Un vendaval se cuela por la carpa de la plaza del Arenal. En su interior, el clima no es un impedimento para que los más pequeños disfruten con seguridad de diversos talleres donde no falta la creatividad. Con un rodillo, varios pinceles, y fondant de colores, un grupo de niños y niñas se esmera en decorar con caras de animales las galletas que Silvana De Gennaro les facilita. “A cada uno le doy una bolsita con su material para que no tengan que compartir”, explica la italiana afincada en Jerez que no para quieta.
Ella es el alma máter de estos talleres infantiles pensados para menores a partir de 5 años. Con entusiasmo, ayuda a los participantes a desarrollar sus dotes de reposteros creativos. En la mesa, Silvana derrocha vitalidad y alegría. Se nota que le gusta estar cerca de los niños y niñas, y está encantada de poder ofrecer lo que mejor sabe hacer en la programación de las Fiestas de la Vendimia de Jerez 2021.
Por primera vez, Silvana sale de su local situado en la calle Platino para animar a los pequeños después de un año duro. La pandemia ha golpeado a su antojo a los locales de ocio infantil en los que se desarrollan actividades y juegos en grupo. Dolce&Salato ha sido uno de estos establecimientos que han tenido que batallar con coraje.
La italiana, natural de Sorrento, se aventuró en abrir el antiguo Chachi Park en febrero de 2020. “Lo cogí en traspaso y nada, solo he trabajado un mes”, resopla mientras un niño manipula la rica masa de azúcar. Tuvo que echar el cierre justo cuando todavía estaba despegando. “La pandemia ha ido muy mal, sobre todo porque había hecho una inversión, todo lo que estaba dentro era mío y he estado cerrada. Los primeros meses me echaron una mano los dueños, pero luego ya he tenido que pagar el alquiler”, comenta.
Para salir adelante, además de las filigranas que ha tenido que hacer para adaptarse a los múltiples cambios de normativa según los niveles de alerta, decidió reinventarse. Con aplomo, comenzó a darle rienda suelta a su pasión por la cocina e incorporó un servicio de comida y postres típicos de su tierra natal. Comida por encargo “para sobrevivir, porque si no, no podía”, dice.
Además, se adentró en el mundo de las tartas y realizó cursos para mejorar su formación. “Me daba muchísima pena y así pude seguir pagando el alquiler, sigo luchando, para mí esto es un sueño”, expresa risueña. Contra viento y marea, Silvana le plantó cara a la crisis y continuó elaborando lasañas, pizzetas o quiches además de bizcochos, tartas de sabores, tiramisú y todo tipo de creaciones con fondant. “Yo hago todos los muñequitos”, comenta mientras muestra un catálogo lleno de opciones.
Su apego a la repostería surgió en Italia, donde residía antes de mudarse a Jerez hace 5 años “por mi marido”. Con energía, cuenta que aterrizó en esta ciudad porque él, piloto militar, debía hacer un intercambio en la base naval de Rota. Pero en su pueblo ya hacía dulces para una pastelería, colaboraba con ludotecas y organizaba talleres infantiles. Fue allí donde se formó como educadora -Ciencias de la formación primaria-, aunque nunca llegó a ejercer.
“Mis tres hijos eran más pequeños y mi marido se iba de misión de guerra, yo me quedaba sola con ellos y no tenía a la familia cerca”, recuerda Silvana, que está pendiente del desarrollo de los pequeños reposteros.
En Jerez, ha podido impulsar este espacio de celebraciones con parque donde prepara cumpleaños con talleres privados, meriendas exclusivas y otros eventos. A Silvana no le convencía el mero servicio de piscina de bolas y toboganes, así, se esforzó por ofrecer un lugar “diferente a los demás” donde los niños no solo deambularan por los juguetes. La filosofía de la italiana se basa en ir más allá y ella se lo curra para que el grupo lo pase en grande. “Ofrezco algo que no sea solo tirar al niño en la cama elástica y ya. Quería que, por lo menos, fuera un sitio donde los niños echaran un tiempo de calidad, aprendieran algo e hicieran algo que fuera bonito”, sostiene.
La creadora de Dolce&Salato aporta un espacio con personalidad en la oferta de ocio infantil de la ciudad. Tras la evolución favorable de la crisis, Silvana ha podido reabrir el local para celebrar eventos “con muchas restricciones de aforo”, pero con la ilusión que siempre pone en cada taller.
Ahora que parecía ver un poco de luz, un nuevo bache se le presentó en el camino. “Mi marido tenía que quedarse un año más aquí, pero han querido que volviera a Italia”, suspira la educadora, que ha tomado la decisión de continuar con su actividad en Jerez. “He hecho una inversión, ¿lo dejo todo? Mis hijos han aprendido a hablar español, si me voy a Italia pierdo todo lo que he hecho hasta ahora”, cuenta a la vozdelsur.es.
Sin perder el desparpajo que la caracteriza, de vez en cuando echa un ojo a las galletas. Aunque es “muy complicado” porque “me quedo sola con los niños”, Silvana sigue combatiendo las adversidades desde las tierras jerezanas. “Yo creo en este proyecto”, dice con convicción.
Hasta el próximo jueves 16 de septiembre, la italiana estará en la plaza del Arenal sacando a los menores esa sonrisa que tanto hace falta. No solo con talleres gratuitos de repostería sino también con pintura de mochilas y camisetas, cuentacuentos o zumba. La italiana se muestra agradecida a la Asociación Unión de Comerciantes de Jerez por la oportunidad que le ha dado para dar a conocer su labor. “Fue una buenísima idea”, dice.
Ahora, compagina esta actividad, que realiza junto a la monitora Lidia, con las meriendas y comidas que le solicitan. “Si un grupo de madres quieren quedar y no quieren meterse en un sitio donde haya un montón de gente, pues quedan ahí solo ese grupo de madres y sus niños pueden disfrutar de forma privada del parque como si fuera su cuarto de juego”, añade Silvana, que cuida cada detalle, “me gusta hacer las cosas bien”.
En tiempos extraños, la organizadora de talleres reivindica la importancia de apostar por este tipo de actividades. Concentrados en sus galletas, los pequeños se entretienen, interactúan y aprenden. Sus sonrisas merecen la pena.
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