¿De dónde venimos? ¿Adónde vamos? En este caso, no se hace las preguntas Gauguin. Se formulan durante el primer debate del ciclo Diálogos de Ida y Vuelta que organiza lavozdelsur.es, que gira en su primera entrega en torno a la Zambomba de Jerez, celebrado en el coworking Cultura y Empresa Cámara de la Cámara de Comercio jerezana.
¿Hacia dónde se dirige el futuro de la Zambomba? ¿Cultura y/o turismo? es el apellido de un evento durante el que, desde diferentes posiciones, se ha convenido en llegar a un equilibrio entre la concepción tradicional de la fiesta y la dimensión actual, cuando se ha convertido en un reclamo turístico de primer nivel.
La idea de los Diálogos de Ida y Vuelta de lavozdelsur.es, como explica Paco Sánchez Múgica, director general de ComunicaSur Media SL, la empresa editora del periódico, es abordar cuestiones con "un tono constructivo y sereno", lejos del ruido que se ven en otros foros, offline o digitales. En este debate participan Eva Cote (antropóloga social, impulsora del expediente BIC de la Zambomba de Jerez y Arcos), Manuel Naranjo (etnomusicólogo y secretario de la Cátedra de Flamencología de Jerez), Antonio Real (teniente de alcaldesa de Turismo del Ayuntamiento de Jerez) y Antonio Mariscal (presidente del Clúster Turístico Destino Jerez).
"¿Hasta qué punto se está perdiendo el equilibrio entre tradición e intereses que van más allá del acervo cultural?", pregunta David Montes, crítico flamenco y moderador del debate. "Todas las tradiciones tienden a evolucionar, no hay una tradición estática", responde primero el etnomusicólogo Manuel Naranjo. "La tradición se ha transformado en el tiempo para mantenerse", aporta la antropóloga social Eva Cote, que destaca el potente "sentido identitario" de la Zambomba, por lo que "si dejamos de identificarnos con ella, se pierde parte de su esencia como patrimonio".
En este punto, a las puertas de un puente de diciembre que se prevé masivo en Jerez por el público que acude en busca de Zambombas, el teniente de alcaldesa de Turismo, Antonio Real, asegura que el Ayuntamiento busca "la mejora de la estacionalidad", con una fiesta que en los últimos años ha ido a más. "Después de Navidad nos sentamos y analizamos", dice, para buscar mejoras. Para Antonio Mariscal, del Clúster Turístico, "es meritorio que generaciones posteriores muestren interés por una tradición que estaba casi perdida", por lo que valora la resurrección de una fiesta que, en su forma tradicional, pervive hoy en día en reuniones familiares, sin contar con las organizadas por hermandades, peñas flamencas o entidades.
Todos los ponentes llegan a una misma conclusión: en la actualidad, hay dos tipos de Zambombas, la tradicional y la pública. Una deriva, aporta Naranjo, que "no tiene solución" y que sigue un "camino imparable", a la vista de la evolución de los últimos años. "Jerez ha dejado de ser ciudad amable", sostiene, porque echa de menos que "haya Zambombas en las que se pueda caminar". Cote cree que se ha ido de las manos "la Zambomba en la calle", un "espectáculo" que busca sobre todo quien viene de otras ciudades. Frente a eso, hay una "contrarréplica" de fiestas que se celebran en casas o campos, que preservan la esencia.
A diferencia de otras fiestas que hay repartidas por la geografía española, como pueden ser las Fallas de Valencia o los Sanfermines de Pamplona, las Zambombas "no están promovidas por administraciones en el espacio público", sino que cada cual "decide cómo quiere disfrutarlas", agrega Antonio Mariscal, del Clúster Turístico. El teniente de alcaldesa Antonio Real destaca que "el pueblo tiene la palabra" y se alegra de que muchos turistas elijan Jerez como destino, frente a otras localidades del entorno, porque "quien viene suele repetir".
Un fenómeno, el de las Zambombas, que no es "controlable". Por lo que piden, los presentes, que el Ayuntamiento fomente la Zambomba "más tradicional posible", y no muchas actuaciones que se ven, con escenario, microfonía y cajón flamenco, por poner algunos ejemplos. Y que haya servicios públicos acordes a la cantidad de personas que se concentran, principalmente, en el centro de la ciudad durante las últimas semanas del año, un aspecto en el que se ha ido mejorando en los últimos tiempos.
"Hay una teatralización del espacio público", incide Manuel Naranjo, quien cree que "la persona que viene de fuera busca una experiencia de lo ilusoriamente auténtico", que normalmente no es lo que se encuentra, a no ser que algún jerezano o jerezana haga las veces de guía zambombero. "Estamos dando un espectáculo que no está en el origen de la fiesta", señala Naranjo, para el que hay que "repensar el nuevo modelo de Zambomba".
¿Cuál es la solución? Si es que la hubiera. El etnomusicólogo es partidario de llevar la fiesta a las escuelas, para que los más pequeños se empapen de esta tradición. "La deriva depende de todos nosotros. Veamos juntos hacia dónde podemos ir", reseña Eva Cote, que trabajó en la declaración de la Zambomba como Bien de Interés Cultural (BIC), que cree que "se ha malinterpretado", en vista de la evolución que ha tenido. Mariscal pone sobre la mesa la opción de ampliar el radio de acción, y llevar la Zambomba a la periferia para descongestionar el centro. "Estamos abiertos a todos los colectivos, para pensar en el futuro", dice el teniente de alcaldesa Antonio Real.
Un debate, en definitiva, que está en la calle, y que lavozdelsur.es ha llevado a un foro público en esta primera entrega de los Diálogos de Ida y Vuelta, un evento patrocinado por la Diputación de Cádiz y por Terry Mobility, concesionario oficial de Omoda y Jaecoo en Jerez.
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