La arena, las idas y venidas a la toalla y la brisa marina. La playa está muy presente en un rincón gastronómico que salta a la vista desde la avenida de Fuentebravía en El Puerto. La terraza donde se situaba la mítica heladería americana Baskin Robbins, en el centro comercial de Vistahermosa, ahora se llena de comida hawaiana callejera. El 9 de junio The Surf House Café abrió su segundo local en la ciudad, un proyecto que vio la luz por primera vez el 16 de abril de 2020, en plena pandemia, en la urbanización Las Redes.
Su alma máter es la madrileña Vanesa Hervías, de 45 años, que decidió dejar su trabajo como face designer en Armani para coger la siguiente ola. La maquilladora, que había puesto rimel a los ojos de muchas famosas, se lanzaba de la capital española al sur para emprender una nueva aventura alejada de las sombras y los eyeliners. “Durante los 18 años que estuve con mi ex marido me enamoré de la hostelería, él tenía un hotel en Guadarrama y siempre tuve esa espinita de montar algo”, cuenta la autónoma desde el interior del local.
En unas vacaciones conoció a su actual pareja, propietario de una tienda de surf y se le ocurrió instalarse en el local de al lado con una línea temática similar. “Abrí en el confinamiento porque ya no tenía dinero para comer. Los mil euros que me quedaban en la cuenta los invertí en el restaurante. Lo único que podía pasar era que nos tuviésemos que comer la comida en casa”, explica Vanesa.
Sin pensarlo dos veces, probó con una oferta take away, única alternativa por la situación, y se subió a la tabla de la hostelería. Solo quedaba mantener el equilibro sin que le revoleara el temporal.
"Siempre tuve la espinita de montar algo"
Al principio, ella hacía todo, desde cocinar hasta servir, y solo veía caras conocidas. Hasta que, a los tres días, recibió una comanda que cambió todo. “Empezó por grupos de WhatsApp, se corrió la voz y entró un pedido de alguien que no sabíamos quién era”, recuerda.
Con ilusión, la madrileña comenzó a surfear entre fogones desde su local pensado para “la gente del agua, que no se ubicaba en ningún sitio”. Vanesa quería ofrecer un punto de encuentro para surferos, surfistas y amantes de los deportes acuáticos que transitaban por esta urbanización cercana a la playa.
Una casa de surf —presentes en muchos países— que se le quedó pequeña al no disponer de un salón interior. “En invierno no tenía donde cobijar a la gente”, comenta. Por eso, apostó por el local de Vistahermosa donde tiene previsto organizar eventos temáticos y conciertos. El próximo 7 de julio celebra la inauguración oficial de este espacio con lámparas de esparto y colores frescos en el que “no solo se come sino también se socializa”.
Según la madrileña, “viene gente que aunque tenga 70 años es joven”. Así define a su público, que aunque no esté pegado al mar, puede sentir su esencia gracias a un mural realizado por el artista norteamericano Denise Ruiz. “Es amigo nuestro y me lo regaló, en quince días lo había pintado con todo tipo de técnicas”, detalla.
En la casa del surf tampoco podía faltar una tabla para surcar la ola. Pero no una cualquiera, la que solía utilizar Juanma Moreno —no el presidente de la Junta, sino el windsurfista olímpico— antes de convertirse en un elemento decorativo.
"Me fui a Hawái a aprender a hacer pokes"
En las mesas de este establecimiento prima “la calidad ante todo”. Vanesa se esmera para que los ingredientes de sus platos sean dignos de saborear. “Traigo la carne de la Sierra de Guadarrama, allí tiene denominación de origen, es carne de lomo bajo de ternera, de 215 y de 250 gramos”, comenta.
En su carta se distingue “comida que puedes comer con las manos y te puedes llevar”. Como las hamburguesas o los perritos calientes que se unen a los nachos, elaborados con la ternera madrileña, tomate ecológico, guacamole casero, salsa agria y jalapeños.
A las opciones americanas se suman los pokes hawaianos, de atún, pollo, salmón y pulpo. “Cuando los puse mis amigos hawaianos me dijeron que no servía nada de los que había comprado”. Por ello, Vanesa le dio una vuelta a los ingredientes y, pese a estar un año y medio siguiendo las instrucciones de sus amigos, optó por aprender in situ en el país de origen.
“No estaba conforme y me fui a Hawái a aprender a hacer pokes durante un mes”, dice. Además, hace una semana acompañó a su pareja a las Islas Mauricio —donde le salió un trabajo como speaker— para coger ideas de platos. Y su periplo no ha sido en balde. Vanesa pidió que le enseñaran a cocinar tortilla mauriciana. “Allí hacíamos cola para poder comerla, es exquisita para los desayunos, yo le he dado un toque español con jamón y pan artesanal”, explica.
Esta receta se diferencia de la española en el uso de verduras y, sobre todo, “en la forma de trabajar el huevo”. The Surf House Café explora nuevos horizontes para sorprender al público y llegar a la orilla.
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