Al hilo del visto bueno por parte de Consumo a que los bares y restaurantes de Sevilla cobren un extra a los clientes por la reserva en las mejores mesas, o en las que tienen mejores vistas del paisaje, en Sevilla se ha abierto un debate. Ya no solo se centra en este extra en el ticket final por ocupar una mesa en primera línea, sino en la mera situación actual de la hostelería local y, especialmente, el presunto divorcio que se detecta en redes, entre los empresarios del sector y buena parte del público sevillano.
Ocurrió tras la Semana Santa, pasada por agua, y el comunicado habitual de la patronal sobre los resultados económicos, un 50% por debajo de previsiones. Según se aprecia, por las contestaciones en redes sociales al comunicado, un malestar entre muchos sevillanos por determinadas actitudes atribuidas a los hosteleros del centro de la ciudad, principalmente referido a los precios, a la preferencia dada al turista y a la imposibilidad incluso de consumir en algunos establecimientos debido a su límite de aforo.
En todo ese maremágnum de problemas, surge la propuesta de algunos bares y restaurantes que cuentan con privilegiadas terrazas con buenas vistas sobre la ciudad, de cobrar un extra. Se habla de 10 euros por mesa para optar a ocupar las mejor situadas.
Sin tomar partido, sí es verdad que parece que muchos siempre están en contra de las medidas favorables al sector hostelero. De antiguo es normal en todos los espectáculos cobrar las entradas dependiendo de la situación con respecto al escenario, incluidos los campos de fútbol y otros recintos deportivos. De hecho, parece que nadie ha protestado por los precios del Teatro Maestranza en el pasado Festival de Música Antigua de Sevilla (Femás), importante evento musical que, a pesar de ser un ciclo organizado por el Ayuntamiento, para escuchar el Réquiem de Mozart o el Mesías de Haendel en una butaca de dicho teatro municipal, había que gastarse 120 euros.
Dicho todo lo cual ahí quedan estas cuestiones para el debate ciudadano. Demos un repaso a bares y restaurantes de Sevilla capital, y algunos de la provincia, que ofrecen la posibilidad de disfrutar de una comida con unas vistas privilegiadas de esta bella tierra. No entramos en bares meramente de copas, pues en los últimos años han florecido en las azoteas, principalmente de hoteles, bares de copas con música y privilegiadas vistas, tanto del casco histórico, principalmente los más cercanos a la catedral y la Giralda, como sobre el río Guadalquivir.
Y por el río podríamos comenzar, en su margen trianera, pues desde varios establecimientos de la calle Betis, se puede disfrutar de excelentes ratos gastronómicos mientras disfrutamos del panorama: río, Paseo de Colón, la Maestranza, la Torre del Oro, Giralda y Catedral… Son sitios que suman a su oferta gastronómica un privilegiado balcón para que levantarnos de la mesa sea penosa tarea que retrasamos todo lo posible.
Comencemos por el mismo Altozano, donde se ubica el llamado Faro de Triana, edificio limítrofe entre la popular plaza y el mismo puente de Isabel II, de donde antaño partía el vapor que hacía la ruta fluvial entre Triana y Sanlúcar de Barrameda. Allí abrió uno de los restaurantes más de moda en la ciudad en los últimos años. Nos referimos a MaríaTrifulca, que cuenta con una terraza en su parte superior de privilegiada situación sobre el río mirando a Sevilla.
Siguiendo la misma calle Betis hacia el siguiente puente, el de San Telmo en plaza de Cuba, se alinean en una y otra acera, locales de tapas y restaurantes. En el primer tramo de la calle hay una serie de bares que, aun estando en la acera interior, colocan terrazas sobre el muro del río, son sitios de turistas eminentemente. Entre ellos, un pequeño hotel con restaurante en su terraza, donde precisamente solo las dos más pegadas al pretil sobre la calle son las que tienen vistas al río y la ciudad, se llama Betis, 7. ¿Estaría justificado cobrar más por esas dos mesas? En la segunda parte de la calle, los restaurantes con más presencia sobre el río. El histórico Kiosko de las Flores y la terraza del también clásico La Primera del Puente, con sus magníficas pavías y frituras de pescados.
Allí se encuentran tanto Abades Triana, con sus espectaculares cristaleras en el comedor y el restaurante Río Grande, un histórico recientemente restaurado que no ha contemplado abrir el salón a las vistas sobre el río aunque sí cuenta con una terraza exterior.
Precisamente el Grupo Abades, propietario de Abades Triana, abrirá el que fue durante muchos años emblemático restaurante La Raza, en el Parque de María Luisa, con el nombre de El 29, uno de esos sitios que tenemos que valorar, si no por la amplitud de las vistas, sí por la privilegiada situación en el emblemático parque sevillano. Por otra parte, decir que Abades Triana nos solo cuenta con unas privilegiadas vistas sobre el río, sino con una cocina de alto nivel, con excelente servicio de sala y una extraordinaria bodega de vinos.
Hacia el otro lado del puente de Triana se encuentra el Paseo de la O. A él asoman algunos restaurantes y bares que, aun contando con buenas vistas, estas tienen un carácter más acogedor e íntimo, sobre ese encantador paseo paralelo a las aguas del Guadalquivir, son por ejemplo, La Barca de Calderón o el magnífico De La O de Manuel Llerena.
Como una peineta sobre Triana, se clava al fondo del horizonte Torre Sevilla, en su parte alta se encuentra el restaurante El Duende Sevilla, perteneciente al hotel de cinco estrellas Eurostar Torre Sevilla, con unas privilegiadas vistas sobre la ciudad y el Aljarafe, hasta donde abarca la vista.
Crucemos el río y recorramos el otro cauce hasta donde comienza prácticamente la zona portuaria, allí, en el llamado muelle de Nueva York se suceden terrazas de bares de copas y, entre el puente de San Telmo y el Acuario, en el muelle de las Delicias, una serie de restaurantes donde el primero de ellos es otro de los más de moda en la ciudad en los últimos tiempos, Maquiavelo, aunque curiosamente está más construido hacia dentro que hacia el río.
Seguidamente, La Raza Puerto y el Iguana, un espacioso local donde las copas alternan con los menús y que cuenta con un salón superior para grandes grupos. También principalmente para celebraciones es el llamado Muelle 21, con gran terraza mirando al río y al embarcadero del Club Náutico.
Hacia el norte, en la zona de La Cartuja, tenemos el mirador terraza del Alabardero River Club, el restaurante de la Escuela Superior de Hostelería de Sevilla, donde podemos disfrutar de un menú diario de una imbatible relación calidad precio y de las vistas.
Adentrándonos en el casco histórico, el entramado cuasi medieval de la ciudad no permite las grandes perspectivas, lo cual no significa que no haya sitios encantadores para comer que nos puedan otorgar placenteras vistas de rincones de la ciudad, puede ser el caso de ciertos establecimientos del barrio de Santa Cruz.
En ese entorno, la torre de la catedral, la famosa Giralda, es la guía donde se fija el epicentro de todas las miradas. En altura tenemos sitios donde poder disfrutar de la gastronomía y de maravillosas vistas de la zona monumental sevillana. Por ejemplo, la Terraza La Fortissima, donde parece que vas a poder tocar la torre almohade y las cubiertas de la catedral con las manos, un privilegiado mirador que se encuentra en la parte alta de un edificio histórico que alberga un hotel y el histórico restaurante Mesón Don Raimundo. En la zona de la Torre del Oro y de los jardines del Cristina, podemos disfrutar de buena comida italiana en la pequeña y encantadora terraza superior del Piano Piano.
Las terrazas de la calle Mateos Gago permiten también la contemplación, desde abajo, de la Giralda y de esa encantadora calle moteada de naranjos, aunque probablemente sea uno de los centros neurálgicos de ese aparente problema que se ha suscitado en la ciudad en los últimos tiempos entre público local y masificación turística.
En la calle se suceden bares y restaurantes, en ambas aceras, donde en muchos casos se mezcla el sevillano con el foráneo, sitios como el Bar Giralda, la Taberna de Pepe Peregil, las Columnas o uno de los locales de La Azotea, son piedra de toque de esa disputa por el espacio que tan cabreados tiene a muchos clientes habituales que añoran una Sevilla del sevillano, con sus barras de tapas.
En la misma esquina de la plaza Virgen de los Reyes nos encontramos con un restaurante clásico, histórico, donde me consta que se come bastante bien, con una perspectiva de lujo sobre la que me atrevería a decir, una de las plazas más bonitas del mundo, se llama El Giraldillo y aventuraría que los clientes sevillanos son rara avis en sus mesas. En ese entorno, en la trasera del Palacio Arzobispal, se encuentra el hotel Los Seises, en cuya azotea está la Terraza Pura Vida, donde la especialidad son los cócteles que podemos disfrutar mientras escuchamos, a unos metros de las cubiertas de la catedral, una actuación de jazz o de flamenco.
Pero dejemos la capital y aventurémonos por la provincia, donde también encontramos miradores peculiares, restaurantes con vistas que nos dan un añadido gratificante a esos relajantes momentos de ocio que nos proporciona la buena gastronomía.
Hablando del río, pero no de la dársena, sino del verdadero y más salvaje, tenemos entre La Puebla del Río y Coria, varios establecimientos que, además de la peculiar gastronomía de la zona, con las recetas de pato, cangrejos de río o barbos en adobo, nos ofrecen su estratégica localización, son por ejemplo El Velero y Asador El Rezón, en La Puebla, o el magnífico Sevruga en Coria del Río.
También la provincia nos ofrece algunos sitios con magníficos paisajes de interior, como la bellísima localidad de Carmona, desde cuyo Parador podemos contemplar la extensión de la Campiña sevillana.
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