Arepas Berta es el resultado de una historia de amor, un amor infinito por Venezuela, su gastronomía, su música, sus colores y su esencia. El sueño hecho realidad de Willis Colmenares y Roberto Fernández, venezolano el primero y de San Fernando el segundo, que después de diez años en España están a punto de abrir el primer establecimiento de comida puramente venezolana en San Fernando.
No ha sido una tarea fácil, pero no les falta un detalle. Cada cosa, cada elemento de este coqueto local en la calle San Rafael, frente a la antigua juguetería La Perla, está medido y con una filosofía clara: ha llegado el fast food criollo, la comida rápida venezolana, pero con más salsa, más merengue, más joropo, más ingredientes naturales y cocinada en el mismo día.
La gerencia y todo lo que tiene que ver con el branding de la marca, objetivos, posicionamiento, diseño, es cosa de Willis; la cocina, de Roberto. Experto en finanzas el venezolano y en cocina, el isleño, su historia comenzó en la anterior crisis del ladrillo en España. Cansado de la explotación laboral y la falta de oportunidades, Roberto cogió una maleta, 400 euros y un pasaje para Venezuela. Allí debía esperarlo un amigo, que tuvo que irse a Tenerife y fue Willis el que lo recibió. “Venezuela me lo ha dado todo”, recuerda Roberto. Allí conoció a unos portugueses y comenzó a trabajar en un lunchería o cafetería donde se toma el lunch y aprendió todo de la comida venezolana.

“Podía hacer 400 empanadas diarias” cuenta, además de preparar los almuerzos y demás comidas. Y se nota porque cuando Roberto, profesor también de cursos de cocina, empieza a hablar de los platos típicos de Venezuela es capaz de diferenciar por zonas del país. “El socio de mi jefe era gocho, es decir, de la parte de los Andes; el que llevaba los pollos era de Maracaibo; uno de los camareros era de Los Llanos, del centro del país, y la cocinera era del Oriente. Conocí a gente de todas las partes del país y, desde el primer día, conecté mucho con la gente de allí”.
A punto de abrir juntos su propio establecimiento en Caracas y comprarse un apartamento, estalló la crisis y decidieron venir a España. Primero Willis y en tres días, volvió Roberto. Se casaron, se establecieron aquí, abrieron un bar con algunas tapas frías, pero querían crecer, aunque no fuera fácil.
“Yo venía de Caracas y cuando llegué a San Fernando le dije a Roberto que a dónde me había traído: la ciudad estaba oscura, había pocos sitios de restauración, las cartas eran sota, caballo y rey y no era el momento de meter un producto nuevo como las arepas. Hasta que abrió DeJavier Tapería e innovó. A partir de ahí, empezaron a abrir en San Fernando sitios nuevos, de sushi, de noodles. Hemos visto el crecimiento de la ciudad en estos últimos años”.

Comenzaron a testear sus productos porque el establecimiento en el que estaban no les permitía tener las condiciones para poder montar un restaurante. Tampoco querían, era necesario primero comprobar si esa comida iba a tener o no aceptación entre la gente. “Primero fue con los amigos, luego con los amigos de los amigos y cada vez con más gente, de Rota, de Jerez. De repente teníamos que preparar 30 o 40 arepas”. Ahora están preparados para hacer muchas más a lo largo del día y ya sabiendo cuáles son los gustos más apreciados entre el público. “Nosotros queremos mantener la esencia. La gastronomía latinoamericana es muy buena pero cuando uno va a un italiano, come comida italiana, a un chino, comida china y queremos que aquí sólo sea comida venezolana y de primera calidad”, insiste Willis.
"Si no nos arriesgamos, perdemos la oportunidad"
Con la carta ya estructurada estaban dispuestos a irse a Rota, pero se desocupó el local ya de Arepas Berta y lo vieron claro. "Si no nos arriesgamos, podemos perder la oportunidad. Vale, puede salir mal y quedarnos con la deuda, pero esa deuda no va a ser para toda la vida. En algún momento la vamos a sacar”, así que “si lo pensamos bien y si lo hacemos bien, vamos a tener menos errores porque cada error, es dinero”.
Por eso, Willis tuvo claro que las redes sociales eran fundamentales para dar a conocer el negocio, pero, sobre todo, para crear una comunidad de gente que “nos escribe para preguntarnos cuándo vamos a abrir, para mandarnos muchos mensajes de ánimo, gente que no conozco”. “Tenía claro que no íbamos a abrir el negocio y a la vez las redes sociales. Llevamos un año en redes y la gente ha vivido y hasta sufrido el proceso de montar Arepas Berta con nosotros. Queríamos que la gente se enganchara, que viviera lo mismo que nosotros, que vieran lo que hemos llorado y reído. Eso compromete a la gente y engancha como si fuera una serie”.

Y casi ya en el último capítulo, queda que la compañía de luz les dé el último trámite para que el público, que se queda pegado a la puerta mirando, pueda entrar a comer. Sillas de colores, cuadros con un diseño ad hoc para el bar que recoge platos típicos de Venezuela, como las arepas, el pabellón, que es un plato de arroz, habichuelas negras o caraotas, plátano macho maduro y carne de ternera deshilachada, o la cachapa, que es una tortilla de maíz con un queso venezolano muy difícil de encontrar en España; animales como el capibara o el guacamayo o monumentos naturales como el Santo del Ángel, dan la bienvenida a un público que va a experimentar una sensación gastronómica parecida en la forma a un establecimiento de comida rápida, con un quiosco electrónico como los de las cadenas de hamburguesería más famosas donde tú mismo pides la comida, y totalmente distinta en el fondo. Comida rápida aquí no es sinónimo de comida ultraprocesada, ni en cadena. La comida es tradicional y hecha el mismo día.
Comida rápida... y casera
Ya en cocina, Roberto prepara los platos con sus harinas de maíz, su queso de mano venezolano, que compran a uno de los escasos proveedores que traen productos originarios, y mucho amor. “A mí la cocina me encanta, no me pesa para nada”, explica mientras termina de preparar unos tequeños, hechos de masa y queso, que nacieron de las manos de mujeres de Los Teques que, ante el sobrante de masa, hicieron esos enrolladitos de queso y que ahora se comen como entrantes o, incluso, los niños en el colegio. “Mi plato venezolano favorito es la sopa o sancocho como dicen en otras partes de Latinoamérica. Es un plato que lleva calabaza, yuca, papa, zanahoria, pimiento, cebolla y pollo o ternera”. Por supuesto, la arepa, “porque es muy versátil y puede ser tan simple como de jamón y queso o mantequilla o, por supuesto, de todo tipo de carne”.
Así, el público podrá degustar arepas como la reina pepiada(en honor a una de las mises venezolanas ganadoras del certamen Miss Universo, uno de los eventos más celebrados en el país donde hay una cultura de la belleza muy presente), que lleva pollo desmenuzado, aguacate, mayonesa y cilantro fresco, o la pelúa, cuyo relleno es de carne de ternera deshilachada, previamente guisada, y acompañada de queso gouda; cachapas como la llanera, que es una tortilla de maíz molido rellena de crocantes trozos de chicharrón y adornada con queso llanero a la plancha, o empanadas como la pabellón, rellenas de carne de ternera deshilachada, mechada como se dice en Venezuela, con caraotas negras, plátano maduro y queso. También los peques tendrán un menú infantil y postres como la tarte de tres leches o la marquesa de Nutella o de dulce de leche.

Todo en formato fast food: con sus menús con refresco y su yuca frita o sus patatas fritas, a elegir, y con sus cajas para los menús infantiles donde los más pequeños podrán incluso colorearlas. También, servicio a domicilio y darse de alta en plataformas como Just Eat. “Hay que fijarse en los grandes y ver qué hacen; si hacen publicidad por internet, tienes que ver cómo lo hacen, cómo lo estructuran. Hay que adaptarse y aplicar las nuevas tecnologías para poder sobrevivir”. Willis se siente muy orgulloso de todo el universo creativo que acompaña a Arepas Berta. “Nuestro amigo Loong es el que nos ha ayudado con todo el diseño y la imagen de marca”, cuenta sentado tras un mural pintado a mano por este compatriota venezolano.
La apertura será inminente y, aunque problemas burocráticos les han pedido abrir esta Semana Santa, la inauguración tendrá lugar una vez que pasen las fiestas. Tienen preparado un evento especial del que no quieren desvelar muchos detalles, pero ideas no les faltan. Y ganas de seguir creciendo. “El local está hecho y pensado para ser replicado en otras ciudades” y Rota va a ser el próximo destino.
Sus vidas ya están en esta provincia, pero el dolor por no volver a su tierra natal y de adopción, les acompaña. Y es entonces cuando Willis se quiebra al hablar de su país. “No creo que pueda volver, tampoco me quedan amistades y tengo a la familia regada por multitud de países”. “Hay mucha gente que emigra porque quiere, porque quiere crecer, pero nosotros emigramos, aunque no queríamos Yo tenía mi vida profesional estable, Roberto tenía planeado abrir una cafetería y de la noche a al mañana, en un mes, tuvimos que tomar esa decisión”. “A mí, Venezuela me cambió la vida” dice con emoción Roberto. Y la tristeza se vuelve alegría con la música de fondo. “Aquí hemos traído un trozo auténtico de Venezuela”.