Casa Bigote, donde se venera al genuino langostino de Sanlúcar, "el de verdad"

El local, referencia en el paseo de Bajo de Guía, cuenta con dos ambientes; uno, el tradicional restaurante a mesa y mantel con almuerzos o cenas reposados; y el que ofrece la barra de la taberna

La cocina marinera de Casa Bigote, referencia en el paseo de Bajo de Guía, en Sanlúcar.

Casa Bigote es uno de los restaurantes a cuya marca no hace falta añadirle ningún epíteto más para saber dónde está, qué ofrece, su calidad y el sabor gastronómico más genuino de una tierra, la sanluqueña, que lo del buen comer son palabras mayores. Es historia del más rico saber culinario de esta tierra.

Casa Bigote está regentada por la tercera generación. Hoy ha alcanzado las mejores cotas de calidad en la cocina y en el servicio; es una absoluta referencia en ese paseo de Bajo de Guía. “Nuestros productos y formas de trabajar son las de siempre. Hemos mantenido la excelencia con la que hemos trabajado desde sus inicios”. La cocina marinera de Casa Bigote es la esencia de este establecimiento, una especialidad que viene dada desde sus orígenes y que se respeta al ciento por cien.

Un plato de almejas en Casa Bigote.   MANU GARCÍA
Plato de fritura de pescado.  MANU GARCÍA

El local cuenta con dos ambientes; uno, el tradicional restaurante a mesa y mantel con almuerzos o cenas reposados; y el que ofrece la barra de la taberna. En ese espacio, el tapeo y la ración mandan en una atmósfera más desenfadada. La casa mantiene “el langostino como bandera. Es el rey de la casa”, dice Fernando Hemoso.

“Cuando hablamos del langostino, lo hacemos con reverencia al genuino de Sanlúcar, el de verdad”. Casa Bigote se constituye en un icono de la gastronomía sanluqueña, que ya es mucho, con la mejor cocina marinera del mundo. Cuenta con una distinción de Michelin, el Bib Gourmand, que reconoce los mejores establecimientos de comida tradicional. Y luego está el exquisito trato, con la calidez de una familia: “Sirve de poco tener el mejor producto si no das al cliente ese puntito de cariño que todos agradecemos. Así las cosas se comen bien”.

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