Aunque Casa Ricardo es uno de los bares más conocidos de Sevilla, una de sus paradas obligatorias y uno de los lugares más cofrades de la ciudad durante todo el año, cuando llega la Cuaresma todo cambia. El primer viernes del fin de la espera es diferente en San Lorenzo pese a que el lugar tiene éxito durante todo el año. La calle no engaña, antes de que se abran las puertas del local, ya hay una cola esperando para entrar. En apenas cinco minutos, el bar está lleno.

"Se vive con mucha ilusión", dice Ricardo, su propietario, a lavozdelsur.es. Hay más estrés entre los trabajadores, más trabajo y más producción en la cocina. También más prensa. Algo tendrá el agua cuando la bendicen, se suele decir en estos casos. Pero lo cierto es que el aroma es distinto en este momento del año. "Es un día con los nervios de comenzar otra Cuaresma más", añade el dueño.
Y es que son muchos los clientes que repiten año tras año la tradición de acudir a Casa Ricardo cuando quedan 37 días para que dé comienzo la Semana Santa. "Muchos vienen a probar la primera croqueta de bacalao o la espinaca con garbanzo que ponemos el primer día de ayuno de carne", señala el hostelero sevillano.

La vigilia los viernes de Cuaresma es una de las normas existentes en la Iglesia. El ambiente cambia en este rincón y el propio Ricardo lo reconoce. "Es un cliente diferente, se nota que cambia el tiempo, que va entrando la primavera. Se acercan muchos cofrades que va a los besamanos o que viene al centro para visitar a su hermandad".
La Cuaresma sirve para "volver a las raíces" en los días de vigilia. Especialmente con las croquetas. Las de jamón se transforman en bacalao durante seis días al año. Al plato estrella le acompaña el bacalao con tomate, las espinacas con garbanzo o unas alcachofas que también cambian el jamón por una salsa verde con virutas de bacalao.
Una tradición con 40 años
La tradición ya suma cuarenta años, desde que el padre de Ricardo se hiciera con el negocio. "Se ha hecho desde los comienzos, desde que la croqueta estaba en la carta", señala. Los primeros clientes de Casa Ricardo eran muy cofrade, gente de las hermandades cercana. "Estaba más arraigado el ayuno de carne", explica.

Pese al arraigo, hay muchos clientes que no saben que el Miércoles de Ceniza o los viernes las croquetas que se van a encontrar son de bacalao, algo que les choca. El bar, no obstante, no cambia su forma de trabajar. Este producto se cocina seis días al año. "La tradición es solo estos días".
No obstante, el que acuda a Casa Ricardo estos días no puede esperar una transformación. "Se van a encontrar el mismo negocio de siempre, no cambia nada". Aunque el lugar ya es internacional y parada obligatoria para los visitantes, lo cierto es que durante estos días Sevilla vuelve a ser un poco más Sevilla. "Llega más gente a la que le gusta la Semana Santa y que se acercan para vivir esos primeros días de Cuaresma".