“Come, sueña, bebe”. Probablemente, sean los pequeños placeres de la vida que más disfrutan las personas después de sus rutinas diarias agotadoras. En Rota hay un lugar que invita a practicar el arte de estos tres verbos. Un establecimiento coqueto que ya es conocido en la oferta hostelera de este municipio costero. Utopía no fue una utopía para los dos amigos que pusieron su empeño por hacerla realidad hace 11 años.
Fue en 2014, en la Avenida de San Fernando, cuando Víctor Nieto, madrileño de 46 años, y Nacho Lobato, roteño de 36, abrieron este local. Estos amigos ya se conocían mucho antes de emprender una aventura laboral juntos. Víctor trabaja en la hostelería desde que se mudó hace 17 años a esta ciudad, con la que está vinculado por lazos familiares. Cambió la Educación Física, su verdadera vocación, por este sector en el que coincidió con Nacho, que era cliente de aquel bar donde pasaba las horas.
El roteño, por entonces, estaba estudiando el grado de Administración y Dirección de Empresas en la Universidad de Sevilla y, en alguna ocasión, había trabajado en ferias. “Surgió la oportunidad, lo hablamos, nos convencimos entre nosotros y lo abrimos”, comentan los socios desde este establecimiento que ha recuperado su terraza tras dos años de obras en la calle.

“Yo me vine aquí a hacer las prácticas”, recuerda Nacho, que se empapó de los entresijos de sacar adelante un proyecto hostelero. Ninguno de ellos había regentado bares hasta que llegaron a este, al que bautizaron como Utopía.
“Es la búsqueda de lo imposible, de intentar conseguir nuestros sueños. A veces, habrá sido una utopía muchas de las cosas que hemos pensado, otras sí las hemos conseguido”, comenta Víctor. Ambos apostaron desde el principio por ofrecer un concepto distinto en el que prevalece la fusión entre productos de la zona con toques internacionales. Un tándem entre lo tradicional y lo moderno que da lugar a lo que ellos llaman “tapas divertidas”.
Simple y llanamente, sin mucha floritura, Víctor y Nacho solo quieren “dar un tapeo rico y que la gente pueda tomarse un buen vino”. No hay que darle más vueltas al asunto. Solo echarle un vistazo a la carta y dejarse llevar por sus sabores.

Una ensaladilla de langostinos convive perfectamente con un plato de rigatoni relleno de carrillada con salsa de boletus. “Tenemos una carta atractiva, diferente, novedosa, no vamos al pescaíto frito”, añaden mientras Sergio, uno de los varios cocineros, ya se ha metido en los fogones.
En su propuesta, siempre hay cambios unas tres veces al año “para no aburrir” y suele haber guiños a la temporada. Por ejemplo, en verano sirven salmorejo con helado parmesano. Pero Utopía presenta una serie de platos que se han convertido en las estrellas de la casa por la alta demanda.
El bao con chicharrones es de los que más salen. “Está muy rico”, dicen señalando esta tapa que se prepara con cebolla crujiente, rúcula y salsa de curry y mango.
En Utopía hay croquetas caseras, con su toque original. A las de jamón de toda la vida se unen dos inventos cuanto menos curiosos. Han metido txuleta, uno de los imprescindibles de la gastronomía vasca, en una croqueta. También han hecho lo mismo con el mac and cheese. “Metemos la pasta dentro de la croqueta”, explican los socios, que añaden que ofrecen “un tapeo muy dinámico en el que todo sale rápido de la cocina, tiene buena presentación y está bueno”.


Ellos no pueden decir lo contrario. Pero seguramente su opinión coincida con la de esas personas que ya son fieles al local. Según comparten, en estas sillas se sientan muchas familias por la combinación de opciones tradicionales con las más novedosas. “Viene un abuelo con su hijo y su nieto. El nieto se pide un pan bao, el abuelo unos huevos rotos con jamón y el hijo se toma una mini hamburguesa”, dice Nacho, que destaca la presencia de los americanos. “Ellos también quieren tapear".
"Los americanos también quieren tapear"
Con los años, Utopía no solo ha evolucionado, sino también ha abierto las puertas a otros proyectos hosteleros. Víctor y Nacho han probado con cinco locales más, algunos efímeros y otros en funcionamiento. Capicúa, enfocado a la carne, estuvo tres años abierto. “Después abrimos Clandestino, que duró poquito tiempo porque justo pilló la pandemia”, comentan repasando su trayectoria. A esta se suma Little John Burgers & Thing, junto al sumiller Juan Ruiz-Henestrosa, y Padeltopía, en el Club de pádel de Rota.
Su última apertura ha sido Jumbo, hace seis meses, en el Paseo Marítimo. “Hemos crecido bastante gracias a Utopía y hemos evolucionado mucho como empresarios. Seguimos emprendiendo. Ahora tenemos una estructura grande con un montón de gente trabajando”, sostiene el madrileño. A pesar de todo, “Utopía es nuestro niño chico”.