Aunque su origen podría fijarse en aquellas referencias que se hacen de las torrijas en la Edad Media, durante las épocas de ayuno y reflexión que se realiza durante la Cuaresma como preparación de la Semana Santa, este dulce de sartén que se consume como postre o merienda habitualmente en esta época de primavera, se ha convertido en la actualidad en una opción gastronómica atemporal que se encuentra disponible durante todo el año.
Lejos queda ya cuando aquellos productos que daban contenido en muchas casas de antaño a lo que se empezó a llamar la cocina de aprovechamiento hacía que las abuelas tiraran de ingenio creando recetas con lo que había la nevera o la alacena, antes de que se pusiera malo. Aquel tiempo ya pasó y, al contrario de lo que se pueda suponer, hoy en día las torrijas, los bollos de aceite o la poleá cotizan al alza, llegando al punto de convertirse en auténticas referencias gastronómicas.
En el caso que nos ocupa, las torrijas han pasado de lo que se conoce como trash food a una auténtica delicatessen gourmet, convirtiéndose en un clásico de cualquier sobremesa o merienda y que, además, están consideradas como uno de los dulces tradicionales con más arraigo en España.
La receta es bien sencilla, aunque presente dos variantes: vino y miel o azúcar y canela. La base de las torrijas tiene en el pan sobrante del día anterior, el huevo, la leche y el aceite de oliva virgen extra como ingredientes principales, si bien el vino, la miel, el azúcar y la canela se contemplan como opciones al gusto de quien las elabore y su modo de preparación si que difieren bastante el uno del otro.
La tradición marca que en la Baja Andalucía la receta que más predomine sea la que incluye vino y miel en detrimento de las de azúcar y canela, ya bien sean elaboradas con pan tradicional o el de molde especial de mayor grosor y esponjosidad que realizan específicamente para este dulce algunos obradores.
Durante estas fechas es habitual encontrar torrijas en su formato tradicional o en formato pequeño en los mostradores de las distintas panaderías y pastelerías o que forme parte de la carta de postres de muchos bares y restaurantes de Jerez, como estas que citamos a continuación:
Bar Cristina (Alameda de Cristina)
La maestría de Fernando Medina y la receta “heredada de mi abuela” hacen que este pequeño negocio junto a la capilla de San Juan de Letrán sea de parada obligada en esta ruta que les aconsejamos. Si van por la tarde, aprovechen los horarios de apertura de las iglesias cercanas y con el paseo consiguen quemar algunas de las calorías que se han metido entre pecho y espalda.Roneo (Calle Porvera)
La chef Cheli del Ojo mantiene durante todo el año las torrijas dentro de la carta de su negocio, aun cuando es en la época de Cuaresma y Semana Santa donde más énfasis tienen en su elaboración. La receta tradicional, como mandan los cánones, hace que sus torrijas se encuentren en lo más alto de la tabla.
Panadería Pastelería Jerez Pan (Calle Manolete)
Si tiene que hacer alguna visita a un amigo o familiar durante estos días, llegar con una bandeja de torrijas de Jerez Pan es sinónimo de éxito. En su punto justo de dulzor, sin llegar a empalagar, este obrador es una referencia indiscutible de la repostería jerezana.
Cafetería Pastelería La Corona (Calle Alborán)
Receta absolutamente tradicional. De hecho, no usan pan de molde en su elaboración sino el pan de barra o pistola tradicional, lo que les da un punto de elaboración casera muy interesante.
Cafetería Pastelería Los Reyes (Plaza del Arenal)
Uno de los negocios histórico de la ciudad sigue cada año manteniendo la tradición de llenar su expositor de torrijas cuando llega la Cuaresma. Rocío Piñero es la encargada de que entre las plazas del Arenal y San Agustín esquina con calle Fate huela a pan nuevo y dulce cada mañana.
Panadería Pastelería Jesús (Calle Bizcocheros)
En el corazón del barrio de la Albarizuela hay un pequeño negocio en una de sus arterias principales que las colas de personas en la puerta para entrar a comprar le indican que ha llegado al lugar correcto. Y aunque su mayor fama radique en las tartas para celebraciones y las palmeras de chocolate, marcharse para casa con una tarrina de torrijas es algo que debería estar prescrito por los curanderos del alma cada Cuaresma.
La Rosa de Oro (Calle Consistorio)
Pegado al lienzo de la muralla medieval que protegía el Jerez de antaño se encuentra una pequeña pastelería y cafetería donde poder degustar un buen café junto a una torrija como Dios manda, nunca mejor dicho. Además, no siempre se tiene la oportunidad de estar sentado frente al Señor de la Puerta Real o esperar a que abran la Iglesia de los Remedios para visitarla.