Al lugar donde has sido feliz hay veces que es bueno volver. Camelot Park fue durante un tiempo una referencia para una generación de jerezanos y jerezanas, niños y niñas que jugaban en su parque de bolas y celebraban cumpleaños con tartas y sandwiches de york y queso.
Años después de cerrar sus puertas, con un imponente local en la Puerta de Sevilla, en pleno centro de Jerez, lo que fue aquel reino de la diversión infantil acaba de reabrir sus puertas de la mano de tres millennials que lo están petando en el mundo de la hostelería y que se han propuesto rescatar aquel punto de nostalgia con un concepto para esa chavalería que ya ha crecido.
Manuel Jesús Ruiz (27 años), Pablo Serrano (29) y Pepe García (30) han renovado el concepto, han quitado una t, y le han dado un nuevo aire a Cameló Jerez, enfocado ahora a comer con las manos, a una buena birra informal y al tardeo. Eso sí, en su entreplanta se pueden seguir celebrando cumpleaños —el pasado lunes acogió uno de medio centenar de personas—, aunque generalmente con tragos largos, no con batidos y zumos.
Tras la experiencia con La Esquinita de Algarve —que ha revolucionado esta calle hasta hace poco bastante aburrida— y la gestión de otros locales como Hoyo Jerez y Kiribati, además de un trío de casetas en la Feria del Caballo, los tres socios, que empezaron en Algarve "como un bar de amigos, donde nos reuníamos", han dado un paso más en una nueva franja del sector hostelero que combina la comida "con un punto canalla" y una atmósfera relajada para tomar unas copas al ir cayendo la tarde.
Manuel Jesús Ruiz, que es periodista, asegura a lavozdelsur.es que el nuevo negocio marcha como un tiro, con muchas reservas de comidas prenavideñas y una gran acogida del público en cuanto a valoraciones positivas. "Nuestra idea era aprovechar ese nombre que está en el imaginario de muchos jerezanos de una generación y renovarlo con otro concepto", cuenta sobre Cameló, un negocio que al igual que el resto del grupo comienza a desperezarse en redes sociales, una de las grandes herramientas de promoción de los negocios de este trío de jóvenes empresarios hosteleros.
Cameló se mueve de la mañana, con desayunos convencionales —"no tenemos huevos escalfados"—, a la tarde-noche, con una cocina en la que triunfan las papas al Cameló —patatas, huevo, langostinos y una salsa de gambas al ajillo— y un brioche de carrillá con salsa kimchi.
"La acogida está siendo muy buena. Incluso tenemos lista de espera para algunos días", comenta Ruiz, que además comenta que "mucha gente nos dice que es un sitio barato para lo que es la calidad de la carta; en general, la gente sale muy contenta y muchos, con ese sentimiento de añoranza de volver a donde habían venido a los cumpleaños de niños".
La oferta hostelera no para de crecer en la ciudad, con nuevas aperturas y reinvenciones de locales que reverdecen en una edad dorada del negocio de comer y beber, especialmente en un efervescente corazón de la ciudad. Ahora ha tocado el turno a Cameló, que ha recuperado un emblemático local de calle Sevilla —allí hubo una bodega, Garvey, y ha sido testigo de un par de cerrojazos: el último, un gastrobar, Pata de Gallo—, y cuyos promotores están dispuestos a triunfar y a ganarse un hueco, otro más, en la enorme tarta hostelera del centro de Jerez.
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