Puerto Sherry vive este año su época estival con un reclamo novedoso que ya ha llamado la atención a muchos de los visitantes que estos días llegan al muelle. Más de mil embarcaciones tienen a su disposición un servicio nunca visto ni en El Puerto, ni en la Bahía de Cádiz. El madrileño Javier Peris, se ha encargado de investigar que el delivery en el mar no existe en la provincia. Él y su mujer, María Isabel Ramírez, son pioneros en ofrecer esta oferta desde una barquita que mece a pocos metros de Las Moragas. El matrimonio está al frente de este restaurante, ubicado en el antiguo local de Pantalán G, que se consolida como uno de los estrenos de la temporada en la zona.
Es el tercero que regentan en la provincia desde que aterrizaron en el sur después de la pandemia. En 2021 abrieron dos locales en Chiclana dedicados a los espetos, proyectos que cerraron para inaugurar el 24 de febrero este lugar que mantiene la misma especialidad. El concepto funcionó bien, se lo quedó su socio, y ellos, junto a su hija, probaron en El Puerto, donde, de momento, a la familia no le va nada mal.
“La acogida ha sido muy buena. Estamos facturando más que en Sancti Petri. De los restaurantes que hemos abierto aquí en Andalucía, este es el que mejor arranque ha tenido”, comenta Javier a lavozdelsur.es.
Su experiencia gastronómica no solo es posible vivirla en su terraza o salón, los tripulantes de las embarcaciones que se divisan desde el local, y aquellas que fondean en zonas cercanas como La Puntilla, pueden hacerlo sin salir de ellas. Desde el 1 de julio, una barca se acerca para llevar sus pedidos. “Es igual que un servicio a domicilio, pero a su barco”, comenta el madrileño.
“Cuando fui a pedir permiso para poder hacerlo, no sabían ni lo que era. Yo ya lo había hecho en Canarias y en Mallorca, desde otros restaurantes que tenía entonces, llevamos toda la vida en la hostelería”, dice Javier, que observa como los barcos salen a navegar por la mañana y suelen fondear en torno a las 15.00 horas, cuando apetece comida o bebida.
Cuenta con licencia para tres meses, hasta septiembre. “Esta embarcación es de categoría 7, ahora ha salido una ley que dice que no hace falta bajar a la sexta para poder lucrarte en el mar”, explica mientras prepara un pedido.
El modus operandi es sencillo: los clientes llaman por teléfono a Las Moragas y solicitan la comida que deseen. Después, mandan la ubicación y la barca arranca el motor. “Cuando no estamos con pedidos, vamos por los barcos con neveras ofreciendo helados, cerveza o vino”, comenta.
La familia ha diseñado una carta especializada que incluye cócteles como daiquiris o mojitos, hielo o tabaco. Además de otras comidas para llenar el estomago en medio del mar.
En Las Moragas, la estrella son los espetos, pero no solo de sardinas, sino también de dorada, lubina, pargo o calamar. En una barquita de unos tres metros y medio, encienden el fuego donde realizan esta antigua técnica de cocina que tan popular es en la provincia de Málaga. “Allí, la juventud dice, vamos de moragas, y se van a cenar por la noche a los restaurantes de espetos. Yo siempre he conocido la historia y quería montar un restaurante con este hombre, en homenaje”, dice el madrileño.
Entre detalles marineros, luce una placa donde divulga el origen de las moragas. Según versa el texto, en Roquetas de Mar, “cuando aun no había puerto, las familias acudían a las playas a recibir a los pescadores. Para celebrar su llegada celebraba la moraga, que consiste en asar con fuego de leña y al aire libre frutas secas, sardinas y algún pez de la captura”. La familia ha querido poner en valor esta tradición a través del nombre del local y de su oferta, que no solo se basa en los sabores del mar.
En sus mesas, los comensales también degustan cachopos asturianos de la franquicia Cachopo King, papas aliñás, papas con mojo picón, arroces de distintos tipos, salmorejo con helado de payoyo o ensaladilla.
Además del delivery en el mar, el restaurante acoge celebraciones de todo tipo en tierra. Bodas, comuniones, despedidas de solteros, comidas de empresa y hasta reuniones de regatas. “Ya hemos patrocinado una”, dice mientras la barca llega al puerto.
Comentarios