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Tal día como este 9 de enero hace 165 años nacía en Jerez Luis Coloma, periodista, escritor, abogado, padre jesuita y miembro de  la Real Academia Española. Algunas de sus obras fueron best sellers en su época y tuvieron un gran impacto social. Hoy hacemos un recorrido por una de sus excepcionales aportaciones a nuestra literatura: el personaje del Ratón Pérez, el genuino e inimitable roedor que dio forma escrita a una tradición oral de inabarcable riqueza en nuestra cultura. Contamos para ello con la ayuda de Federico Rubio, propietario del Museo del Ratón Pérez en Madrid y Juan Antonio Rojo, copropietario y desarrollador creativo del museo, y actual dueño de los derechos del Ratón Pérez que lleva años investigando la figura de Coloma y especialmente del famoso roedor. Tal y como ellos afirman: “Ningún otro personaje de ficción en nuestra cultura ha logrado tal capacidad de arraigo y conexión con la gente”.
Un pensamiento tan antiguo como la humanidad
La preocupación de los padres por los dientes de sus hijos es prácticamente tan antigua como el propio hombre. Las culturas más antiguas deseaban que sus hijos tuviesen dientes tan resistentes y fuertes como los de un ratón. “Ya Platón en sus diálogos de Timeo y Critias, hablaba de este tema”, cuenta Juan Antonio, “antiguamente se hablaba del ratón del perae, una palabra latina para designar un saquito pequeño en el que meter una moneda o algo pequeñito”. Hacia el 1.200 el perae pasa a ser Pérez, uno de los apellidos más comunes del castellano junto a García. “Creemos que se eligió este apellido por ser tan característico de nuestra lengua y por su similitud fonética con perae” explica Juan Antonio que está a punto de publicar su segundo libro sobre el Ratón Pérez.
“El Ratón Pérez es una figura de mucha riqueza, es casi como un oficio con miles de años de antigüedad. El mensaje principal que transmite es que todos somos iguales, ricos y pobres, es un mensaje de fraternidad humana”.
Hay algunos antecedentes literarios que recuerdan al personaje, como un cuento francés del siglo XVIII de la baronesa d'Aulnoy: La Bonne Petite Souris (El Buen Ratoncito). Habla de un hada que se transforma en un ratón para ayudar a derrotar a un malvado rey, se esconde bajo la almohada y se le caen los dientes. Puede que la primera aparición del Ratón Pérez como tal en un libro fuera en La Hormiguita de la escritora Cecilia Böhl de Faber, que firmaba con el seudónimo de Fernán Caballero. La escritora era muy amiga de Luis Coloma y dicen que le contagió su amor por los cuentos populares. También Benito Pérez Galdós en su novela costumbrista La de Bringas menciona al Ratón Pérez. La figura del Ratón Pérez ha sido transmitida oralmente en nuestra cultura por muchísimos años y fue Luis Coloma el que lo documentó de forma escrita en 1894, otorgando al personaje una historia e identidad únicas. El primer manuscrito del Ratón Pérez que Luis Coloma regaló al Rey Alfonso XIII está encuadernado en tapas de cuero verde con broche de oro y se guarda en la cámara acorazada del Palacio Real. En 1902 se publicó por primera vez junto a otros cuentos de Coloma y, en 1911, se publicó como cuento independiente.
Mezcla de realidad y ficción
Gran parte del alcance que tiene este cuento infantil de Coloma se debe a que mezcla con maestría ficción y realidad. El Ratón Pérez fue una petición que una madre preocupada hizo en 1894 a Luis Coloma para su hijo. Esta madre era la Reina María Cristina y su hijo, el futuro Rey Alfonso XIII, que en aquel momento tenía sólo ocho años. Un niño que ya estaba destinado a ser rey desde la cuna, huérfano de padre y de salud frágil. Había crecido con el gran amor de su madre, una educación estricta y la protección que otorga el vivir en un palacio. La Reina María Cristina encargó al Padre jesuita Luis Coloma un cuento que ayudara al pequeño Alfonso a afrontar sin miedo la caída del primer diente. Entonces, el jerezano escritor dio forma por primera vez de puño y letra al personaje que resonaba desde tiempo inmemorial en nuestra cultura: el Ratón Pérez. Lo vistió con sombrero de paja, lentes de oro, zapatos de lienzo crudo y una cartera roja. Y en el cuento, el Ratón Pérez se aparece ante el Rey Buby, el apodo cariñoso con el que la regente María Cristina llamaba a su hijo en la intimidad, clara y principal conexión de la ilusión con la realidad. El ratón quiere que el niño rey lo acompañe a recoger el diente de otro niño muy pobre, para así mostrarle que el mundo no es sólo como se percibe en palacio, que existen la pobreza, la injusticia y la desigualdad. Coloma dio al Ratón Pérez también una familia con la que vivía dentro de una caja de galletas de la conocida marca inglesa Huntley and Palmers, primer fabricante de galletas industrial. Esta caja ya de por sí es un elemento de gran curiosidad histórica, ya que el plástico no fue inventado hasta mediados del siglo XX y se cuenta que las cajas de galleta de latón de Huntley and Palmers las usaba el ejército inglés por su gran capacidad para mantener en buenas condiciones el alimento. También se relata que los misioneros del Congo guardaban sus preciadas Biblias en cajas de Huntley and Palmers para protegerlas de las hormigas blancas, término con el que se denominaba a las termitas. El Ratón Pérez vivía felizmente con su esposa, dos hijas y un hijo en esta caja de galletas situada en la calle Arenal 8, donde se ubicaba la Pastelería Prast, de nuevo un elemento real dentro del relato de fantasía. Actualmente una placa conmemora en esta calle madrileña la residencia del personaje ilustre del Ratón Pérez, única concedida a un personaje imaginario y que comparte el honor con otras placas conmemorativas repartidas por la ciudad dedicadas a personajes de la envergadura de Andersen o Plácido Domingo, entre otros.
Preservando la magia de la mercantilización y la deformación del personaje
A lo largo de los años no pocas han sido las reproducciones, copias y versiones que se han hecho del Ratón Pérez de Luis Coloma. El cuento fue traducido en Japón y también en Inglaterra como Perez the mouse por Lady Moreton. No todas las adaptaciones han sido afortunadas. Tal y como me explica Juan Antonio “Hay muchas personas que quieren hincar el diente, nunca mejor dicho, y hacer negocio sin respetar la historia de Coloma, sin mencionar su origen si quiera, algunos son capaces de decir que el Ratón Pérez usaba los dientes de los niños para fabricar fichas de dominó o cualquier otra cosa, dependiendo de sus intereses, o le atribuyen datos completamente erróneos, desinformando así al público y deformando el personaje original”. Actualmente Juan Antonio posee legalmente los derechos de la marca Ratón, privilegio que asume con orgullo y responsabilidad, ya que tanto Federico como él, aseguran que velarán por preservar siempre la originalidad del personaje creado por Coloma. “Desde que solicitamos la marca y el registro del Ratón Pérez nos hemos marcado una línea de ética personal de discreción y fidelidad con el personaje para salvaguardarlo de la mercadotecnia y evitar frivolidades inventadas. Juan Antonio incluso habló con los jesuitas para comunicarles nuestra intención con total honestidad. No queremos protagonismo ni tampoco pretendemos hacer una mercantilización agresiva dirigida a los niños como otros hacen, hay cosas mucho más importantes que el dinero y las cifras de venta, como la ilusión y la autenticidad”, comenta Federico, que recuerda: “En una ocasión vimos en la puerta de El Corte Inglés un hombre de metro noventa disfrazado del Ratón Pérez, promocionando algún producto entre los niños que se acercaban. Lógicamente los niños le miraban con expresión incrédula, algunos le decían que estaba mintiendo, que cómo podía ser el Ratón Pérez si era tan grande… la magia hay que preservarla, no podemos ponerle precio, el ser humano necesita ilusión”.

"La magia hay que preservarla, no podemos ponerle precio, el ser humano necesita ilusión”

Y es que la figura del Ratón Pérez tiene algo que, a lo largo de los años, cautiva el corazón de niños y mayores. “A menudo al museo vienen adultos que entran para acompañar a los pequeños y salen absolutamente maravillados. Los niños pequeños conectan de manera asombrosa con el Ratón Pérez, aunque no se deje ver, algunos salen del museo jurando que por un segundo lo han visto, a través de una rendija o una puertecita, absolutamente convencidos”. Juan Antonio me cuenta que familiares del propio Luis Coloma han visitado el museo y han quedado encantados con el tratamiento y enfoque que se le está dando, preservando al máximo lo que Coloma creó hace ya más de un siglo. También me cuenta que hace unos años interpuso una denuncia contra la película hispano-argentina del Ratón Pérez que se hizo con el Goya a mejor película de animación en 2006: “Decidimos ir a los tribunales porque manipularon el personaje, no tenía nada que ver con el Ratón Pérez de Coloma, de hecho, originalmente la película la registraron como “El Ratoncito de tus sueños” pero le añadieron el Pérez después”. Y añade: “Nosotros a menudo cedemos de buena gana los derechos de uso de forma gratuita a cualquier iniciativa cultural que respete con honestidad la esencia del personaje de Coloma, como ya hemos dicho, para nosotros no es una cuestión de dinero”.
Mucho más que un tema dental
Casi todo el mundo piensa en el Ratón Pérez y lo asocia con la caída de los primeros dientes y el intercambio del diente por un regalo. Hace algunos años se desató incluso un poco de controversia entre los profesionales de la odontología a raíz de una advertencia publicada en la revista British Medical Journal, en la que dos dentistas británicos alertaban del peligro de dejar el diente bajo la almohada y adjuntaban un par de casos en los que un niño se lo había tragado accidentalmente y a otro se le había introducido en la oreja. Sin embargo, los odontólogos españoles coinciden en que éstos son casos muy aislados y que, en general, la figura del Ratón Pérez es de muchísima ayuda para los niños para superar sus miedos y ayudar en la educación bucodental. Por su parte, Federico y Juan Antonio, expertos dedicados a la investigación del personaje, coinciden en que a menudo cuando se habla del Ratón Pérez se destaca el tema de los dientes pero que la carga maravillosa de valores que entraña esta historia queda relegada a un segundo plano. “El Ratón Pérez es una figura de mucha riqueza, es casi como un oficio con miles de años de antigüedad, nacido como tal en la cuna del castellano” afirma Federico. El mensaje principal que transmite es que todos somos iguales, ricos y pobres, es un mensaje de fraternidad humana”. Los profesionales de la educación se están dando cada vez más cuenta de esta riqueza y están incorporando al Ratón Pérez como elemento motivador en algunos temas, ya que es un personaje noble que conecta con los niños de manera muy  natural. Luis Coloma demostró siempre un gran espíritu crítico con la sociedad en la que le tocó vivir y que se refleja en gran parte de su obra. En un día como hoy, 165 años más tarde en la ciudad que le vio nacer y ser niño, me gustaría animar a los padres a rescatar el relato original del Ratón Pérez de nuestro ilustre paisano, y recordar un mensaje que incluyó en el prólogo del libro original del Ratón Pérez dirigido directamente a los adultos que merece ser tenido muy en cuenta en cualquier época:

“Sembrad en los niños la idea, aunque no la entiendan: los años se encargarán de descifrarla en su entendimiento y hacerla florecer en su corazón”.

Sobre el autor:

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Yolanda Rosado

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