Un año más las “Reliquias” de Bodegas Barbadillo vuelven a ser protagonistas, un estreno por todo lo alto de un vino exclusivo, diferente y para paladares exquisitos. Barbadillo lanza sus nuevas Reliquias de Amontillado, Palo Cortado, Oloroso y Pedro Ximénez con nuevas y creativas etiquetas diseñadas por el calígrafo Goyo Valmorisco que van cambiando de espectaculares diseños cada año.
Reliquias se designan a aquellos vinos que tienen mayor envejecimiento en Bodegas Barbadillo cuyo origen data de la primera mitad del s. XIX. Cada año se embotellan un máximo de 85 botellas de cada uno de los vinos únicos que se mantienen en lugares recónditos de las bodegas que este año cumplen dos siglos en Sanlúcar de Barrameda. 85 de Amontillado, 85 de Palo Cortado, 85 de Oloroso y 16 de Pedro Ximénez. Además, gracias a las medias botellas, se quiere compartir los escasos 96 litros que salen de las Soleras de la bodega para ampliar al doble los descorches
Más de dos siglos dando protagonismo al vino
Esta propuesta exclusiva de Bodegas Barbadillo comenzó a ser reconocida cuando uno de los presidentes de la bodega, Toto Barbadillo, envió a la famosa casa de subastas Christie´s cuatro frascas de sus vinos de la familia. Desde ese instante, el prestigio de estos vinos no ha dejado de crecer y ampliar su reconocimiento.
Actualmente, el reconocido calígrafo Goyo Valmorisco repite experiencia volviendo a ser el encargado de “vestir” estas nuevas ‘Reliquias” de una forma magistral y artística, con todo lujo de detalles y pintadas a mano. Un trabajo en el que ha estado inmerso elaborando hasta el más mínimo aspecto durante varios meses.
Desde hace dos años, la bodega sanluqueña a través de Armando Guerra, responsable de Descomunales Vinos Comunes (Alta Gama de Barbadillo), ha deconstruido estas Reliquias, dando mayor importancia al vino en un original formato como son las medias botellas, sencillas botellas jerezanas que quieren dar todo el protagonismo al contenido, un líquido exclusivo. Guerra afirma que "el embotellado de las Reliquias se ha convertido en un pequeño acontecimiento cada año. Los trabajos se hacen con mimo, manualmente. Participa un pequeño grupo de compañeros de bodega que cuidan cada detalle tratando cada botella como lo que es: una pequeña joya".
Vinos que son tan antiguos que, según Guerra, ponerles fecha es un absurdo. Son los que han sido guardados o salvados por el destino. Son vinos muy escasos y casi imposibles de encontrar.
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