Espejos, destellos y una iluminación diferente caracterizan al nuevo restaurante que desde el 14 de noviembre se ha hecho un hueco en la oferta hostelera de Vistahermosa, en El Puerto. Elegancia y caché se respiran en Ámbar, la última ocurrencia empresarial del barcelonés Lalama Sillah, que sigue apostando por la zona comercial de la histórica urbanización.
Por primera vez, el empresario de origen gambiano se embarca en un proyecto gastronómico en la ciudad a la que llegó hace unos años por amor. Dejó el mundo de la seguridad para adentrarse en los negocios y, en tres años, ha revolucionado la oferta de este complejo comercial que desea convertir en referente, como lo fue en su época.
Tras el gimnasio Reset, llega este restaurante situado justo debajo de la instalación deportiva que se suma a un lavadero de coches premium o un negocio de retención de plagas con halcones. Le bautiza Ámbar en honor a su mujer Rocco, a la que hace un guiño. “A ella le encanta esta piedra preciosa y hay un cóctel, que es su favorito y se llama así”, comentan desde el local.
Como amantes de la gastronomía, la pareja buscaba un sitio donde pudieran disfrutar al 100% de la experiencia culinaria y Lalama decidió poner en marcha este espacio donde sentirse a gusto. “Igual que hicieron con Reset, querían un lugar con todas las comodidades”, añaden.
El personal está pendiente de que a los comensales no les falte de nada, mientras en los fogones, un equipo prepara “cocina mediterránea con toques de autor”. Así lo define Mariana Gallardo, gerente y jefa de sala que está formada en dirección de servicios y cuenta con una trayectoria en hoteles como el Yatch Club de Puerto Sherry.
“Lalama y yo nos conocíamos y me sugirió llevarlo”, comenta esta profesora de Formación Profesional Ocupacional, natural de Granada, que vive en El Puerto desde el año 2003. Ahora toma las riendas de este negocio que ofrece una carta moderna basada en el producto de kilómetro cero que transforma en propuestas no solo apetecibles para la vista.
De momento, no hay ningún plato que apunte a ser la estrella de la casa porque asegura que “salen todos por igual”. Aunque, si tiene que destacar algunos, señala la lucha de tostas de atún de almadraba y el ceviche nikkel de corvina salvaje de Conil. Tampoco se deja atrás la ensaladilla de langostino de Sanlúcar al ajillo y “las carnes también están teniendo buena aceptación”.
El 20% de los platos se acaban en la mesa, a la vista del cliente al que buscan aportar una experiencia diferente desde el momento en el que entran por la puerta. De hecho, allí mismo ya está una empleada con la mejor de sus sonrisas para recibirlo y acompañarlo a la mesa.
En Ámbar, la atención es personalizada y todo está digitalizado. La carta no es de papel. Se consulta en una tablet que muestra fotografías e información detallada de los ingredientes y elaboración de cada plato. Y dentro de poco incluirán vídeos.
“La acogida ha sido fantástica. Hemos tenido aforo completo las dos primeras semanas”, señala Mariana, que explica que el diseñador del restaurante es Álvaro Linares, fiel a los proyectos de Lalama y destacado por Lucero, en Sanlúcar. Un lugar para ocasiones especiales que busca la comodidad de aquellas personas que se acerquen a probar.
Comentarios (1)