No está en el casco antiguo, ni siquiera en los circuitos clásicos que Carmona ofrece al visitante. Sin embargo, hay uno del que es imposible que quede excluido: el gastronómico. De hecho, existen cientos de visitantes que abogan por ir a Carmona simplemente para corroborar lo que todos dicen: la gastronomía es uno de los motores del turismo local. En plena Ronda Norte se encuentra, desde sus orígenes, Lolita Fusión, un gastrobar que, en apenas nueve años, se ha erigido como un símbolo culinario local, representando una nueva visión sobre la gastronomía. Liderando esta apasionante aventura está Pablo García Román, un joven chef apasionado y entregado, cuyo amor por la cocina y su tierra natal se refleja en cada plato que sale de sus fogones.

Desde su apertura en 2015, Lolita Fusión ha trascendido más allá de ser simplemente un restaurante; se ha convertido en una comunidad, una gran familia unida por la pasión compartida por la buena mesa. Esta filosofía se materializa en una propuesta gastronómica basada en dos pilares fundamentales: la tradición y la vanguardia. Para Pablo, la cocina es el espacio donde estos dos universos convergen de manera armoniosa y natural: "La herencia es fundamental para cualquier avance, y en Lolita Fusión lo tenemos siempre presente", afirma con convicción. "Nos encanta resaltar las recetas clásicas, aquellas que nos conectan con la cocina de nuestras abuelas, pero al mismo tiempo disfrutamos explorando, incorporando técnicas e ingredientes de otras culturas culinarias para seguir innovando y creando sabores nuevos que sorprendan a nuestros clientes".
Esta dualidad que caracteriza la propuesta de Lolita Fusión no es coincidencia. Se basa en la historia personal de Pablo, quien desde temprana edad sintió una fuerte atracción hacia la cocina. Nacido en 1989 en Carmona, Pablo mostró desde pequeño un interés poco común entre sus amigos. Mientras otros niños jugaban en las calles, él prefería estar entre fogones, aunque no siempre, claro está. Sin embargo, disfrutaba observando y aprendiendo de su abuela Natividad y de su tía Dolores, quienes no solo le enseñaron a cocinar, sino también a comprender el verdadero significado de la comida como manifestación de amor y cultura. "Cada vez que entro a la cocina, pienso en ellas. Supieron transmitirme el valor de la tradición y esos sabores que despiertan recuerdos y emociones", evoca con una sonrisa emocionada.
Entre Estrellas Michelín
La pasión de Pablo por la cocina se hizo evidente y decidió convertirla en su profesión. Después de completar sus estudios en la reconocida Escuela de Hostelería de la Taberna del Alabardero en Sevilla, emprendió un recorrido que lo llevó a trabajar en destacadas cocinas de España. Su experiencia en Casa Gerardo, un restaurante con dos Estrellas Michelin en Asturias, y en el Museo Guggenheim de Bilbao le permitió perfeccionar sus habilidades y ampliar sus conocimientos gastronómicos.


"Tras estas experiencias lejos de mi tierra, quise compartir todo lo aprendido en las cocinas de Asturias, Bilbao, Madrid, Barcelona y Sevilla con mi pueblo", revela Pablo. Para él, Carmona no es solo su hogar, sino el lugar donde desea dejar su marca; un espacio que aspira a enriquecer con todo lo aprendido a lo largo de su trayectoria. "Siempre he tenido claro que quería regresar a Carmona porque aquí es donde siento que puedo marcar la mayor diferencia. Aquí es donde deseo fusionar lo mejor de la tradición andaluza con las innovaciones descubiertas durante mis años de formación y poner a mi pueblo como referente de la gastronomía andaluza y nacional". Así lo hizo en la última Feria Internacional de Turismo FITUR de Madrid, acompañando a la delegación carmonense en la capital de España.
En 2015, junto a Moisés Puerto y José María Rueda 'Chiqui', fundaron Lolita Fusión. Desde el inicio, el proyecto fue concebido como la fusión de ideas, un espacio donde cada socio aportaba su visión y experiencia para crear algo único. Moisés, jefe de sala del restaurante, y José María, encargado de barra y de los servicios de catering, se han convertido en sus más estrechos colaboradores, compartiendo con él la responsabilidad de mantener la excelencia en todos los aspectos del servicio y la experiencia del cliente. "Moisés, Chiqui y yo compartimos una visión muy parecida. Los tres creemos que la gastronomía debe ser una vivencia completa, que va más allá de lo que hay en el plato. Se trata de prestar atención a los detalles, al ambiente, a la conexión con los comensales", explica Pablo.
Un I+D entre fogones
Lolita Fusión no es solamente un restaurante; es un laboratorio culinario donde se honra la tradición, pero también se desafían los límites de lo convencional. El menú es una cuidadosa mezcla de platos tradicionales con toques modernos y experimentales. "Trabajamos con recetas procedentes de todos los continentes que rara vez se han visto en Carmona, como el plancton atlántico, el ají peruano, el atún deshidratado o el pan bao japonés", explica Pablo, resaltando la importancia de incorporar ingredientes exóticos para enriquecer la oferta gastronómica sin perder de vista las raíces locales.

La cocina de Lolita Fusión es un homenaje a la diversidad, fusionando técnicas tradicionales con innovaciones vanguardistas. Sin embargo, lo que realmente destaca en este restaurante es la manera en que estos elementos se entrelazan de forma coherente y armoniosa. Pablo menciona: "Consideramos que nuestra labor aquí es como un diálogo entre el pasado y el futuro. Nos inspira la cocina de nuestras abuelas, pero también nos apasiona lo que está sucediendo en las cocinas alrededor del mundo. Creemos que no hay necesidad de enfrentar una cosa contra la otra".
Este enfoque ha posicionado a Lolita Fusión como un referente en Carmona, atrayendo a comensales en busca de una experiencia culinaria más allá de lo ordinario. El restaurante ha destacado por su originalidad, excelencia y capacidad para sorprender, aspectos resaltados en las múltiples reseñas y opiniones de los clientes, quienes elogian la singularidad de su propuesta.
El legado familiar que le influyó
Mientras prepara un flambeado que a cualquier mortal calcinaría la cabellera, Pablo sigue ahondando en sus vivencias con su familia como punto de apoyo de su proyecto: "Ya os he contado la importancia de mi abuela Natividad y de mi tía Dolores. Sin embargo, no puedo dejar de mencionar a mi abuelo José María, quien falleció recientemente y fue una figura clave en mi vida. Él era quien se encargaba de traer la comida a casa, directamente desde la huerta, siempre buscando los mejores productos. Su dedicación por seleccionar lo más fresco y saludable para nuestra familia es algo que llevo conmigo en cada plato que preparo", cuenta emocionado.
En honor a esa herencia, Pablo y su equipo están comprometidos en defender la gastronomía local y sostenible, inspirados por las prácticas de su abuelo. "Estamos explorando la posibilidad de cultivar algunos productos en Carmona, para seguir su ejemplo de traer lo mejor a la mesa. Queremos trabajar con productos de kilómetro cero, respetando el medio ambiente y respondiendo a la creciente demanda de alimentos ecológicos. Nuestra misión es no solo mantener viva esa tradición familiar, sino también adaptarla a los tiempos modernos, promoviendo una cocina que sea tanto deliciosa como responsable", cuenta ilusionado.
Loliteros por el mundo
Otra de las claves del éxito de Lolita Fusión radica en el equipo que han conformado. Entre todos, clientes incluidos, han creado un ambiente que se percibe más como una familia que como una empresa. "Siempre he creído que para triunfar en la cocina es necesario rodearse de personas que compartan tu pasión, misión y visión", afirma Pablo. "En Lolita Fusión nos consideramos todos parte de una gran familia. Cada uno aporta algo único al proyecto y eso es lo que nos fortalece".

La joven plantilla se destaca por su entusiasmo, creatividad y dedicación hacia la excelencia. Para Pablo, es esencial que cada integrante del equipo se sienta apreciado y pieza fundamental del proyecto. "Creo que uno de los mayores logros de Lolita Fusión ha sido crear un ambiente donde todos nos sentimos acogidos. Aquí todos tenemos la oportunidad de aprender, desarrollarnos y compartir nuestras ideas”, añade. “No se trata únicamente de cocinar; se trata de colaborar juntos en la creación de algo que nos llene de orgullo a todos", apostilla.
Lo que está por venir
El futuro de Lolita Fusión se vislumbra como una extensión de su filosofía arraigada: un equilibrio entre respeto por la tradición e innovación constante. Pablo planea continuar explorando nuevas técnicas e ingredientes, apostar por los productos locales y de kilómetro cero al tiempo que mantiene un compromiso sólido con la excelencia y autenticidad culinaria. "La gastronomía es un arte en evolución constante, y considero que uno de los desafíos más grandes radica en hallar el equilibrio óptimo entre innovar y honrar nuestras raíces", comenta.
Los planes inmediatos de Lolita Fusión incluyen ampliar su menú bajo estos preceptos y organizar eventos culinarios que fomenten la interacción cultural. Pablo explica: "Nos entusiasma la idea de traer un pedacito del mundo a Carmona. Mezclarlos. Queremos que nuestros clientes sientan que al visitar Lolita Fusión, están viajando con nosotros a través de la gastronomía, tanto por nuestras calles como por el mundo", dice. De hecho, es común ver al chef salir de los fogones al finalizar un turno para saludar a los comensales y preguntar qué tal ha ido todo, entablar una pequeña charla con sus loliteros y recibir ese feedback tan necesario para no caer en la autocomplacencia.
Made in Carmona
Lolita Fusión va más allá de ser simplemente un restaurante; refleja la pasión culinaria de Pablo García Román, su amor por Carmona y su deseo de crear un espacio donde se fusionen armoniosamente tradición y vanguardia. "Para mí, la cocina representa una manera de conectarme con las personas, de expresar sentimientos y de narrar historias. Simboliza mi contribución a la comunidad, mi forma de retribuir a Carmona por todo lo que me ha brindado", afirma Pablo.


Al concluir la entrevista, entre risas y buen ambiente, Pablo reflexiona sobre los logros alcanzados y las metas por conquistar. "Me siento muy orgulloso de lo que hemos logrado hasta ahora, pero sé que esto es solo el principio", menciona con una sonrisa. "Lolita Fusión es un proyecto en constante evolución y estoy entusiasmado por ver hasta dónde podemos llegar. A fin de cuentas, estoy hecho aún un chaval", bromea. Con esa visión y dedicación, está claro que Lolita Fusión continuará siendo un referente en el ámbito culinario andaluz; un lugar donde se honra la tradición y la familia, pero siempre hay espacio para nuevas ideas vanguardistas.