¿Quién no quiere empezar el año nuevo con buen pie? En Navidad, siempre se ha dicho que si nos ponemos un sujetador o unos boxers de color rojo para la cena de Nochevieja, tendremos suerte y fortuna. Aunque bien se sabe que la felicidad no depende de un trozo de tela, por si acaso, todo el mundo se lo pone con la esperanza de que surta efecto.
Para quienes eligen un modelo más sofisticado, pueden rebuscar en los catálogos de las principales marcas de lencería, mientras que para quienes buscan la sencillez, lo más habitual es acercarse a los puestos de la Plaza de Abastos de Jerez. Bonito y a buen precio.
Las supersticiones marcan este día desde tiempos inmemoriables. Primero las uvas, que hay que acabarlas hasta cuando la boca va a explotar, y luego, el rojo debajo de los vestidos y los trajes de chaqueta.
Esta costumbre se remonta a la Edad Media. Aunque realmente no se sabe con exactitud la fecha, fue en aquella época cuando el rojo se asociaba a la protección de espíritus y las personas comenzaron a aplicarlo a sus atuendos. Eso sí, oculto, porque se consideraba un color ostentoso. Otros dicen que tiene su origen en la época imperial romana en el mandato del emperador Augusto, porque este color era visto como un amuleto de buena suerte.
Éxito, felicidad, amor, buena suerte. Más vale tener la ropa interior preparada porque lo que augura no es moco de pavo. El rojo está asociado a la prosperidad, a la fortuna y al amor y la pasión. Por eso, se usa para fortalecer relaciones o atraer nuevas.
Dicen que hay que estrenarla y que no sirve la del año anterior. También la tradición dice que debe ser un regalo y que solo se podrá usar una vez para que funcione. Todo por un año de energía positiva. Pocos siguen las instrucciones a rajatabla, lo importante es participar y, quién sabe lo que deparará 2025.
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