Homies puede ser una escuela de surf, una rampa de skate, una tienda especializada, una terraza de madera con vistas a la playa o un acogedor salón donde degustar cervezas, hamburguesas y desayunos, pero —sobre todo— es un punto de encuentro para amantes de la subcultura del surf y el skate. Homies lleva casi 10 años creando comunidad y siendo uno de los negocios más estables, comprometidos y honestos que hay en El Palmar.
Jaime Fontecilla (Madrid, 1979) es un apasionado del skate, deporte que empezó a practicar con 10 años y que más tarde se convirtió en su profesión, antes de crear Homies. La familia de Jaime tiene vínculos con Cádiz desde finales del siglo XIX y él desde pequeño ha estado muy unido a esta zona. En 1994, con 15 años, descubrió El Palmar y Los Caños: "Recuerdo bajar con la típica bruma, salir de la duna, acercarme a la orilla y ver las olas romper", rememora de su primer viaje a la costa palmareña. Por aquel entonces ya tenía cierta relación con el surf por sus viajes a Biarritz y Hendaya, y a partir de ahí, empezó a venir todos los años: "Cada vez me pesaba más volver a Madrid, llevaba muchos años como profesional del skate, las marcas exigen mucho y decidí cambiar de aires", explica.
En 2007 decidió venirse y ya su hijo nació aquí, de hecho tiene DNI de Barbate. "En Madrid, mantener cierto nivel de vida con un niño me hubiera hecho tomar decisiones que hubieran sido lo peor para mi vida, como estar metido en una oficina". relata. Aunque los primeros años aquí fueron duros, tenía claro que quería montar algo así, y la oportunidad llegó en 2013. "Ni Alejo ni yo nos hemos fijado en el trabajo del resto, teníamos muy claro lo que queríamos hacer y lo que queríamos ofrecer. Había menos escuelas en ese momento, pero igualmente, aunque haya muchas ahora, no son tantas las apuestas sólidas. Por sólidas me refiero a invertir, montar algo de calidad y crear una comunidad alrededor", explica este skate y surfista afincado en Los Caños. Hommies el Palmar 06
"Lo que queríamos montar era esto", dice señalando a todo el equipamiento actual. El proyecto original que presentaron al Ayuntamiento era justo lo que han conseguido ahora. Empezaron con tienda, escuela y rampa y poco a poco fueron creciendo hasta crear el espacio gastronómico. Homies es todo. "Esto no hubiera funcionado igual si no hubiéramos trabajado tanto en los años anteriores, ayudando a la gente con las tablas, ofreciendo el espacio para patinar o dejando la cera si nos la pedían", explica Jaime. Una surf shop o un skate shop es un sitio donde se crea cultura y comunidad, donde se está a la última con la cultura visual, artística y de tendencias en torno a estos deportes y estilos de vida. "Hemos traído a esta zona la subcultura del skate y del surf. Nos desmarcamos del surf y el skate de competición o el olímpico, lo que nos mueve es la subcultura asociada al punk y a movimientos artísticos del underground", añade.
Una de las claves diferenciadoras de Homies es su apuesta estable por el proyecto, con una visión muy comprometida con el producto y servicios que ofrecen: "En la escuela nos hemos diferenciado por hacer una apuesta para todo el año, no solo para el verano. Hemos sido muy honestos en cuanto a calidad del surf y del mar. Aquí hay gente muy oportunista y tienes que mantenerte muy en tu línea para que no te afecte", continúa.
En Alemania empieza a sonar El Palmar como suenan Mallorca o Benidorm. Además el público ha cambiado y cada vez buscan lugares más salvajes y naturales. "Esta es una playa con un potencial brutal, con el mejor rompiente de olas de todo el sur de España, y dentro de España es de las mejores". Además, Homies está delante del mejor pico de El Palmar. "La playa funciona durante todo el año y fuera de temporada es cuando están las mejores olas. Para nosotros es el mejor momento para venir", apunta.
Es importante hablar de la rampa de skate de Homies porque es uno de los mayores reclamos, no solo por su calidad, sino porque es punto de encuentro y siempre está abierta y disponible para todo aquel que quiera patinar. La rampa está construida por Andreas Schützenberger, uno de los mejores constructores de rampas del mundo. Jaime lo tenía claro y sabía lo que hacía. "Es un material mejorado y patentado. Vino y en 20 horas tenía la rampa montada. Me preguntó si quería garantía y le dije que no". Aunque la inversión sea mayor, la rampa lleva 10 años y va como la seda. Esto quita problemas logísticos, inversiones de mejora y, sobre todo, el que viene hasta aquí siempre la ve en perfectas condiciones, así que es fácil que la gente repita. "No podemos permitirnos ser unos fanáticos del surf y el skate y tener una rampa de mierda. Esto te da un retorno que no se puede comprar con dinero", argumenta.
Homies tiene el lugar perfecto para reponer fuerzas y disfrutar del "buen feeling que se queda en el cuerpo tras salir del agua". Por eso, ha abierto un bar con desayunos, cervezas, comidas y meriendas que ofrecen algo muy distinto a lo tradicional de la zona. "Nos gusta mucho del negocio que la gente que forma parte del equipo, en su mayoría viven o son de por aquí. Además, el equipo también lo forman personas muy vinculadas al surf, al patín o la zona", concluye Jaime orgulloso de su proyecto, uno de los más completos y auténticos para cogerle el ritmo a El Palmar.