En Cortes de la Frontera, entre los Parques Naturales de Los Alcornocales y el de la Sierra de Grazalema, se encuentra escondida en mitad de la naturaleza una casa excavada en una roca.
Este eremitorio, de origen paleocristiano, fue hecha entre los siglos VI y VII, utilizándose como lagar de uva en los siglos XVIII y XIX. De este lagar se conserva el hueco de la prensa y las tinajas, que están embutidas en el suelo.
Una singular edificación de arenisca que cuenta con un exterior decorado. En la fachada hay una hornacina de medio punto, sobre la puerta principal, enmarcado por un rebaje a modo de plinto.
La silueta de un pez labrado en una esquina de un pilar ha llevado a muchos historiadores a pensar que en su día fue una ermita paleocristiana o templo mozárabe.
A la conocida como la Casa de Piedra se puede acceder desde el propio pueblo de Cortes de la Frontera, recorriendo un camino de algo menos de dos kilómetros.
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