La gastronomía de la Bahía de Cádiz reluce en los platos que cada día se presentan en las mesas de La Venencia, la marca inspirada en el utensilio destinado a catar el vino con dos establecimientos en el centro de El Puerto. José Luis Reboredo y Verónica Zamora sacaron adelante este negocio familiar en el año 2013, cuando se inauguró el primero de los locales en la plaza de las Galeras Reales de la localidad portuense. “Prácticamente nací en un bar, en los tiempos aquellos del buen comer en Jerez”, comenta el dueño que siempre se ha movido entre barras porque “mi abuelo tenía un bar llamado Los Burladeros”.
El empresario decidió rescatar el nombre de La Venencia, que denominaba a un bar “muy famoso de Jerez”, porque “quería algo muy del marco jerezano, sus finos y esas cosas nuestras de aquí”. Por eso, las paredes de este bar albergan más de 50 botellas de vino expuestas en vitrinas de cristal, que duermen en el marco de la madera. “La gente lo acogió bastante bien, podría decir que es un bar más de tapeo rápido, más de comer y adiós y los fines de semana hay gente esperando mesa”, expresa.
Interior de La Venencia en la plaza de las Galeras Reales. FOTO: MANU GARCÍA
Del techo cuelgan plantas enredaderas que adornan un local con estilo, marcado por sus referencias al toro y su aire flamenco. En la terraza con azulejos de la mítica fuente de Las Galeras los comensales disfrutan de una “amplia carta de vinos con más de 100 referencias entre blancos, tintos y rosados”, que acompañan a la variedad de pescados, carnes, arroces y mariscos de la carta.
Tartar de atún, revuelto campero, carne guisada al toro de Lidia, navajas, choco a la plancha o acedías fritas son algunas de las opciones de La Venencia, que en 2017 aterrizó en el Real Club Náutico portuense. Un restaurante que “era exclusivo para socios, pero los tiempos cambian y se llegó a un acuerdo para que pudiéramos dar el servicio tanto a los socios como al público general abriendo una puerta anexa”, explica José Luis, que se acerca a la lonja a diario para ofrecer el pescado fresco.
Entre otras delicias para el paladar también destacan los nachos caseros de harina de maíz. José Luis expone que este plato “no es muy típico de un restaurante de este estilo ni de un bar como el del centro, pero sí es uno de los que más le gusta a la gente porque la masa la hacemos nosotros”.
La carta de La Venencia se mantiene en ambos locales, sin embargo, según el dueño, en el Club Náutico hay más variedad porque “presenta mucha más amplitud, la cocina tiene más de 200 metros cuadrados y hay más pescados al horno y pescados a la sal”.
Nachos caseros de harina de maíz. FOTO: MANU GARCÍA
La esencia marinera se respira en cada rincón de sus salones y su terraza donde en las noches cálidas de verano sus camareros uniformados se esmeran en cuidar que los platos no lleguen fríos a las mesas. Con una decoración que rinde homenaje al mar, el espacio presenta peceras, cuadros de especies marinas y gaviotas de madera que se funden con la huella náutica del enclave.
“Es un recinto cerrado totalmente particular, bastante amplio, donde se te pierde la vista entre los barcos de enfrente, el comer aquí relaja bastante”, manifiesta José Luis, que destaca la tranquilidad que envuelve a La Venencia, donde “parece que no pasa el tiempo”.
José Luis Reboredo, dueño de La Venencia, durante la entrevista. FOTO: MANU GARCÍA
Las banderas y los escudos náuticos decoran este local, que da la “bienvenida a bordo” a los clientes que se acercan a vivir la experiencia de comer rodeados de embarcaciones. En la entrada, un timón donde los visitantes se hacen fotografías de recuerdo simboliza el ambiente naval del sitio. “Aquí entras al restaurante y después entras a la terraza, y normalmente te sientas en la terraza y no tienes ni por qué entrar al bar”, sostiene José Luis, que resalta que “hay más de 100 mesas por lo que las esperas son muy cortitas, cosa que en el centro no porque gracias a dios siempre está saturado”.
El olor de la cocina persuade a las familias y también a las parejas nada más atravesar la entrada iluminada con bombillas amarradas a nudos marineros. El restaurante, que opta por los colores blancos y azulados en su atmósfera y dispone de sombrillas para cuando apriete el sol, cuenta con “un buen servicio y atención al cliente”. Según el propietario, “la gente que viene aquí siempre nos agradece y nos felicita por la calle”.
La Venencia crea ambientes diferentes en dos locales singulares. Está en manos de los comensales elegir entre el sosiego del mar latente en el club Náutico o el "bullicio del centro, donde obviamente estás en la calle y no en un recinto privado", indica José Luis.
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