'Crumble'. ¿Qué es eso? Los hay de chocolate con café, de dulce de leche o de nuez garrapiñada. Probablemente sea fácil que la boca se haga agua ante un postre bastante desconocido en una ciudad donde reinan las cañas y las palmeras. El 'crumble' ha llegado a Jerez para quedarse, concretamente, a la calle José Cádiz Salvatierra. Este pastel de origen inglés que surgió en plena Segunda Guerra Mundial, ahora tiene un hueco en la oferta gastronómica. Se atreve a hacerle la competencia al mollete, y por mera curiosidad cada vez más personas quieran probar esta tarta elaborada a base de mantequilla, harina, azúcar y almendras.
Dolce Nilda, junto a su pareja Juanlu Fernández, chef jerezano de LÚ Cocina y Alma y de Bina bar, son los culpables de introducir esta palabra en el vocabulario jerezano. En el local donde antes se comía pizza, ahora se potencian los desayunos, los brunch y las meriendas diferentes. “Me parece un sueño”, expresa la colombiana, de 34 años, que tuvo la idea de abrir un espacio como este hace diez años, en su país natal.
El proyecto, llamado Krombol, ya rondaba por su cabeza mientras regentaba algunos negocios. “Siempre he sido muy curiosa y me ha gustado innovar. Por entonces, había un boom con el 'brownie', todo el mundo lo vendía, pero yo quería hacer algo distinto”, recuerda. Cuando estaba a punto de apostar por el 'crumble', su vida dio un giro, decidió mudarse a España y la idea quedó aparcada. En cuanto vio la oportunidad, descubrió que en Jerez no existía y se lanzó. En octubre de 2022 inauguró este negocio que guardaba en su lista de deseos hasta con nombre ya elegido.
Un tercer emprendimiento en pareja que rendía homenaje al dulce. “Yo nunca meriendo, para mí no es cultural salir a merendar pero aquí es sagrado”, comenta junto a una vitrina llamativa en un local diseñado por el colombiano Daniel Munera, encargado de crear “un lugar sencillo, fresco y divertido donde tomar un café o trabajar”.
En Krombol, la novedad son los 'crumbles', que dan nombre al negocio. “Yo nunca los había visto en la ciudad y dije, bueno, ¿por qué no?”, dice Dolce, que optó por la fonética de la palabra para el letrero de bienvenida. “Realmente se dice ‘krombol’, pero se escribe 'crumble'. Pero si lo ponía así la gente le iba a llamar crumble. Y lo pusimos con K, para que se viera que era algo evidente y no que no lo supiésemos escribir”, explica.
Para ella, el atractivo de estos pasteles es que “son muy versátiles, las puedes hacer dulces, saladas, de muchos sabores”. Por eso, los hay de limón, pero también de manzana y vainilla, según las ocurrencias de cada temporada. Pero la carta va más allá. Hay tartas clásicas como la de zanahoria, la de queso o la de chocolate, y 'brownies', croissants o 'cookies' que se unen a opciones saladas como los “pain croutes”, sandwiches hechos con pan crujiente a la plancha.
Para elaborar cada producto que los curiosos se llevan a la boca, la pareja es exquisita. En el obrador siempre hay panes de Daniel Ramos, panadero en Chiclana, o huevos procedentes de gallinas de campo de Segovia. Ellos miman la materia prima como ingrediente clave de cada propuesta culinaria.
"Hemos intentado equilibrar el tema del azúcar"
“Todo se hace desde cero, hasta el caramelo. Todos los productos llegan completamente en bruto y nosotros los trabajamos”, explica Dolce, que también menciona que usan mantequilla de Francia, chocolate del chef Michel Cluizel o vainilla de México. Según cuenta, “allí está la mejor del mundo”. Dolce moja un dulce recién horneado en una taza de café que es de especialidad, de origen colombiano y arábigo, mientras sigue desvelando los entresijos del local.
Por su experiencia, la pareja no solo selecciona con detalle la materia prima sino también la vajilla en la que se presenta. “No entendemos hacer las cosas si no buscamos la excelencia, en nuestra manera de hacerlo en todos nuestros negocios”, comenta.
Desde que abrieron, aunque se prueba todo, hay un producto que tiende a ser una de las estrellas que es la tarta de tres leches. “Es mi favorita y no podía no compartirla”, dice Dolce sujetando una de ellas. No es la única amante de este bizcocho típico en Latinoamérica elaborado a base de leche y crema de coco. Un postre innovador que, junto al 'crumble', ofrecen una mezcla de culturas de lo más apetecible.
Otro de los detalles de Dolce y Juanlu en el obrador es la elaboración. “Hemos intentado equilibrar el tema del azúcar en los postres, queremos que apetezca comerse una tarta completa y no que al segundo bocado ya no puedas más”, comenta la colombiana, encantada con una acogida “con colas” para entrar en el nuevo local de moda, propietadad de 'un estrella' Michelin para endulzar el día. Sin pasarse.
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