lugar de encuentro de los jóvenes los fines de semana. "Para nosotros es un orgullo que las madres les dejen venir aquí. Cuando se juntan un montón es una locura, pero nos gusta tenerlos con nosotros. Muchos de esos niños que venían a cenar son ahora repartidores nuestros. Ya han pasado por aquí varias quintas".
El servicio de reparto, por cierto, funciona prácticamente desde el nacimiento del negocio. "Trabajamos mucho a domicilio. A la gente de Jerez le cuesta un poco más venir hasta aquí y prefieren pedir la comida para que se la llevemos a casa".
Entre los productos más demandados también se encuentran las focaccias, la versión de La Tractoría de los bocadillos. "Pero no están hechos con pan de barra. Los hacemos con la misma bola de masa de las pizzas, pero de otra forma. Se hacen en el momento y luego los rellenamos".
El boca a boca es la mejor publicidad de un sitio acogedor en el que disfrutar del paladar como en una trattoria romana pero sintiendo la esencia del mundo rural.
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