El boom de las tartas de queso de una familia que hace sentir Mariposas en la barriga desde Conil

La repostera madrileña Marian Cañizares, junto a toda su marido y sus hijos, abrió hace tres años este establecimiento tras ser pionera a nivel nacional en elaborar este producto con multitud de sabores

Marian Carrecedo con una tarta de queso de pistacho ibérico, en Mariposas en la barriga, en Conil.
Marian Carrecedo con una tarta de queso de pistacho ibérico, en Mariposas en la barriga, en Conil.

Los amantes del queso ya habrán descubierto el lugar donde se elaboran las tartas de las que todo el mundo habla en la provincia de Cádiz. Tantas mariposas en la barriga han despertado, que hasta su terraza rebosa de clientes antes de abrir. A María del Mar Cañizares, que responde al nombre de Marian, este boom por las tartas de queso le recuerda al de los videoclubs en otra época. “A mí me sorprende mucho, nunca había visto a la gente coger sitio antes de que lleguemos, pero dando gracias a Dios”, dice esta madrileña hábil en la repostería que junto a su familia trajo a Conil el nuevo local de moda.

Desde fuera, no paran de llamar a la puerta, pese a que ya ha cerrado. Los ojos de muchos y muchas se van detrás de una vitrina repleta de brownie cheesecake, que no lo hace nadie, cookies, repostería vegana y la estrella de la casa, las tartas de queso de mil sabores, desde requesón con pistacho ibérico hasta de Lotus. Detrás del cristal no hay cruasanes porque “los hacemos al momento, recién hechos, cuando los piden”.

La alma máter de este coqueto establecimiento es Marian, junto a su marido Juan Manuel Carracedo, curiosamente jugador de tenis profesional antes de trabajar en la hostelería, y Marian y Pablo Carracedo Cañizares, sus hijos. Juntos ponen sus cinco sentidos para que todo funcione. Mientras Juanma y su hija Marian se encargan de atender al público, Marian madre y Pablo usan sus manos para crear bocados de todas las clases desde el obrador. “Él tiene un don, no podría hacer nada sin él”, dice la repostera.

La familia muestra la tarta de queso de pistacho, una de sus estrellas.
La familia muestra la tarta de queso de pistacho, una de sus estrellas.  MANU GARCÍA

Para ellos, el negocio es el pilar en el que se sustenta toda la familia, a la que dan mucha importancia. Y se nota. Tienen una conexión especial que salta a la vista y que se refleja en sus propuestas que comenzaron a sonar en la costa gaditana en 2019. Después de vivir en Madrid, Castilla y León o Castilla-La Mancha, hace unos 10 años se mudaron a este pueblo costero, donde comenzaron trabajando en restaurantes hasta el 7 de julio de hace cinco años.

Marian, que lleva casi dos décadas siendo una apasionada de la repostería, empezó a hacer tartas de chocolate, zanahoria y queso clásica en Homies, una escuela de Surf y Skate ubicada en El Palmar. “Tuve la suerte de que ellos creyeron mucho en mí, quería elaborar a puerta cerrada y me hicieron un obrador”, cuenta a lavozdelsur.es. Así, entre hornos y batidoras, un buen día se puso a inventar y le salieron tartas de queso de sabores, una idea que, por entonces, era innovadora.

Desde Los Bizcochos de Marian, como llamó a su proyecto, fue pionera a nivel nacional en introducir ingredientes nunca vistos en una tarta de este tipo. “Fue un boom, hice una tarta de queso de Lotus y a la gente le explotó la cabeza. Me llamaban la Ratatouille de las tartas”, ríe la madrileña, que prefiere pasar desapercibida. Por ese “miedo escénico”, cuando el 19 de diciembre de 2021 abrió en Conil, apostó por vender a puerta cerrada, solo por encargos, y después, como Take Away.

Brownie cheesecake en el local de Conil.
Brownie cheesecake en el local de Conil. MANU GARCÍA
Galletas recién hechas.
Galletas de sabores.   MANU GARCÍA

“Busqué un local que no estuviera a pie de playa. El Palmar es apasionante y allí funciona hasta un bollycao, pero yo quería demostrarme a mí misma que mis tartas eran buenas y, de esta forma, si realmente lo eran, la gente vendría a buscarme”, comenta. Por fortuna, su público llamó a la puerta y convirtió a Mariposas en la barriga en una cafetería con mesas y terraza.

Su hija hace una foto a una tarta de queso de pistacho mientras Juanma coloca la mercancía. “Ha sido un negocio muy pensado y hecho con mucho cariño”, dice Marian, que, aunque tenía experiencia en elaboración, no había emprendido nunca y tuvo que formarse.

"Ha sido un negocio muy pensado y hecho con mucho cariño"

A la nueva aventura familiar la llamaron con este nombre que a tantas personas tiene enganchadas, no tanto porque lleve a estos insectos tatuados en sus brazos. “La vida ya de por sí es bastante complicada, pienso que lo que nosotros hacemos es para que tengas tu momento, obviamente no es un producto para que lo comas todos los días, es para darte tu capricho. Entonces, pretendemos que la gente sienta esas mariposas cuando come mis tartas. Lo mejor que te puede pasar es cuando prueban esa tarta y dicen, realmente he sentido eso. Y si me lo dicen personas mayores, más”, explica.

Esta “friki” de las mariposas y del dulce siempre está inventando y probando mezclas y texturas nuevas. Disfruta revelando sabores que probablemente nunca se han visto en una tarta de queso. Para ella, la repostería es algo más que meter todos los ingredientes en una máquina y se esmera en el proceso. “Nunca dejas de formarte, soy muy exigente, busco la perfección, siendo consciente de que no existe, intento acercarme lo máximo posible”, expresa la madrileña, que añade que no ve tutoriales de YouTube “para que nada me marque”.

Tarta de queso en un formato más pequeño.
Tarta de queso en un formato más pequeño.  MANU GARCÍA
Detalle de la decoración del establecimiento.
Detalle de la decoración del establecimiento. MANU GARCÍA

En la vitrina, un jueves cualquiera, hay 21 sabores diferentes de tartas de queso, pero asegura que un fin de semana hay más. Todas son horneadas de una en una, en hornos independientes, y los ingredientes están integrados. “No son todas las tartas iguales con distintos toppings, cada una se hace de una forma distinta”, explica.

Además, diferencia las marcas que utiliza. Por ejemplo, en las tartas de Kinder y sus variantes. “El Kinder Bueno no tienen absolutamente nada que ver con el Happy Hippo, somos muy puristas en ese sentido”, aclara Marian, que comparte que su sabor está en el recuerdo. Se basa en esos olores que le vienen a la cabeza cuando iba con su abuela al horno central de un pueblo de Extremadura a hornear bizcochos y galletas.

"La meloja es un ingrediente que apenas se conoce"

Para la elaboración, utilizan productos artesanos como la miel de La Huerta Pulga, en Los Alcornocales o el pistacho 100% ibérico. Todo el queso procede de la quesería Puerto Carrillo, de Benaocaz, nada industrial y trabajan con meloja, un alimento sano que “apenas se conoce”. Marian no recurre a esencias artificiales, sino que elabora su propio sirope con ella.

La tarta de queso de cabra payoya incluye este ingrediente, además de tomillo, confitura de higos o nueces pecanas. “Un día un señor probó un trozo y, de repente, se puso a llorar, me impactó muchísimo. Me dijo que esa tarta llevaba meloja, como la que hacía su madre”, señala.

Sirope natural hecho con meloja.
Sirope natural hecho con meloja. MANU GARCÍA
Marian, hija de Marian y Juanma, junto a una tarta de queso de pistacho.
Marian, hija de Marian y Juanma, junto a una tarta de queso de pistacho.  MANU GARCÍA
La familia en el local ubicado en Conil.
La familia en el local ubicado en Conil.  MANU GARCÍA

Para acompañar los postres, la familia ofrece zumos hechos con las frutas a elegir o café, y también, en los desayunos, deja la libre elección de los panes, elaborados en La Cremita de Chiclana. Sin embargo, la familia quiere ir más allá y está dándole vueltas a la idea de proponer maridajes.

“Una tarta de queso no se tiene por qué tomar con un batido o con un zumo o con un café. Las tartas tan consistentes lo suyo es tomarlas con un buen vino de Jerez”, comenta desde el obrador. Un rincón conileño que no abrieron pensando exclusivamente en el turismo, sino para el pueblo.

Es por esa razón por la que, aunque sea temporada alta, la familia mantiene el mismo horario de trabajo todo el año. “Cerramos siempre los lunes y los martes tanto de verano como de invierno, necesitamos descansar, yo considero que la hostelería debe librar dos días”, añade.

Marian y Pablo hacen tantas imperfectas a la vista, pero, como ellos dicen, “el sabor lo puede todo”.

Sobre el autor:

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Patricia Merello

Titulada en Doble Grado en Periodismo y Comunicación Audiovisual por la Universidad de Sevilla y máster en Periodismo Multimedia por la Universidad Complutense de Madrid. Mis primeras idas y venidas a la redacción comenzaron como becaria en el Diario de Cádiz. En Sevilla, fui redactora de la revista digital de la Fundación Audiovisual de Andalucía y en el blog de la ONGD Tetoca Actuar, mientras que en Madrid aprendí en el departamento de televisión de la Agencia EFE. Al regresar, hice piezas para Onda Cádiz, estuve en la Agencia EFE de Sevilla y elaboré algún que otro informativo en Radio Puerto. He publicado el libro de investigación 'La huella del esperanto en los medios periodísticos', tema que también he plasmado en una revista académica, en un reportaje multimedia y en un blog. 

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