El lunes tenemos... tenemos cerrado. ¿Cuántos restaurantes del centro de Jerez cierran habitualmente los lunes, la mitad? ¿Algo más? El caso es que estas líneas vienen a cuento de una pequeña anécdota. Un grupito de cuatro o cinco personas que buscaba el lunes un sitio para almorzar y, digamos, que sus primeros intentos fueron fallidos. Juanito, Amar y después La Carbonería, todos en menos de cincuenta metros. Eso iban comentando cuando interpelaron al respecto a este cronista que, vecino de la zona, respondió "es lunes", a la vez que ofrecía un par de alternativas a estos turistas de Madrid que parece que tenían claro dónde querían ir (las cosas de Internet, claro, aunque puede que también hubiera amistades o conocimiento por medio, se los veía muy seguros) pero no repararon en el día de cierre.
Después de ese encuentro, tras un rápido trabajo de campo, queda claro que la plaza del Arenal está mayoritariamente cerrada, mientras que los restaurantes de Consistorio y la plaza de la Yerba están abiertos, no así los dos sitios que se pueden considerar más de tapas (tampoco es fácil siempre establecer la frontera entre unos y otros). En la calle Latorre están los tres locales cerrados, igual que en plaza Vargas (con tres locales muy diversos, no exactamente restaurantes). En Porvera, mitad y mitad, y en Larga-Lancería, una oferta más de tapeo, está casi todo abierto. El Mesón del Asador y Las Banderillas tampoco 'fallan'. El popular Freidor del comienzo de la calle Arcos, descansa... pero La Manzanilla, abre. Y así.
Lo cierto es que el lunes es probablemente el día preferido por los restaurantes (y también bares de tapas) de Jerez para cerrar, en caso de decidir cerrar un día para dar descanso al personal en su sistema de turnos, cosa que no siempre es así. El lunes, obviamente, se entiende que es un día de poco salir a almorzar, salvo quien tenga que hacerlo por trabajo y, al final, quien mejor que el que se juega los cuartos es el que sabe lo que hace y lo que tiene que hacer. Incluso, algunos de estos locales cierra el domingo tarde (sobre todo en invierno), con lo que el personal suma tiempo a su descanso e incluso unas horas de fin de semana.
En cualquier caso, la hostelería de Jerez –del centro, hay que matizar siempre, ya que es la que está en primera línea de los eventos–, a medida que se acerca el Festival, comienza a desperezarse. Justo después de las Navidades, año tras año, es muy habitual ver bares y restaurantes cerrados, incluso dos y hasta tres semanas. Son probablemente los días más 'tontos' del año (antes también estaba noviembre, pero el calorcito, el calentamiento global, ha metido en el calendario a las terrazas las primeras semanas y luego el Ayuntamiento ha hecho lo propio 'acercando' las Zambombas al último finde de mes) y se aprovecha para vacaciones, días libres e incluso realizar esa pequeña reforma que luego da pereza cuando llega el buen tiempo.
Pero volvamos a los lunes. Ahí va otra anécdota. No se va a decir la 'pecadora', pero sí el pecado: este cronista tuvo el testimonio en su día de una propietaria que se acercó un lunes por la tarde –día de cierre del local, por cierto– a temas de limpieza y suministro, vio que había gente por la calle, hacía bueno, estaban cerrados los tres o cuatro bares que tiene más cerca y finalmente se animó a abrir 4 ó 5 horas al final de la tarde y comienzo de la noche. No hablamos de un restaurante, eso sí, sino de la típica cervecería con una importante selección de marcas que ofrece salchichas, hamburguesas, croquetas, pero todavía cuenta la caja que hizo ella sola...
Abre Tapas Central, un bar vinculado al Café Central
Tapas Central es el nuevo nombre de Barragán, el bar que cerró sus puertas hace cosa de un par de meses en plena calle Consistorio. Se trata, por resumir, de un pequeño local que tiene una buena terraza, tanto por espacio como por ubicación, aunque con posibilidades limitadas precisamente por sus escasas dimensiones. Bromeando, más que un bar con terraza, se trata de una terraza con bar. Después de unas obras de reforma, abre con un concepto renovado, en el que su propietaria, Diana, aspira a vincularlo con el otro local gestiona en las cercanías, el Café Central. El nombre no puede ser más explícito ni decir más en dos simples palabras: tapas y Central. Obviamente, la idea es formar una especie de 'combo' entre los dos locales y que la gente que vaya a tapear, bien a mediodía, bien de noche, a Tapas Central, se acerque a tomar una copa a un local como el Central, que es un clásico del tardeo, cuando no existía la palabra, y de la primera (y la segunda y...) de la noche.